C: 25 - EMPEZAR A INVESTIGAR

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Mansión Avalón-


-La aburrida cena de Yule había terminado. Cassandra había pedido a los mellizos que se podían retirar e ir a descansar a su habitación.

Astrea se fue a su habitación, no sin antes despedirse de sus nietos y darles un beso en la frente a cada uno. Al igual que un beso en la mejilla a Cassandra y un golpe en la cabeza a Eros.

Eros por otro lado, se la pasaba leyendo como cada día aquel periódico muggle, así que después de despedirse, subieron juntos. Una vez llegaron a aquellas cuatro paredes que los refugiaba de sus padres, Apollo suspiró, cerrando la puerta una vez su hermana se sentó en su cama y acercándose frente al espejo-

Apollo: Odio Yule. -murmuró quitándose la corbata-

Atlanta: Lo sé, no es la mejor fecha. -suspiró- Lo único que me agrada es tener a la abuela en estas fechas.

Apollo: Lo sé, es una lástima que mañana se vaya. ¿Por qué tiene que vivir tan lejos? -resoplo desabotonando su camisa negra-

Atlanta: Ey, no hagas eso. Me dan ganas de pintarte con acuarelas cada que te quitas las camisas y veo tus lunares. -rió divertida-

Apollo: Entonces cierra los ojos. -rodó los ojos-

Atlanta: No puedo, eres tierno. -sonrió- Pero bueno, regresando al tema. La abuela debería considerar venir a Londres y vivir con nosotros.

Apollo: Es lo que le dije en la mañana, pero dice que Grecia es "el paraíso". -rodó los ojos- ¿Qué tiene de paraíso un país antiguo?

Atlanta: Bueno, recuerda que papá es de allá.

Apollo: Y mira como es, solo los ablandan. -rodó los ojos- Fea cultura mágica. ¿Has visto mi pijama de seda? -la miró-

Atlanta: ¿La roja, la negra, la azul o la verde?

Apollo: La gris.

Atlanta: Ah, esta en tu cajón de la izquierda.

Apollo: ¿Cómo sabes donde está? -se acercó al lugar-

Atlanta: Porque tu nunca sabes dónde dejas tus cosas, así que debo aprenderlo por ti. -murmuró quitándose sus tacones- Por Merlín, odio estas porquerías. -miró mal a aquel calzado-

Apollo: ¿Por qué no les dices que prefieres un traje y zapatos en lugar de vestidos y tacones? -mencionó colocándose la camisa pijama-

Atlanta: ¿Y qué me maten? -sonrió- No, gracias. Esperare a que se vayan con Merlín para ser libre. Ahora, date la vuelta, me voy a cambiar.

-Apollo rodó los ojos, asintiendo y empezando a cambiarse el pantalón mientras su hermana se quitaba aquel vestido rojo escarlata.

Una vez ambos se pusieron sus pijamas, se acostaron en sus propias camas y se giraron para quedarse mirando, uno al otro, con una pequeña sonrisa-

Apollo: ¿Cuándo seamos grandes... vamos a dejar de tener estas cenas aburridas de Yule?

Atlanta: Viviremos un día normal, sin esa tontería de Yule. -sonrió- Solos tu y yo, Rodolfo.

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora