C: 63 - LOS RECUERDOS DE CASSANDRA AVALÓN

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Mansión Avalón-

-La noche había llegado, el cielo estaba pintado de gris, no se veía ninguna estrella pintada, ni siquiera la luna. Tres integrantes de la familia Avalón se encontraban en la habitación que ahora solo era de una persona.

Esos tres eran Cassandra, Apollo y Atlanta Avalón, los últimos dos miraban a su madre con confusión y nervios; frente a ellos estaba un plato ancho y poco profundo hecho de piedra, decorado de manera elaborada o con incrustaciones de piedras preciosas.

La menor de los mellizos miró a su madre con confusión-

Atlanta: ¿Qué es esto, madre?

Cassandra: Esto es un Pensadero, Atlanta. -los miró- Los pensaderos son raros, porque solo los magos más avanzados los usan, y porque la mayoría de los magos temen hacerlo.

Atlanta: ¿Por qué?

Cassandra: El Pensadero está encantado de recrear recuerdos para que se vuelvan vivibles, tomando cada detalle almacenado en el subconsciente y recreándolo fielmente, para que o el propietario, o una segunda parte, pueda ingresar al recuerdos y moverse dentro de ellos.

Apollo: Por eso ese es el riesgo, ¿no? Cualquiera puede ver los recuerdos.

Cassandra: Exacto.

Atlanta: ¿Tú sabías de esto? -miró a su hermano-

Apollo: Atlanta, te he dejado vivir tu vida de colores. No sé nada, pero ya conocía el frasco que tiene madre. -miró aquel pequeño frasco en la mano izquierda de la rubia mayor- Son tus recuerdos, ¿no?

Cassandra: Siempre me he sentido orgullosa por tu increíble inteligencia, Reno. -sonrió- Y también orgullosa por tu noble corazón, mi Rhea. -miró a la pequeña rubia-

Atlanta: Espera, tú... ¿estás orgullosa de mi? -se sorprendió-

Cassandra: Eres mi hija, siempre lo he estado. -sonrió-

Atlanta: Pero tu...

Cassandra: Lo sé, pequeña, pero si quieres saber las respuestas del por qué mi comportamiento, acompáñame a ver los recuerdos. -suspiró- Ambos, acompañenme.

Apollo: Siempre. -asintió serio-

Cassandra: ¿Rhea? -la miró-

Atlanta: Yo...

-la joven rubia estaba llena de confusión, su mente aún no podía procesar todo lo que en pocas horas le había dado a conocer su madre, era demasiado y muy fuerte.

Pero al sentir la mano de Apollo junto a la suya con un leve apretón, suspiró, si estaba con su otra mitad, nada malo le pasaría. Y si él siempre confío en su madre, es porque estaba en lo correcto.

Confiaba en su madre.

La miró, y asintió, no la dejaría sola ahora. Atlanta estaría a lado de Cassandra, de Apollo, de Astrea. Su verdadera familia.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora