Confidente

2. Paces

Después de tanto tiempo creo que puedo decir que estoy bien, lo sé  es estúpido  en mis condiciones o en las que estaba, pero  me  siento bien,  tranquilo,  si mi vida se repitiera en un momento escogería este.

...

—Eso pensaba hace unos meses, unas semanas después de llegar a este lugar, ahí todo comenzó, no antes, empezó justo en ese momento en el que me di cuenta de que "Murdoc no me odiaba".

...

Siempre lo he admirado aunque por algún tiempo de verdad lo odié, pero aun así ese sentimiento se borró con el pasar de los años. Lo sigo admirando. Me gustaría algún día tener esa fuerza que tiene. Murdoc no la ha pasado muy bien, sin embargo él mismo se puso de meta callar las bocas de todos aquellos que se burlaron de él y lo hizo, yo no podría hacer algo como eso nunca.

Las cuerdas resuenan en mis oídos y sonrío, la melódica y el bajo se unen en una melodía nunca antes escuchada, ni por nosotros,  sólo dejamos que el ritmo fluya y misteriosamente suena bien.

— ¿Ya te cansaste?.

Lo admiro aunque eso no significa que no tenga miedo de lo que me pueda hacer. Tampoco es para menos, creo que es normal que ya no confíe en él y le tenga un pequeño resentimiento y susto, después de todo él me trajo a la fuerza a este lugar, por parte de los dos, estoy seguro que si fuera por Murdoc jamás me volvería a ver.

— Eh...  Lo siento –digo sonriendo– es que...

— Ajm...

— Creí que si seguía lo iba a estropear... Ya tenemos  grabado lo que tocamos, ahora...

Aunque el miedo se va cuando pasamos momentos como este, donde él está tranquilo y la serenidad reina, amo cuando pasa, por un segundo se me olvida todo y siento que regresamos en el tiempo en el que debutamos como banda.

— Ya tengo la melodía desde que comenzamos a tocar.

— ¿Ah? ¿qué?  ¿En serio? –pregunto y Mudz asiente– ¿Entonces por qué no me avisaste? Debimos haber ido al estudio Murdoc, hubieramos avanzado harto ...  ¿cuanto tiempo llevamos así?.

—  Como... – mira hacia delante y responde de lo mas tranquilo–  ¿Tres horas?.

— ¿Qué? Pero si fueron como treinta minutos. Ay no bromees  conmigo. Estas mintiendo.

— Fueron tres horas, quizás más–se rasca la barbilla.

— Entonces no sabes si fueron tres horas, mentiroso– digo con una risa para no sonar grosero, no está en mis planes hacerlo enojar.

Hace unos cuantos días me trajó de vuelta de mi habitación, pensé que me obligaría a tocar algunas canciones y que luego me devolvería a ese horrible lugar pero no. Quizás si me porte bien pueda quedarme aquí arriba.

— Gracias honey, pero no, fueron tres horas, me fije en la posición del sol.

— ¿Qué en tu época no habían relojes? –pregunto sin darme cuenta de lo que acabo de decir–  pe-perdon.

— ¿Qué dijiste? –pregunta incorporándose. Mierda que hice.

— ¿Yo?– asiente y retrocedo aún en el suelo– na-nada.

— Estoy seguro que te escuché decir algo. No estoy tan viejo como para tener sordera aún.

...

Stuart no. Me propuse llevarnos bien.