18. Dualidad

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Cierro la puerta tras de mí y suspiro sonoramente.

Mi corazón va tan rápido que me asusta, mis labios se sienten pesados como si todavía estuvieran contra los suyos. Cierro los ojos y no puedo dejar de pensar en lo que acaba de pasar, si me concentro hasta puedo sentir levemente el toque de sus manos.

¿Qué fue eso?.

Abro los ojos y niego a la nada ¿Por qué no puedo para de pensar en ello?.

Doy vueltas por toda la habitación con las manos en mi cabeza. Esto no puede estar pasando. Pero cierro los ojos nuevamente y me doy cuenta que sí, sí pasó.

Toco mis labios y quito la mano en un segundo ¿Qué mierda estoy haciendo?.

¿Qué mierda fue lo que hice?¿Qué es lo que pasó?.

Caí en su juego otra vez, eso pasó.

De un modo u otro sabía que algo así iba a suceder, intenté pararlo y pensé que lo había hecho pero no es así.

Soy un maldito juguete para él, nada de lo que hace tiene un real sentido sólo molestarme ¿Como puede llegar tan lejos con eso? Ya pasó los limites, lo hizo desde que intentó hacerse pasar por mi amigo ... Tenía razón siempre estuvo jugando.

Siempre estuvo mintiendo, tenía razón.

Mis puños se cierran.

Y tuvo el descaro de desmentirlo, de decir que no era cierto,que sus intenciones si eran esas, ser mi amigo ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué siguió?.

— Hijo de puta.

Él siempre...

Respiro profundo y trato de tranquilzarme, sin embargo por más que trate mi respiración se acelera y se entrecorta hasta ya no poder más. Mis ojos comienzan a escoser.

— No –niego.

No lo vale y tampoco soy un maldito niño.

— No –repito pero ya es tarde.

Me siento horrible, siento que me asfixio con todo lo que pasa. Y es porque recién me acabo de dar cuenta de lo que ese beso significó, que todo fue malditamente falso.

El Murdoc de aquellas semanas jamás existió, esas semanas en las que me sentí tan bien fueron mentira. Y aquel Murdoc, él que se preocupaba y cuidaba de mí... No-no lo veré más.

2-D murió y Murdoc también.

Me muerdo el labio tratando de contener las lágrimas pero ya es tarde, una lágrima cae tras otra sobre mis mejillas empapando mi rostro ya No pueden ser detenidas, soy débil, Murdoc tenía razón. 

Se siente tan asfixiante como si de un luto real se tratase, lo peor es que todos los días seguiré viendo el cadáver y los recuerdos de él.

Lo necesito pero no volverá. Aquella falsa amistad que ahora necesito tanto jamás volverá.

¿Por qué hizo esto? Preferiría nunca haber sabido con certeza de que todo fue mentira, hubiera preferido seguir con la duda. Pero sus labios vacíos llegaron a mi boca derrumbando todo.

¿Por qué me besó? ¿Por qué no me deja en paz? ¿¡Qué maldito fetiche tiene conmigo!?.

Paso las manos por mi cabello y cierro los ojos de nuevo.

— Te odio –digo entre dientes, me cuesta tanto decirlo que apenas es audible.

Mentira”.

Sus ojos. brillantes vuelven a mi mente y siento nuevamente mis labios arder.

Lo niego pero es inútil, mis latidos ya se han acelerado de nuevo.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora