Me lave la boca y me eche un poco de agua en la cara para que pudiera sentirme mejor pero aún sentía pocas náuseas.
"¿Que te pasó?" Él pregunto preocupado.
"No lo se."
Él tocó mi frente con su mano.
"Pues no tienes calentura," dijo muy seguro.
"Tal vez la pizza ya no sirve," dije dudosa.
Los dos salimos del baño y nos dirigimos a la cocina donde la caja de pizza seguía ahí al igual que mis dos rebanadas. Él tomó una de mis rebanadas y primero las olió y después le dio una mordida.
"Pues para mi me sabe muy bien," él dijo.
"Yo creo que estoy muy cansada y además casi no he comido muy bien," dije.
Era la verdad, durante este mes estuve muy ocupado con las actividades de mi grupo y mis actividades en solitario que no tenía tiempo de comer y solo comía una manzana en todo el día y agua para llenarme.
Él me miro de pies a cabeza y podía jurar que me estaba juzgando.
"Pues ahora que lo dices te miras un poco más delgada," él dijo.
"El trabaja me tiene muy ocupada y casi no puedo comer bien," expliqué.
"¿Que te parece si te hago un té y una sopita de pollo?" Él se ofreció.
Empecé a reírme a carcajadas. No me imaginaba a este hombre cocinado. Quería verlo hacerlo el ridículo así que acepte a que me cocinara.
"Ve y acuéstate en el sillón mientras yo cocino,"
Me ordenó.Fui a mi habitación por una sábana para poder taparme y me acosté en el sillón a ver un poco de televisión. Lo único que podía escuchar eran los ruidos que hacían con los trastes.
Pasaron como tres horas cuando deje de oír los trastos ser azotados.
"Listo," lo escuché.
Giré mi cabeza y mire que sobre la mesa había un plato del cual salía un poco de vapor y aún lado de este una taza.
"Su orden está servida," el dijo inclinándose así mi.
Me levante del sillón y me acerque a la mesa y no era por nada pero olía deliciosa la sopa. Me senté en la silla y el se sentó al frente de mi.
"Pruébalo."
Tome la cuchara pero sople antes de llevarla a mi boca para no quemarme.
"Esta deliciosa," dije tomando más sopa.
No era por nada pero si estaba delicioso y me recordaba a la sopa que hacía mi abuela cuando era más pequeña y la iba a visitar a su casa.
"¿Quien te enseño a cocinar?" Pregunté.
El solo observaba cómo disfrutaba cada cucharada.
"Mi ama. Ella siempre me dijo que nunca dependiera de ningún mujer así que me enseño a cocinar," el explicó.
"Debería enséñame a mi," brome.
"Cuando quieras."
Tome otra cucharada de mi sopa pero de pronto sentí ganas de vomitar. Lleve mis manos a mi boca y salí corriendo al baño de nuevo.
Cuando termine de limpiarle y enjuagar mi boca de nuevo, lo mire a él recargado en el arco de la puerta con los brazos cruzados.
"No me mires así," dije apenada ya que me me miraba fatal.
"Daila, perdón que lo pregunté pero a venido Andrés este mes." Él preguntó.
"Yo no conozco a ningún Andrés," respondí.
Solo comenzó a reírse a carcajadas.
"Como te lo explico para que entiendas... ¿has tenido tú regla este mes?" Él pregunto.
En ese momento mis ojos se abrieron como plato. He estado tan ocupada que no me di cuenta de mi menstruacion. Bueno, por mis hábitos alimenticios, el estrés, mi peso y otras cosas más había meses que no tenía mi regla.
"Aveces tengo mi periodo y aveces no," dije.
"A cabron, ¿cómo está eso?" El preguntó.
"Es que el estrés y el trabajo retrasan mi periodo," expliqué.
"¿Has tenido relaciones sin protección?"
"No."
El rasco su nuca.
"Estaré bien," sonreí y después salí del baño dejándolo ahí confundido.
Me acosté en el sillón y el se sentó junto a mi.
"¿Te sientes mejor?" él preguntó.
Asentí con la cabeza y después me acomode y me quede dormida profundamente.
"¿Que hacen?" Escuché la voz de Jessica.
Abrí los ojos y me di cuenta que estaba acostada sobre su pecho de él y él también se encontraba dormido con sus brazos alrededor de mi.
"¡IVÁN!" Gritó Jessica haciéndolo despertar.
En cuando los dos estuvimos en nuestros cinco sentidos nos levantamos del sillón de inmediato.
"¿Que estaban haciendo?" Jessica preguntó.
"No... no es lo que... parece... Daila se sentía mal... y nos quedamos dormidos pero no pasó nada," Iván dijo tartamudeando.
"Si... s-si... lo que dice Iván es cierto," dije también tartamudeando como Iván.
Jessica negó con la cabeza y paso su mano sobre su cabeza.
"Por suerte fui yo quien los encontró y no el tóxico y enfermo de Ovidio," dijo Jessica.
La mire con unos ojos de enojo porque sabía muy bien que odiaba que se expresara mal de Ovidio. Ya tenia bastante con lo que la gente decía de él como para que mi mejor amiga lo hiciera también.
"Yo ya me tengo que ir," dijo Iván mirando si reloj de mano.
"Te acompaño a la puerta," dije.
Jessica se dirigió a su cuarto pero antes de entrar se detuvo y giró la cabeza.
"Adiós, Iván." Dijo riéndose y después entro a su cuarto.
Iván tomó sus cosas y después nos dirigimos a la puerta donde nos detuvimos para despedirnos.
"¿Crees que le diga algo a Ovidio?" Él pregunto.
Tome la gorra de sus manos y se ña puse al mismo tiempo que arreglaba su cabello.
"Yo hablaré con ella," sonreí.
"Gracias."
El estaba apunto de irse pero se detuvo.
"Si sigues sintiéndote mal me llamas y yo mismos te llevo a un hospital," Iván dijo.
Lo giré y lo empujé con fuerza.
"Ya vete antes que te vean," dije.
"Buenas noches, Daila." Me guiño el ojo y después se marchó en su carro.
Sentí que el latido de mi corazón se aceleró. Sentí un poco de emoción al saber que Iván se preocupara por mi.
Cerré la puerta y me recargue en ella. Era imposible que esté embarazada ya que Ovidio siempre me cuidaba, no creo que me haya embarazada o ¿si?