20. Falso

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El silencio se prolonga y mi corazón aún acelerado espera por una respuesta que no llega, pasan los segundos y no responde, mi mano se aferra con más fuerza a la suya esperando una reacción, cualquiera, una falsa o verdadera, no importa.

—  Murdoc –digo en susurro como si fuera un ruego, en realidad lo es.

No sé que estoy haciendo, lo que sé es que es muy probable de que me arrepienta.

En realidad estoy haciendo todo lo opuesto a lo que me propuse.

—  Stuart –dice al fin fijando su vista a mi dirección – ¿Puedes tú creer en mí?.

— No me digas Stuart –Negué.

Suelta mi mano y sonríe de lado.

— ¿Y cómo... –acercó  su mano a mi mejilla– ...quieres que te llame? –se acerca más y siento su aroma– Si ese es tu nombre.

— ... 2-D –respondo, seca mis lágrimas, su sonrisa desparece y sus ojos no se despegan de mí.

Su mirada se detienen en cada parte de mi rostro,  como si tratara de idear un mapa, siento que quiere hablar, decirme algo, pero en el momento en que sus cuerdas vocales están apunto de actuar, sus labios se juntan y ninguna palabra sale de su boca. Parece medir la situación, parece medir sus palabras, cada letra parece pensarla ¿Qué está pensando?.

Sus ojos que parecen pedir a gritos algo que no escucho, se van, se aleja, su mano ya no toca mi mejilla, y ya ni siquiera siento su aroma.

—  2-D está muerto cariño, tú lo dijiste –se da la vuelta y camina en dirección al escritorio dejándome solo y petrificado en el lugar.

— Murdoc –llamo después de unos segundos.

— No seas patético 2-D –dice y siento como si una piedra fuera arrojada en mi dirección–sigue con tu discurso de niño rebelde, me cae mucho mejor que el imbécil necesitado de amor.

¿Qué?.

— Murd...

— Ya tuve suficiente –se sienta en su escritorio.

— ¿Q-qué estas diciendo? –ruego como si le pidiera a gritos que todo esto sea una broma.

— Te aguanté demasiado Stuart– levanta la mirada– ya tuviste lo que querías, lo tuviste por mucho tiempo y hace poco nuevamente lo tuviste.

— ¿Q-qué? –pregunté temiendo a lo que saliera de sus labios.

— Tranquilidad, te di un momento de paz.

Todo era mentira, lo acaba de revelar ¿Por qué me siento tan mal si ya lo sabía?.

— Ahora dame lo que yo quiero –hizo una pequeña pausa– deja de fastidiar.

— ¿Mu-murdoc? –preguntó aún sin querer creerlo.

— Jugué tu maldito de la amistad otra vez– dice y me deja petrificado. Todo fue una farza –pero ya me aburre y no quiero seguir –se queja con si fuera un niño aburrido de jugar con los mismos juguetes –Deberías agradecerme –rió– Seguro jamás te sentiste tan a gusto con otras amistades comparado con la que yo te di, por eso la quieres de nuevo.

Tenía razón, era una farsa.

— Tú... –reaccioné como si hubiera despertado de un sueño y lo de hace algunos momentos, ese abrazo, fueran sólo recuerdos lejanos que jamás sucedieron en realidad.

— Por eso la quieres aún así sabiendo que es una Farza...  Quizás siempre lo supiste –murmuró – vaya 2-D, Stuart, lo que seas, tú también eres un falso de mierda.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora