C: 38 - LADRONZUELO

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Hogwarts-

-La primavera, muchos la aman, otros la odian. Magos como Apollo Avalón la detestaba; faltaban solo unas semanas para que aquella estación del año terminará, y diera paso al verano, pero aún había polen, y su perfecta nariz no era feliz con aquella horrible experiencia.

Pensaba que ese no era su año. Iniciando con el regalo que aún tenía en su poder; no pensaba devolverlo, pero tampoco pensaba regalarlo a alguien más. Apollo creía fielmente que ese collar era solo para Hermione Granger y nada más. Así que lo guardaría hasta que esa tonta niña dejara atrás su capricho de "es muy caro, no puedo aceptarlo" y lo luciera en su bello cuello.

Siguiendo con la pérdida de su pincel especial. Ya no podía continuar con su práctica en acuarela; al menos no con pincel. Pero había aprendido a mezclar los colores con los dedos, así que si alguien lo veía con las manos coloridas, al menos podrían saber que el chico había dejado atrás el mal hábito de "no debo ensuciarme". Ahora adoraba sentir las sensaciones de la pintura entre sus dedos. ¿Cómo es que jamás intento hacer eso? Sabía que en parte era por la educación que sus padres le dieron, pero aún así se sentía tonto por jamás haber desobedecido las reglas de casa.

Y al final, sus cosas empezaban a desaparecer. Y no era por un fantasma, sabía que no era eso o algún estudiante jugandole una tonta broma, no. En esas semanas se había dado cuenta perfectamente de quién era su ladrón... ese tonto gato  mitad Kneazle.

Siempre, por las tardes y cuando Apollo estaba realizando alguna actividad personal, el feo gato con cara aplastada llegaba, y cuando menos se daba cuenta, ese ladronzuelo ya se llevaba sus cosas.

Al principio fue su pincel, después le robo una de sus pinturas, continuó con su corbata, le quitó su tinta azul especial que su madre le había comprado para iniciar ese nuevo año escolar, una pluma dorada había desaparecido hace dos días, y ayer, vio al mismo gato robarle su libro de Historia de la Magia.

No se preocupaba tanto por ese, siempre se dormía en esa clase, era incontrolable con alguien como el fantasma del profesor Binns impartiendo esa materia. Pero quería sus cosas de vuelta. Por más que intentaba perseguir al feo gato, cuando cruzaba algún pasillo, él ya no estaba en su visión.

Y como siempre, dejaba de verlo en todo el día, después de que ese feo gato cometiera su crimen. Parecía que se ocultaba de él, lo que lo dejaba en las mismas, no saber a quién pertenecía o por qué siempre le robaba sus cosas. ¿Acaso estaba pagando algo? Creía que no, era un buen chico.

Así que después de salir de sus clases de Defensa Contra las Artes Oscuras, Apollo empujó a Zacharias Smith por las escaleras, todo mientras él bajaba tranquilamente de aquellas mismas junto a su hermana Atlanta. Como iba diciendo, buen chico, no hacía el mal-

Atlanta: Deberías dejar de empujar a estudiantes solo por diversión. -murmuró mirando al chico de la casa amarilla caer aún las largas escaleras de caracol-

Apollo: Oh vamos, es el peor Hufflepuff que hay. Si se muere al terminar de rodar, les estaría haciendo un favor a los tiernos tejones.

Atlanta: ¿Tiernos? -lo miró con una ceja alzada-

Apollo: Sí. -sonrió- ¿Qué no los has visto? Son leales y trabajadores. Ellos sí son dignos de admirar.

Atlanta: ¿Qué? ¿te enamoraste de alguien de Hufflepuff o por qué de repente hablas así de ellos? -preguntó divertida-

Apollo: Solo se me hacen una gran casa. -se encogió de hombros- Nada que ver con los idiotas intelectuales de Revenclaw, quienes se creen mejores que nosotros solo por saber leer el A, B, C. -rodó los ojos- Y Gryffindor. -murmuró entre dientes- Siempre tan tontos y mal agradecidos.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora