61. Hoy no

301 28 42
                                    


El alcohol reinando en mis actos me impide hacer caso a aquel impulso que me repite una y otra vez "vete" "corre" "es otra jugarreta", sé que saldré herido nuevamente pero aun así, no soy capaz de irme, aquella parte insistente de mí que siempre ha confiado y confiará en él trata de controlarme y mayormente lo logra por mi guardia baja y mi raciocinio casi ahogado en alcohol.

- ¿Borracho? -pregunto sin moverme ni un poco, es estúpido que el tan solo sentir su respiración en mi oído me reconforte- no lo creo Mudz.

Incluso luego de haber destruido mi orgullo ¿Qué tan patético puedo llegar a ser?.

- ¿Sí? -susurró con el aire saliendo de su boca acariciando lo que puede, sabiendo muy bien lo que está haciendo humillándome y encantandome- ¿Por qué?.

¿Por qué lo haces tú?

- Cu-cuaando estás borracho d-de verdad ni-ni siquieras puedes estar de pie -respondo recordando todas esas veces en Plastic Beach donde bebíamos hasta que uno de los dos quedara inconsciente, siempre terminaba siendo yo a decir verdad- y a-demás cuando lo-logras pasar aquella gran resistencia inhumana al alcohol que ti-enes te vees horrible -comento y una risa suya provoca una sonrisa en mis labios- además... apestas.

- ¿Ahora no apesto? -pregunta con un tono divertido, como si su expresión y tristeza jamás hubieran pasado, como si hace solo un momento jamás hubiera tratado de reconfortarlo, como si yo lo hubiera imaginado ... como si lo hubiera soñado.

Como si nada hubiera sucedido ¿Qué nos pasa? ¿Por qué hablamos como si nada de lo que nos pasó fuera la gran cosa?.

¿Y qué importa? Nada lo hace deja de preocuparte.

- ¿No apesto? -vuelve a preguntar.

- Sii... pe-pero no es porque hueles mal.

- ¿Por qué es? -apoya su mentón en mi hombro.

- Porque e-res un hijo de puta...

- ¿Tampoco me veo horrible? -pregunta desviando el tema y una parte de mi lo agradece, la que se deja llevar por los sentimientos y el alcohol.

Nada importa 2-D, deja de pensar.

Me doy media vuelta y me enfrento a su rostro, casi se me escapa una sonrisa al ya no ver aquella expresión triste de hace unos momentos.

¿Qué sucedió? pasa aquella pregunta ligera en mi mente junto con la conversación de Murdoc y aquel extraño ¿Acaso él estaba triste por esa per-sona? ¿acaso ellos dos...

- No -susurro y mi mano llega a su mejilla manchando mis dedos con pintura- te ves bien -susurro en un impulso viendo inevitablemente sus labios formados en una sonrisa- ¿Por que tienes pintura en la cara?.

- ¿Pintura? -pregunta con su ceño fruncido y yo río, pero dejo de hacerlo porque me doy cuenta que aquella pintura viene de otros dedos intrusos, unos dedos que no pueden pasar desapercibidos, están marcados en su mejilla ¿Como no me di cuenta?

¿Como no te diste cuenta Murdoc? Alguien se acercó tanto a ti ¿y no te diste cuenta? ¿Quien es esa persona para ti?.

- Pareces un niño -comento con una risa forzada- mmm pe-pero -paso mi manga por su mejilla intentando sacar todo el naranjo que veo.

Esa pintura no debería estar ahí.

- Creooo que es mejor -mancho su nariz y sonrio nuevamente al ver su rostro confundido- un payaso aterrador.

- Si que estás borracho... -ríe y por unos segundos me pierdo en aquella risa. Debería alejarme, esto es peligroso, pe-pero no puedo dejarlo ahora, no con ese maldito naranjo en su rostro.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora