LXXXVIII

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El ambiente se estaba poniendo genial, todos nos encontramos tomando, comiendo, platicando y bailando.

"¿Que hora es?" Pregunté.

Todos miramos la hora de nuestros relojes de mano.

"Son las cinco y media, ¿por que?" Ovidio respondió.

"Es que quiero ver el partido de fútbol," respondí.

Por suerte Alfredo tenía una gran pantalla afuera en su jardín.

"Prende la pantalla," Alfredo dijo.

Asentí con la cabeza y después fui a prender la pantalla. El partido empezaba a las siete de la noche así que aún seguían pasando un programa de farándula. Me senté solo con mi cerveza a mirar la pantalla mientras los demás se divertían.

"¿Ya empezó?" Escuché una voz atrás de mi.

Gire mi cabeza y era Ovidio. El se sentó junto de mi trayendo algunas cervezas.

"Aún no," respondí.

"¿Que programa es?" Él pregunto.

"No se, creo que es uno de chismes."

Los dos empezamos a platicar de cosas sin importancia hasta que escuchamos el nombre de Daila. En cuestión de segundos los dos nos quedamos callados y solo miramos así la pantalla.

"Pues fíjate que ya es la segunda vez que Bad Bunny humilla a Daila," el conductor dijo fingiendo estar molesto.

"¿Y ahora qué pasó?" Otro conductor preguntó.

"Captaron de nuevo a Benito con otra mujer," el contesto.

Mire a Ovidio quien parecía estar serio. El apretó su mandíbula.

"Salieron unas fotos de Benito en un club de Puerto Rico abrazando y bailando muy pegadito a otra mujer," el conductor continuó.

"Pues parece que Daila no se tiene amor propio porque desde que salieron las fotos de Benito con la otra mujer tuve que haber salido de esa relación," el otro conductor dijo.

"Pendejo," Ovidio susurró.

Me extraña que Daila no se haya alejado de ese tipo la primera vez que la engaño como lo hizo con Ovidio.

"Le voy a dar otro susto para que aprenda a respetar a Daila," Ovidio dijo.

"Recuerda que nosotros ya no somos parte de su vida y tú te la tienes que llevar tranquilo porque aún te sigue buscando la DEA por la pendejada que hiciste," le dije.

Apague la pantalla para ya no seguir viendo.

Entiendo a Ovidio, yo también estoy furioso que ese pendejo juegue con ella y me duele en el alma de solo imaginar el dolor que Daila está sintiendo en este momento.

"Tiene a una mujer muy hermosa a su lado y la engaña como pura puta barata," Ovidio continuó.

"¿Cual puta?" Escuchamos atrás de nosotros.

Los dos gritamos y atrás de nosotros estaba estaba Adriana.

"Nada," respondí.

Adriana me miro raro.

"Son cosas de hombre," Ovidio dijo.

Mire a Ovidio quien solo se quedó pensativo. Dios mío, por favor que no haga una locura este pendejo porque yo mismo lo mato.

[NARRA DAILA]

"Ya te expliqué que solo es una amiga," Benito dijo por quinta vez.

"¿Una amiga? Ya deja de decir mentiras," dije llorando.

"Todos estábamos ahí así que jamás haría algo así," continuó explicando Benito.

Tome mi maleta y estaba apunto de salir de la habitación cuando el me detuvo.

"Daila, tu sabes que te quiero mucho. Somos la pareja del momento así que no hay que decepcionar a nuestros fans," el insistió

Me quede mirándolo de pies a cabeza sin saber que responderle.

Benito me tomo de las manos y las puso en su pecho.

"Te prometo que no volveré hacer eso," él continuó.

"¿Me lo prometes?" Le pregunté.

Él sonrió y después me guiñó el ojo.

"Si mami," dijo y después me dio un pequeño beso en los labios.

La verdad no sabía porque lo estaba perdonado pero siento que si lo dejo volveré a los brazos de Ovidio y eso es lo que no quiero así que me quedaré al lado de Benito.

~UN MES DESPUÉS~

Las chicas y yo salimos del aeropuerto porque habíamos regreso a Mexico después de ir a Chile por una presentación.

En cuanto salimos ya habían muchos reporteros afuera esperándonos. Veníamos con nuestros guardaespaldas porque habían fans también.

"¡DAILA! ¡DAILA!" Escuché a los reporteros gritar mi nombre.

Yo venia agarrada del brazo de Jessie para evitará caerme porque todos estaban empujando y con los flash de las cámaras era imposible caminar y no caer.

"Unas palabras," escuché una voz de una periodista.

"¡CHICAS!" Escuché otras personas.

Los guardaespaldas empujaban a los fans y los periodistas porque no podíamos avanzar.

"Por favor, hagan espacio para que puedan pasar." Uno de nuestros guardaespaldas dijo pero nadie escuchaba.

"¡DAILA!" Gritaban los periodistas.

No tuve otra opción más que contestar algunas preguntas ya que Ricardo no los había pedido.

"¿Como estuvo Chile?" Una periodista preguntó.

"Estuvo genial. La gente de Chile es muy linda," respondí.

Las demás chicas también estaban contestando otras preguntas con otros periodistas.

"¿Como te sientes después de ver las fotos de Bad Bunny con otras mujeres?" Un periodista preguntó.

Gire los ojos pero como traía lentes era imposible que me vieran. Por estar razón no quería responder preguntas.

"No me gusta hablar de mi vida privada pero muchas gracias por preocuparse de mi y le mando un beso a todos los fans," dije y después trate de salir de la bola de periodistas.

Después de tanto relajo nos pudimos subir a nuestra camioneta para irnos a casa a descansar.

"Malditos periodistas que preguntan tonterías," Jessie dijo.

"¿Estás bien?" Cristiana me preguntó.

"No," respondí con ojos llenos de lágrimas.

No me gustaba que Benito me humillara así pero tampoco quiero dejarlo.

"Ya te dijimos que lo terminarás pero no haces caso," Jessie me dijo.

"Y ya les dije que solo son sus amigas," me defendí.

"Amigas con derecho," Ella dijo.

"Ya dejen de pelear. Jessica, Daila ya esta grande y puede hacer de su vida lo que quiera." Cristina dijo.

"Primero se mete con un delincuente y ahora se mete con un mujeriego que la engaña," Jessie dijo.

Era la primera vez que Jessica me había dicho algo así. Quería llorar más fuerte porque me dolía que fuera cierto lo que ella decía. Son una tonta, tomo las decisiones más tontas del mundo.

"Jessica, cállate ya. Dejen a Daila," Violeta dijo.

Jessica solo giró los ojos y después se puso sus audífonos.

Yo solo mire por la ventana del carro mientras de mis ojos caían lágrimas.

Después llegamos a la casa y cada una se metió a su cuarto. Yo solo me acosté a llorar porque ya no aguantaba las humillaciones de Benito pero creo qué tal vez pueda que cambie.

NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora