LIII

413 36 8
                                    

Daila limpio sus lágrimas y suspiro.

"No le digas a Ovidio, por favor." Suplico.

"Daila, pero el tiene que saber." Proteste.

Aunque no me guste la idea, Ovidio es mi hermano y el papá del bebé así que tiene que saber lo que está pasando.

Ella camino por todos lados pensado y hablando con ella misma en inglés. Lo único que podía entender eran algunas groserías y algunas palabras.

"Iré a California y abortare." Ella dijo.

"Daila, por favor, piensa bien las cosas. Lo mejor sería que le dijeras a Ovidio y tomen una decisión juntos." Propuse.

"Iván, mi carrera está en su mejor momento. ¿Por que nadie entiende eso? Yo no quiero un bebé ahora," ella dijo llorando de nuevo.

Me partí el alma verla así. Me gustaba verla sonreí no llorar. Yo se que no quiere hijos aún pero abortar tampoco me gusta pero es su decisión y su cuerpo. Tal vez por qué no es mi hijo por eso pienso eso pero si fuera mío quisiera que lo tuviera.

"Deberías hablar con Ovidio," insistí.

Ella me miro enojada y sentía que quería golpearme así que solo encogí mis hombros para hacerme chiquito.

"Pero lo primero que deberías hacer es ir al doctor," propuse.

"¿Y a donde? ¿Si sabes que venderían la información de que estoy embarazada, verdad?" Ella preguntó sarcásticamente.

Había olvidado eso por completo. Entiendo a Daila sobre ese tema de que todos tenemos un precio.

"Iremos a Sinaloa ahora mismo y te llevare con el doctor de la familia," ordené.

"No puedo, mañana tengo que ir al estudio de grabación."

"Daila," suspire.

"Deja Que termine la grabación y yo misma hablaré con Ovidio," ella dijo.

Ella se sentó en el sillón y suspiro para tranquilizarse. Yo no sabía que decir o hacer así que solo me senté a su lado pero le di su espacio.

"Ovidio querrá quedarse con el bebé," salió de mi boca sin pensar.

"Lo se pero yo... yo no se," ella dijo dudosa.

"Yo estaré a tu lado," le apreté la mano.

Daila me miro y me sonrió y puso su cabeza sobre mi hombro. Después de unos minutos noté que ya no se movía así que la mire y estaba completamente dormida. Supongo que el trabajo y el embarazo la han de agotar hasta el cansancio.

La cargue y la lleve a su habitación para recostarla sobre la cama con mucho cuidado. La observé por varios minutos y eran un ángel.

~Un Mes Después~

[NARRA OVIDIO]

Estaba súper contento del todo el éxito que Daila había logrado con su nueva canción. No era fan de ese tipo de música que le llaman, "regeaton" porque soy más de banda pero como era la canción de Daila me había escrito para mi era mi favorita. La canción seguía siendo número uno en las listas de popularidad en todos los países. No les voy a negar que me puse celoso al ver el video donde salía abrazando y besando a ese tal "Bad Bunny."

Algo que se me hacía muy raro era que ya había pasado dos meses desde me vine adentro de ella y aún no tenía ninguna noticia sobre un embarazada así que supongo qué no tuve suerte. Y mis dudas de un embarazada se esfumaron cuando mire que Daila había perdido peso lo cual me preocupaba.

Iván parecía estar enojado conmigo y no tenía idea de por qué. Todo el tiempo me respondí de mala gana cuando le preguntaba del negocio o de cualquier cosa.

Me encontraba en mi rancho desayunando solo mientras revisaba una cuenta de Instagram falsa que había creado para estar atento a cualquier noticia de Daila y su música.

"Señor Ovidio, lo buscan." Escuché a uno de mis hombres al otro lado de la mesa.

Quite la mirada de la pantalla del teléfono y lo mire a él y el solo se miraba nervioso y con miedo.

"Si ya sabes que no me gusta que me venga a molestar y menos a mi rancho," dije un poco enojado.

"Pero es la señorita Adriana," él informó.

Suspire y deje mi teléfono sobre la mesa.

"Déjala pasar," ordene.

"Como diga, señor." Él dijo y después se marchó.

Pase mi dedos entre mis cabellos. Ya sabía que esto iba a terminar en una pelea. Desde que me divorcié de ella siempre me ruega que vuelva con ella porque ella aún me ama pero la verdad es que si la quiero por todo el tiempo que pasamos juntos y por ser la madre de mis hijas pero no la amo como amo a Daila.

La mire enterar por la puerta y se miraba calmada tal vez solo venga a decirme algo de las niñas y no a pelear.

"¿Le pasó algo a las niñas?" Pregunté.

Ella puso su bolsa sobre la mesa y se acercó a mi.

"Ellas estan bien solo vengo a platicar contigo," ella dijo acariciando mi brazo el cual quite.

"Ya sabes que si no es algo sobre mis hijas tú y yo no tenemos nada que hablar," dije secamente.

"¡ROSARIO!" Ella grito y después se sentó en la silla.

Rosario llegó casi corriendo.

"Tráenos una botella de tequila, por favor." Ella le ordenó a Rosario.

Rosario me miro a mi para pedir mi aprobación.

"Esta bien, Rosario." A sentí con la cabeza.

Ella salió del comedor y minutos después llego con la charola con una botella de tequila y unos vasos.

Adriana sirvió los tragos y me dio uno a mi.

"Tú la pediste así que tú te la tomas," dije negándole el trago.

"Ovidio, antes de ser novios éramos los mejores amigos. Se que te dan miedo las arañas y si ves una te pones pálido," Adriana dijo.

En eso tenía razón, ella me conoce muy bien y al fin y al cabo siempre seremos amigos.

Tome el trago de tequila y sentí como recorría mi garganta quemándome.

"Ya lo tome," dije chupando el limón.

Ella sonrió y se tomó el suyo.

La platica me distrajo que cuando me di cuenta la botella estaba a la mitad. Me sentía un poco mareado y pedo que todo me daba vueltas.

Sin darme cuenta ya estaba en mi habitación sin camisa y Adriana estaba parada al frente de mi sin ropa. No sabía lo que estaba pasando pero mis necesidades de hombre me cegaron. Tenía tiempo sin tener relaciones que con ver el cuerpo de Adriana me puso caliente.

La empuje a la cama y me subí arriba de ella sin ponerle todo mi peso para besarla.

"Daila," susurré.

Mi cabeza me decía que ella era Daila.

"¡OVIDIO!" Se abrió la puerta de golpe.

Mire asi la puerta y mire a Daila parada ahí con las manos en su boca y con lágrimas en su rostros. En ese momento el efecto del tequila se fue y me dio cuenta lo que estaba haciendo con Adriana.

NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora