79. Manchado

338 13 14
                                        

Sentado en la silla del piano mirando a su dirección, me quedé en silencio, sin hacer nada más que verlo.

De pronto no cuestioné nada, de pronto olvidé quien soy o en realidad lo sé y ya no me importa.

Miro cada paso que Murdoc da y me atrevo a sonreír. Vuelvo a cerrar mis ojos y no los abro hasta sentir que él deja de tocar el bajo para sentarse a mi lado.

Creo que he enloquecido.

No sé cuánto tiempo pasa pero sé qué la canción está apunto de acabar.

— Cancelé todo –habló de repente sin dejar de ver mis rostro– cancelé el último concierto para que podamos estar aquí.

Veo la heterocromia de siempre por la que me dejo cuativar, brillar firmemente hacía mi dirección.

— ¿Por qué? –pregunto simplemente sin buscar un significado de su respuesta, sino que seguir la conversación– solo quedaba un concierto.

— Nada de eso importa.

— ¿Qué es lo que importa?

—Tú –responde obligando a que todo se sienta demasiado familiar.

Miro hacia delante sin decir nada, miro a la distancia viendo las olas acariciar la arena rosada. Miro mis manos atadas y sonrío otra vez.

— ¿Por qué? –se repite aquel eco de mis pensamientos lejanos, en el inmenso océano que debió atrapar toda mi razón, toda mi pertenencia.

Ya ni siquiera me siento real, en esta piel,  todo se siente absurdo.

¿Por qué? Nunca habrá  una respuesta, la propia existencia de este mundo es absurda, ¿Por qué habría  de ser yo diferente? ¿Por qué habría  un "Porqué" para mí? ¿Me merezco ser engañado? ¿He hecho grandes cosas? ¿Me he esforzado? ¿O no es acaso que yo mismo me traje a este abismo sin sentido? ¿He tenido alguna vez un sentido en mi vida? ¿No he seguido ciegamente lo que los demás me han dicho? Unirme a una banda,  alejarme de Murdoc porque todos lo odiaban, intentar sacar otra carrera por mis padres, volver a creer en Murdoc porque él lo quisó ¿Acaso he vivido alguna vez el libre albedrío?

Me gustaría  encontrar una respuesta, pero la canción ya terminó y todo se ha vuelto silencioso, es mi turno de hablar.

— Yo no soy la gran cosa ¿Por qué pierdes tu tiempo conmigo?

— No lo digas así amor. No hables de esa forma. Yo te amo, te lo he dicho, asi que no hagas una pregunta como esa otra vez.

— ¿Por qué? –vuelvo a preguntar y esta vez mis ojos dejan de rondar en la nada y se enfocan en su rostro, en sus facciones que reconozco pero aun asi encuentro extrañas– ¿Por qué alguien se enamoraría de mí?

Se extiende un corto silencio que podría parecer insignificante para los demás,  pero no para mí.

— Eres lo más importante en mi vida. Por eso dejé todo, por eso nos alejé de todo y ahora podemos volver a lo de antes.

No respondió.

Si alguien me hubiera preguntado el porqué me enamoré de Murdoc estoy seguro que no pararía de hablar.

Hubiera dicho que junto a él me sentía tranquilo, junto a él reía a mas no poder, junto al él me sentía seguro, me sentía querido, junto a él fui yo sin ningun tabú, sin ningún filtro, con él fui más yo que nunca.

Pero lo bueno al parecer nunca es gratuito y nunca dura para siempre.

Porque ahora frente a este Murdoc ajeno a todo lo que creía conocer, no siento ninguna de esas cosas, ni lo que sentía por él,  ni mi identidad.

ConfidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora