36. Mutuo

563 71 49
                                    


— Agh Murdoc –me quejo – ¡que pesas!.

Despertar con todo el peso  de alguien más encima digamos no es muy cómodo.

— ¡Murdoc!  ¡Ya desperté! –me intento mover pero su peso me lo imposibilita – mi pobre espalda.

— ¿Despertaste ángel? –pregunta muy tranquilo.

— Murdoc –me quejo nuevamente pero luego un dolor llega a mi espalda– ah ya, perdón.

— Oh ya veo –responde pero el muy maldito sigue sentado en mi espalda– ya que estas despierto ¿Por qué no charlamos?.

— Murdoc –suplico.

— Recuerdas que –prosigue– ayer me despertaste muy temprano luego de que me hubiera trasnochado por asuntos del álbum y resulta que después de eso no pude volver a dormir, solo porque pensaste ver una ballena en la cocina ¿Recuerdas?.

Debí sospechar que no se quedaría de brazos cruzados, mierda.

— Pensaste ver una ballena que es obviamente más grande que cualquier habitación de este edificio, en la pequeña cocina.

— Yo la vi –me defiendo, pero aun así mis mejillas se sonrojan al recordarlo, estaba muy borracho y un poco drogado cuando eso sucedió, ingerir una mezcla de pastillas de las que trajo Damon no fue buena idea.

—  Y ¿Que terminó siendo? La puta sombra de la mesa en el suelo. Sí, me despertaste para ver la sombra de una mesa a las cinco de la mañana.

— Perdón  –digo segundos después quitando mi orgullo.

No fue mi culpa, por eso no me disculpé y de hecho cuando me ignoró por todo él día yo le ignoré de vuelta. Bueno en realidad comencé a ignorarle porque el muy maldito... En la tarde de ayer yo iba abrazarle y él siguió de largo dejandome con los brazos estirados, no era para tanto, exagerado.

— ¿Perdon es lo único que dirás? –
pregunta por fin haciéndose a un Lado para mi sorpresa, pensé que me tendría una hora sufriendo o más.

Le diría perdón y le daría un abrazo pero seguro el imbécil me deja con los brazos estirados otra vez.

Aunque realmente no fue mi culpa y no tendría porqué hacerlo.

Sé que está enojado pero aun así, no le he prestado mayor importancia porque aquello no fue mi culpa, mi cuerpo reaccionó por si sólo, yo no tenía la intención de quedar así de drogado, ni si quiera me quería drogar, pensé que eran mis píldoras. Él no debería enojarse, si se tiene que enojar con alguien, que lo haga con Damon.

— Agh –me estiro y luego veo a Murdoc con las cejas alzadas esperando por una respuesta.

— ¿Y bien?.

— Perdón Mudzy –digo con mi mejor sonrisa.

No fue mi culpa pero aun así no tengo ninguna justificación más de que fue culpa de Damon, y esto ya se lo dije y me mando a la mierda. Meterse con las horas del sueño de Murdoc es como jugar con fuego en un lugar empapado de gasolina. No sé como sigo vivo.

— Nada de que Mudzy.

— Agh Murdoc –bufo y cierro mis ojos mientras habla. Tengo mucho sueño aún, debe ser temprano. Malditas píldoras extrañas y tonto Damon que las trae.

— Creo que no dejaré que tomes demás otra vez –me reprende como si fuera un niño– mirame cuando te hable– abro los ojos fastidiado y él sonríe – así esta mejor –sonríe irónicamente ... ¿Por qué tengo que ser yo él que tire su orgullo, eh? Ah, verdad de que este imbécil es un viejo obstinado, todavía me pregunto porqué mierda me fije en él – si seguías así te ibas a dormir –y porqué ahora no dejo de mirar sus labios–  y, bueno con lo que decía –ni de porqué tengo las enormes ganas de estar mas cerca suyo– no es la primera vez que sucede y haces imbecilidades –Quizás sea porque ayer casi ni nos vimos– por eso  te tendré malditamente controlado  como a un perro –bueno él principalmente me impidió verle– eres peor que un perro malcriado– ¿Y por qué tengo que hacerle caso? Si Murdoc me quiere ignorar ¿yo hago lo mismo por qué él lo quiere así?– eres un perro idiota – No, no, no, si quiero estar cerca de él, pero Murdoc no, me vale– y malcriado, como el que tenía Jonhy,  el amigo de-.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora