Prefacio

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 Me entra la curiosidad ¿Qué pretendes con esto 2-D? Sabes que al jugar   con  fuego las probabilidades de quemarse son enormes,  lo sabes porque ya te has quemado.  No soy una persona  de sentimientos,  lo sabes.  He estado contigo solo por lo que me puedes dar,  lo sabes. Sabes todo eso y más  y vuelves  aquí  tentando al demonio.

—  ¿Qué  quieres? –pregunto,  me evitó por semanas  y ahora no deja de mirarme ¿Cuales son tus intenciones 2-D?.

— Sólo  mirarte.

— ¿Es broma? – río,  no tengo tiempo para esto,  debo preparar todo para traer (raptar) colaboradores.

— No sé  de que te quejas –bosteza–  si no te afecta en nada, sigue  con lo de los colaboradores.

— ¿Cómo sabes que...

— ¿Qué más  ibas a estar haciendo Mudz?– pregunta el peliazul con cansancio.

Sigo con lo mío  e intento hacer como si no pasara  nada,  como si todo fuera al igual que  hace unos años atrás  donde no sentía  esta incomodidad en nuestro  silencio.  Volvería en el tiempo y hubiera parado todo del principio para que nuestra relación  no se corrompiera,  pero  ya lo hizo.

— Ese tal ¿boogieman?  ¿No ha vuelto?.

— Eso  no te incumbe– digo firme aunque extrañado, Stuart no tocaría ese tema tan a la ligera.

No lo veía hace semanas, estuvo en el faro todo este tiempo y no hice nada al respecto,  creí que cuando se atreviera a regresar sería para pedirme que lo dejara volver a  la civilización.

—¿Qué  no me incumbe?.

Pero en vez de eso,  sólo  ha estado vigilandome  desde del sillón como si nada hubiera pasado o como si lo que pasó no fuera nada.

— ¿Estas sordo niño?.

— ¿Tienes alzheimer abuelo?.

— ¿Qué mier...

—  ¿De verdad quieres que te recuerde lo que me incumbe con ese sujeto? – avanza dos pasos hacia mí  y me muestra su muñeca. Es mi culpa lo sé,  he estado todo este tiempo culpandome, no necesitas  recordármelo– ¿Ves esto? ya sé que fue él quien lo hizo – puedo ver que su muñeca cortada ya ha ido cicatrizando – Un poco más  profundo y te quedas sin cantante.

— 2-D...

—  No te atrevas a decir que no me incumbe... ¿Ha vuelto?.

— No –logro decir perplejo,  definitivamente  algo pasó  con él  en estas tres semanas.

 ¿Qué te paso 2-D?

-- Aún  así... Sí volviera ¿Qué  mierda vas hacer? ¿Abrazarlo? –río – perdona que te diga esto pero  no le ganas ni a un bebé  en fuercitas.  No creo que puedas vencer a un demo...

— Murdoc– 2-D se acerca más  y no me deja responder,  suelto un alarido,  siento que mis muñecas van  reventar,  Stuart me tienen inmovilizado–  no se necesita de fuerza física para vencer a un demonio.

— Suel.... Tame.

—  Aunque claro también  ayuda.

— Deja... –suelto desesperado pero no puedo terminar de hablar por culpa del dolor.

— ¿Ah?  Habla más fuerte,  no puedo escucharte.

Sus manos aprietan más de lo que creo posible mis muñecas,  arden,  si sigue así estoy seguro que escucharé un hueso romperse.

¿Por que hace esto?.

Es que acaso ahora quiere vengarse por todo lo que he hecho.

Me retuerzo y suelto el grito que tenía  contenido,  al fin me suelta y caigo al suelo.  Mi respiración se agita más  al ver la marca de sus manos  en mis muñecas.  ¿Qué  mierda?.

— Tú  no eres 2-D– digo  después de unos minutos,  levanto la mirada y veo una figura imponente,  él  no es  2-D.

— ¿Ah? –esa figura se deshace  y comienza a reír– ¿Qué?.

— Tú ... no.

— Escuché lo que dijiste– suelta otra carcajada. En otras circunstancias  me gustaría  verlo reír después  de tanto pero ahora esa risa me está dando miedo– ¿ Por qué  crees que no soy yo? ¿Por el hecho  de que no deje que me insultes? ¿Por eso? Lo siento pero ya no seré ese estúpido misericordioso que dejaba pasar tus maltratos– se da la vuelta y logró ver que gotas de sangre que se escurren  de su muñeca, su herida.

— Stuart.

— No te  acerques – me devuelvo los pasos que di, sin darme  cuenta cuando fue que me paré del suelo– Perdón por romper tus ilusiones  de arreglar las  cosas, pero todo está roto,  incluso el 2-D que conocías.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora