C: 104 - EL MISMO BOSQUE

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Guarida de Eros-

-Apenas los mellizos salían de la habitación donde los habían encerrado para cambiarse, se miraron, Apollo sonrió al ver a su hermana con un pantalón negro y una camisa que, aunque le quedaba un poco grande, prensada se veía presentable.

Ambos vestían igual, aunque a Apollo le habían entregado una capucha, para mezclarse entre los demás encapuchados, entre los seguidores de Eros, y sin poder hacer algo para impedirlo, se la puso, así al menos no enojaria a su lamentable padre-

Apollo: Te ves bien. -le sonrió-

Atlanta: Bueno, el pantalón me queda un poco grande, toda es ropa de los seguidores de Eros, espero este limpia. -hizo una mueca- Pero al menos no tengo un patético vestido puesto en estos momentos, eso sería más humillante.

Apollo: Da gracias a que en este lugar sólo hay hombres, y no mujeres. Así seguirás usando ropa de tu gusto.

Atlanta: Es lo único por lo que sigo cuerda. -suspiró-

-en ese momento, los dos encapuchados que los habían llevado a esos lugares, abrieron las puertas, sus rostros no se veían, solo sus ojos, pero irradiaban enojo y malicia pura, que con una sola mirada y sin decir algo, hicieron que los mellizos empezarán a caminar lejos de la habitación, siendo seguidos por aquellos seguidores de Eros, quienes les iban apuntando con sus varitas, por si alguno de los dos pensaba en hacer alguna estrategia de escape.

Al llegar al lugar donde el trono de Eros estaba, los mellizos vieron a su padre sonriendo y con felicidad. Este, al verlos, sonrió aún más, como si eso fuera posible, y llegando a ellos por detrás agarró a cada uno de un hombro, quedando en medio de ambos, y los empezó a guiar por todo el lugar-

Eros: Creí que jamás los vería de esta forma. -expresó divertido- Por los Dioses del Olimpo, niños, se ven todos unos fieles seguidores míos. Estoy orgulloso de ustedes.

Apollo: Gracias. -murmuró entre dientes-

Eros: ¡Oigan todos! -expresó en voz alta, llamando la atención de los encapuchados cercanos- Tengo que presentarles a mis dos más grandes triunfos en esta vida.

-los encapuchados empezaron a acercarse a Eros, quien seguía con una mano sobre cada hombro de los jóvenes rubios-

Eros: Les presento a mi hijo, caballeros. -sonrió, sacudiendo al rubio con diversión- Apollo, saluda al equipo.

Apollo: Hola. -alzó su mano, mirando a duras penas el rostro de los seguidores de su progenitor-

Eros: Nunca fue de hablar mucho. -sonrió divertido- Caballeros, mis fieles seguidores, ella es Atlanta, mi hija. -sacudió ahora a la rubia-

Atlanta: Un placer conocerlos. -murmuró tímida, un poco incómoda al estar rodeada de tantos hombres-

-si seguía cuerda o con vida, era gracias a su hermano, el único hombre que soportaba y amaba realmente-

Eros: Oh, vengan, vengan, les mostraré mi trono. -sonrió feliz-

-y de un rápido movimiento, Eros giró a los mellizos, apenas dieron media vuelta, los empezó a encaminar al trono que ahora estaba frente a ellos, solitario, pero imponente en todo el lugar.

Apollo y Atlanta, apenas se acercaron y vieron con detenimiento los detalles con los que estaba hecho, se sorprendieron, mirando de inmediato a su progenitor, quien sonreía de oreja a oreja-

Atlanta: Esos son...

Eros: Oh sí. -los miró divertido- Huesos... de muggles. -rió divertido-

 LOS SECRETOS DE AVALÓN  -  G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora