Lleve a Daila al baño para que pudiera darse un baño caliente.
Prendí la regadera mientras ella estaba parada atrás de mi temblando con los brazos cruzados. Me giré a verla y ella solo se me quedó viendo esperando algo.
"¿Que?" Pregunté.
"Salte para que pueda bañarme," ella dijo.
"Yo también me tengo que bañar, mira como me dejaste." Abrí los brazos para que viera como me había dejado manchado de lodo.
"Puedes usar otro baño," Daila dijo.
Ahora resuelta que no puedo usar mi propio baño.
"Daila, no seas tan apretada."
"No me vas a ver desnuda," ella dijo.
"Que genio," giré los ojos en señal de enfado.
Tome una toalla y salí del baño.
[NARRA IVÁN]
Había despertado con una cruda de la chingada. Solo quería darme un baño y comer algo para sentirme mejor.
Corrí a Alfredo de mi cuarto y que por lo menos se diera un baño porque apestaba a cerveza y cigarro.
Me metí al baño a darme una ducha rápido. Cuando termine salí para cambiarme a algo más cómodo.
Baje al comedor para desayunar y mire a Citlali sentada desayunando.
"¿Como vas con la cruda?" Ella preguntó al verme.
"De la chingada," respondí.
Me senté y una de las muchachas me sirvió el desayuno.
"¿No va a desayunar Alfredo?" Ella preguntó.
"Se está bañando," respondí sin darle mucha importancia.
"Amor," ella dijo con una voz de niña chiquita.
"¿Que?" Respondí un poco frío.
"¿Que se traen Ovidio y Daila?" Ella preguntó.
"¿Que se traen de qué?"
Ella se arrimó un poco más a mi.
"¿Están juntos?" Citlaly preguntó.
La mire serio. Ella sabía que odiaba estar de hocicón y más si se trataba de mi familia.
"Si ayer los viste juntos en la fiesta entonces ahí está tu respuesta," dije.
"¿Y Adriana? ¿La dejo?" Preguntó.
"Es la vida de Ovidio así que no te metas," respondí.
"Ya cálmate, amor."
"Entonces no me preguntes esas cosas."
"¡HOLA!" Alfredo grito al entrar el comedor.
"No grites, pendejo. No estamos sordos para que estes gritando," dije molesto.
Tenía una cruda y este güey viene a gritar y más en mi casa.
Alfredo se sentó en la mesa y le pidió a la muchacha que le trajera el desayuno.
"¿Como amanecieron?" Alfredo preguntó.
"De maravilla," Citlaly respondió con una sonrisa.
"Que alegría," Alfredo respondió con una sonrisa fingida.
"Me sorprendió no ver a Adriana con Ovidio ayer," Citlaly dijo.
Alfredo me miro y solo traté de ignorarlo y evitar tener contacto visual con él.