Confidente

25. Faceta

— Vaya –dijo después de unos segundos trayéndome devuelta de mi introspección – ¿Cuando aprendiste a cantar Stu-pot?.

—  Mudz –Susurro algo que me había guardado por un Tiempo– yo..

Yo... ¿Qué estoy diciendo? Es una locura.

— ¿Mudz? –preguntó– ¿Acaso 2-D revivió? Porque Stuart jamás me llamaría así–cuestiona con una sonrisa creciente.

— Yo...

— ¿Ajam?.

— Ehh...

No, yo no estoy enamorado, no lo estoy, esa es una palabra muy fuerte, ni siquiera me siento atraído por él ¡¿Quien en su sano juicio lo haría?!.  Ahora parece amable pero no lo es , es un maldito hijo de perra.

— Hey – me llama– ¿Estas despierto?.

— ¿Ah? –pregunto volviendo a verle al rostro – ¿Qué a-acaso no me ves despierto?.

Pero entonces ¿Por qué estoy tan nervioso?.

— Sí, pero... –Sonríe– nada –termina por decir para dejar el instrumento a un lado– Y ¿Como estas?.

— Confundido –respondo sincero y luego me doy cuenta de mi respuesta– di-digo-.

— ¿Y cuando no lo has estado? –interrumpe– Recuerdo que no estabas seguro ni de–sus labios se mueven y mueven sin embargo yo no presto atención, hay otra cosa que se la lleva.

¡¿Por qué estoy tan nervioso?!.

Mis latidos casi puedo escucharlos, siento un nerviosismo por todo el cuerpo, me siento tan inseguro. ¿Enamorado? ¿Y de... ni siquiera quiero decirlo. Esto se parece más al miedo, eso, tengo miedo.

...

« — “Es miedo”, afirmé ignorando las millones de  mariposas chocando en mi estomago.»

...

— Oye.

— ¿Qué te-.

— Estas colorado ¿No tendrás fiebre? –pregunta con su mano cálida en mi mejilla.

¿Que mierda?.

— A-alejate– retrocedo con rapidez como si su tacto quemara y por consecuente paso a llevar la intravenosa.

« — Cuando estas enamorado D te vuelves más torpe de lo normal, es divertido verte –rió Russ opinando acerca de mi relación con Rachel.»

— Agh mierda – me quejo.

— Imbécil –suelta como si me estuviera regañando– tu brazo.

— Yo no-.

— Tu brazo–Pide pero no le hago caso aunque ya le haya escuchado–   no me mires así, sólo la voy a sacar– dejo mi brazo estirado frente a él, trago saliva, saca aquella cosa de mi antebrazo y me deja libre pero no me suelta y se queda viendo el punto rojo que dejó aquella aguja – ¿Quieres algo para comer? –pregunta con cierta tranquilidad que me asusta.

No, este no es Murdoc, es una farsa, él es una farsa.

Me alejo y niego.

— ¿Me dejarás comer? –pregunto retomando mi actitud de antes, la que he tenido estas semanas. Aunque me sienta tan vulnerable intento no demostrarlo.

Él es un completo imbécil ¿Enamorado? ¿Como se me pasa por la cabeza algo así?.

— Eso es lo que dije –dice con media sonrisa como si fuera un juego.