91. Lo abracé

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Los días en aquella isla casi desierta cada vez parecían ser más cortos.

Aunque las charlas aún presentaban aquella incomodidad predispuesta, el titubeo se iba perdiendo, cada vez las frases eran más extensas y cuando no habían palabras la música rellenaba aquellos espacios de silencio.

Después de años han vuelto a tocar música juntos.

Después de años el hombre solitario ya no se sintió incómodo tocando las cuerdas de su propio instrumento. No había presión, no había culpa, era como si todo lo que estuvo retenido y guardado por él pudiera colarse en todos esos arreglos musicales que por fin podían salir a la luz.

Cuando Murdoc estuvo solo no pudo acercarse al bajo, sus pensamientos no lo seguían hacia las notas musicales, sus dedos se trababan y una opresión de la que no quiso pensar demasiado se instalaba en su pecho. Era como una maldición, luego de haberse equivocado tanto el karma debía ser justo. Si sus compañeros ya no tocarían él tampoco podría aunque lo intentara.

Sin embargo, ahora, esa maldición que tenía tan presente en esos años de soledad, parecía ya haber sido olvidada, opacada por algo más, por la dulce melodía de alguien a su lado.

Cuando vuelves a hacer algo que amas después de mucho tiempo lo primero que saldrá será lo más parecido a tu ser. No sé piensa mucho, solo dejas que la melodía fluya y eso era lo que Stuart hacía. La esencia de lo que él era se podía escuchar en su música. Si bien 2-D podía tocar canciones oscuras y lúgubres muy bien, lo cierto era que la tranquilidad y paz que podía llegar a transmitir era tan genuina que podía sumir a cualquiera a un calmo oasis.

La música de Stuart era un brillo cálido que encandilaba y le hacía olvidar todo lo demás, lo distraía de las preocupaciones que tanto invadían su mente de manera constante.

La maldición de Murdoc se había desvanecido, pero al mismo tiempo había caído en otro hechizo sin darse cuenta. Había caído en un adictivo ambiente de compañía que el solitario hombre no había podido aún asimilar.

Las horas que pasaba frente a las pantallas, organizando el álbum y salvaguardando que la isla no fuera hayada por piratas, ya no eran tantas pero aún así sentía que el tiempo transcurrido era extremadamente lento, comparado con cuándo estaba con Stuart. Y era estúpido, porque muchas veces no hacían nada, solo permanecían en la misma sala, no era la gran cosa, sin embargo su ligera presencia traía una seguridad extraña e incomprensible ¿Cómo es que se sentía seguro con alguien más débil que él? Murdoc no podía comprenderlo.

Lo que sí comprendía era la emoción que sentía al volver a crear música  junto a él, escuchar a alguien tocar el teclado a su lado era algo que había  extrañado.

"Es nostalgia" fue lo que creyó el hombre en ese momento, cerrando sus ojos, sin preocuparse demasiado, disfrutando aquella suave brisa traída de pacíficas melodías.

Pero la paz no es algo duradero. Era cierto que Murdoc se sentía muy cómodo, pero esto era unilateral, Stuart no se sentía igual.

Mientras tocaban música todo fluía como si nunca se hubieran distanciado como banda, pero cuando los temas que trataban se desviaba del trabajo Stuart se mantenía todo el tiempo a la defensiva. Mostrándole otra vez al hombre que la confianza casi devota que le tenía el cantante, se había rotó hace unos años.

Aveces Murdoc intentaba aligerar el ambiente con humor pero el muchacho solo reía nerviosamente, disculpándose una y otra vez ante cada mínima cosa que pudiera parecer ofensiva, temiendo que sus acciones provocaran que Murdoc lo llevara de vuelta a su temida habitación. Pero eso no iba a pasar, Murdoc sabía que Stu le temía a las ballenas, Murdoc sabía que no podía hacer más "bromas pesadas", sabía que nunca más podía tomar tan a la ligera su trato a Stuart, sabía que si lo hacía Stuart se retrairía, y que si caía en el error de hacerlo (aún si a estas alturas parecía ya imposible) sabía que lo defraudaría una vez más.

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⏰ Última actualización: Feb 29 ⏰

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