13. Tu modo

583 80 71
                                        

— Agh –me quejé pero no le importó y en cambio siguió en esa extraña  posición, aprisionandome con todo el peso de su cuerpo.

Está muy cerca y me molesta, no quiero, verle ni escucharle. Yo no, no quiero ... No quiero.

— Paremos de evitarlo ¿No querías respuestas?.

— Sal... de encima.

— ¿Te molesta?–preguntó después de unos segundos, aun muy cerca de mi oído.

No quiero ¿Cierto?.

— Pesas –las puertas se abrieron y se separó un poco logrando que pudiera verme a los ojos.

— Pero si me muevo, me evitarás sunshine.

—  Co-como tú lo hiciste –sus ojos no se apartan de los mios en ningún momento, su respiración se confunde con mi respiración y por unos segundos creo estar dentro del sueño de hoy.

—  Lo hice por un motivo distinto–susurró con una sonrisa que no había visto en todo el día, una calidez a cada lado de mi cuerpo me distrajo de aquella sonrisa, sus manos, con una extraña delicadeza llegaron hasta mi cintura, extraña y efímera– además –agarró con más fuerza– estaba enojado – en un segundo retrocedió y atrayendome todo lo posible a su cuerpo entró a la habitación.

Escuché el cerrar de las puertas y una pequeña risa de Murdoc aceleró mi pulso.

¿Qué me hará?.

— Odio repetir las cosas.

— Mu-murdoc.

— También que me interrumpan –avanzó aún afirmando y llevándome consigo.

— Su-suelta-me.

— Que me contradigan –me sostuvo con mayor fuerza– Que no me hagan caso.

Da una vuelta y provoca que mi cuerpo choque contra el ventanal y por instinto me aferro a él.

— Me Desobedezcan –suelta un poco el agarre de mi cintura pero el peso de su cuerpo me aprisiona. A pesar de la posición en la que nos encontramos pareciera divertido.

— Mu-murdoc me da mie-do estar a-aquí – mis brazos rodean su cuello y mis ojos se cierran con fuerza.

Estamos en el segundo piso apoyados a un vidrio, podríamos caer.

— Y que no me escuchen, odio todo eso ¿Sabes?.

— Mu–Rdoc –rogué.

— Y tú haces todas esas cosas –dijo contra mi cuello trayendo un deja vu consigo, antes había hecho esto cuando estaba borracho– ¿Qué debería hacer contigo?.

— Mu-murdoc salgamos de aquí.

— ¿Por qué? –se separo un poco y quedamos frente a frente.

— El ventanal.

—  ¿Tienes miedo de caer?– preguntó con una sonrisa– el vidrio es bastante fuerte como para resistir a ambos, podemos estar todo el día así y no pasaría nada.

— Pero... me da miedo.

— ¿De caer?.

Sus ojos de una peculiar forma me envuelven, las respuestas y explicaciones que suceden en menos de un segundo por mi mente desaparecen, segundos eternos pasan y sigo sin decir palabra, no puedo y tampoco entiendo porqué.

¿Qué me pasa?.

¿Caer es lo único a lo que le tengo miedo?.

Una estrella roja y otra negra ven a mi dirección, son frías pero a la vez tienen una rara calidez.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora