XLI

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Mire a todos tirados en el pasto sin aliento tratando de recuperar fuerzas y seguir jugando pero nadie se levantaba.

"No me digan que ya se rindieron," dije riéndome.

"Ustedes... hicieron... trampa," dije Serafín con dificultad.

"¿Trampa?" Pregunté.

"Ustedes... tiene a... Daila," continuó Serafín.

Iván fue el único que se levantó y pateo el balón así la portería metiendo un gol.

"Cuatro a tres," dijo él.

Vicente al ver eso se levantó de inmediato y corrió así el balón y lo patio pero a la portería contraria.

"Empate," el dijo.

"El equipo que meta el siguiente gol gana," dije.

Ovidio, Alfredo, Serafín y Néstor se pusieron de pie de inmediato y tomaron sus posiciones.

"Pero les cambiamos a Néstor por Daila," dijo Serafín.

"¿Por que yo? En ese caso mejor te cabíamos a ti por ella," Néstor se defendió.

"Ella es de los chapitos," dijo Alfredo.

Yo solo negué con la cabeza.

No puedo creer que estos hombres no sepan jugar fútbol y se rindan fácilmente.

"Bueno, ya dejan de pelear y juguemos." Dije.

Iván patio la pelota así a mi y después el corrió así la portería contraria al igual que Ovidio mientras Alfredo se quedaba atrás para defender nuestra portería. Mire que Serafín venía corriendo así mi así que paté la pelota a Ovidio.

"Quítale la pelota, Néstor." Escuché gritar a Vicente.

Néstor le quito la pelota a Ovidio y corrió así nuestra portería pero por suerte Alfredo se barrió quitándole la pelota a Néstor.

"Eso cabron," Iván exclamó emocionado al ver la acción de Alfredo.

Alfredo pateo la pelota a Ovidio y el después a Iván pero como Vicente y Serafín corrieron a quitársela el me la aventó a mi y como estaba completamente sola la pude meter a la portería.

"¡GOL!" Gritó Alfredo.

"Puta madre," Vicente maldijo.

Ovidio corrió a abrazarme y después me cargo.

"Los chapitos derrotan a los mayitos," Alfredo dijo.

"Para la próxima quiero a Daila en mi equipo," Serafín dijo.

Todos estábamos completamente llenos de lodo y pasto y sudados. Cada uno nos metimos a los baños para poder limpiarnos un poco. Yo me metí al mismo baño que Ovidio. Él se quito la camisa y verlo me causo un cosquilleo en el estomago. Traté de limpiarle la cara con una toalla húmeda para limpiar el sudor y la tierra de su cara.

"Mira tu camisa," dijo él.

Mi camisa blanca estaba completamente sucia ya que hubo ocasiones en las que por maldoso Serafín me empujaba y caía al suelo.

"Ahorita te traigo una de Iván," él dijo.

"Así estoy bien," me negué.

"De todos modos yo le voy a pedir una para mi no creo que se moleste que le pida una para ti."

Giré mis ojos pero acepté.

Ovidio salió del baño.

Empecé a limpiar mi cara y arreglar mi cabello un poco. Mire mi camisa y Ovidio tenía razón estaba echa un desastre.

No pasaron ni cinco minutos cuando el entro al baño de nuevo.

El ya traía puesta la camisa nueva y en sus manos traía una camisa rosada de manga larga.

"Iván me dijo que es de Citlaly pero ya no la usa así que no hay problema," dijo dándomela.

Me quite mi camisa y solo me quede con mi sostén. Mire a Ovidio y el no me quitaba la mirada de encima. Sin pensarlo me acerqué a él y le di un beso.

"No sabes cuánto te deseo," escuché a Ovidio decir rompiendo el beso.

El me cargo y me sentó arriba del lavabo. Él me tomó por la nuca y comenzó a besarme apasionadamente.

Sentí como mi cuerpo estaba caliente y sentía una sensación muy rara.

Él fue bajando a mi cuello hasta llegar a mis pechos dándoles unos pequeños besos. Con su mano sentí como apretó uno de ellos.

"Ovidio," susurré.

Él desaprovecha mi sostén y lo tiro al suelo del baño.

"Ovidio... espera..." dije pero el me callo con un beso.

Sus manos jugaban con mis pechos y se sentía tan bien. El volvió a bajar a mis pechos pero de pronto solté un gemido de placer y dolor a la vez ya que había mordido uno de mis pezones.

"Es mi primera vez," dije.

Ovidio se detuvo y mire miro a los ojos.

"Perdón," dijo.

Él levantó mi sostén y me lo puso.

"Quiero que tú primera vez sea romántica," él dijo con una dulce sonrisa.

Creo que estaba completamente segura que mi primera vez sería con Ovidio. Esto me demuestra que realmente siente algo por mi y busca mi seguridad.

"Gracias," sonreí.

El me bajo del lavabo y me ayudó a ponerme la camisa de Citlaly.

Los dos salimos del baño y ya todos estaban en la sala sentados.

"Pensé que ya me estaban haciendo tío," dijo Alfredo.

Yo trague saliva y reí nervioso.

Ovidio y yo nos sentamos en uno de los sillones.

"Yo quiero la revancha," dijo Vicente.

"De todos modos vas a perder porque tenemos nuestra arma secreta," Alfredo dijo mirándome.

"Para lo próxima se quedan con Néstor y nosotros con Daila," Serafín volvió a repetir.

"Mejor cállate porque tú fallaste como cinco goles," Néstor dijo.

"Solo acepten que no saben jugar," Ovidio dijo.

Yo le di un pequeño golpe a Ovidio en las costillas.

"No les digas eso," dije.

"Gracias Daila, por defendernos." Vicente dijo.

Todos estábamos platicando y pasándolas súper bien. Estos chicos si que sabían como divertirse.

Ellos tomaron cerveza mientras que yo y Ovidio tomábamos jugo o agua.

Ovidio y yo nos despedimos de todos porque ya era un poco tarde y de tanto jugar fútbol creo que todos estábamos agotados y más ellos ya que habían tomado.

Los dos veníamos en la camioneta completamos en silencio solo escuchando música.

"¿Como te la pasaste?" Ovidio pregunto.

"Me divertí mucho."

"Quería pedirte una disculpa por lo qué pasó en el baño," Ovidio dijo.

"No pasa nada," respondí.

Tenía ganas de que volviera a pasar pero tenía pena de decirle a Ovidio.

Recargue mi cabeza en el hombro de Ovidio para estar un poco más cómoda. Sentía mis ojos pesados así que los cerré por un instaste pero caí en un profundo sueño.

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