LXIII

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[NARRA DAILA]

Entramos a la casa y ahí se encontraban todos platicando. En cuanto Iván y yo cruzamos la puerta todos se quedaron callados.

"Sigan hablando de viejas, no se preocupen por mi." Bromeé.

"¿Cuales viejas? Nosotros somos virgenes," Serafín dijo.

Salude a todos de beso y abrazo para después sentarme junto a Iván.

"Felicidades por tus premios," Vicente dijo.

"Pensé que no veían esas cosas," respondí.

"Pues este güey que todo el tiempo nos decía sobre tus nominaciones," Serafín miro a Iván.

"Esas cosas no se dicen," Iván dijo apenado.

Mire a Iván y su cara estaba roja lo que lo hacía ver adorable.

"Todos los días no paraba de hablar de ti y de lo feliz que estaba que tu canción fuera un éxito," Alfredo dijo.

De la nada Néstor salió de la cocina con unas botanas, aguas, jugos y cervezas en las manos. Increíble todo lo que podía cargar este flaco.

"¿De que hablan?" Preguntó Néstor.

"De como este güey no dejaba de presumir a Daila por sus premios," Vicente respondió.

"Todo el tiempo que veníamos en las camionetas solo ponía esa canción ya me tenía arto," Néstor dijo.

"Cállate porque hasta tu la cantabas," Iván se defendió.

"De los corridos pasó a regeaton," Néstor se burló.

Yo solo me moría de la risa de como atacaban a Iván y este solo estaba rojo de la cara.

"Pero Daila felicidades por tus premios," Serafín dijo.

"Gracias," sonreí.

Todos estábamos hablando de tonterías cuando escuchamos que un teléfono estaba sonando, todos empezaron a revisar sus teléfonos hasta que Serafín se levantó del sillón.

"Bueno," dijo y después se salió afuera de la casa.

"A de ser una vieja," Alfredo dijo.

"A ese güey no le llueven viejas así que a de ser mi papá," Vicente dijo.

"A de traer mas viejas que todos ustedes juntos," dije.

"¡Ay si! Voy a defender a mi mejor amigo Serafín," Alfredo dijo tratando de sonar femenina.

Gire los ojos y después le tire un cojín del sillón pegándole en la cara.

Minutos después entro Serafín un poco nervioso.

"¿Ahora tú qué traes?" Vicente le pregunto a su hermano menor.

"Nada," dijo.

Todos lo ignoraron y siguieron con su platica de carros, caballos, deporte, música y de cualquier otro tema que salía.

De tanto tomar jugo y agua me dieron ganas de ir al baño así que le pregunté a Alfredo donde estaba el baño. Seguí sus instrucciones hasta llegar al baño.

Salí del baño y me dirigí a la sala pero antes de llegar a esta pude escuchar una voz de una mujer. A lo que pude escuchar saludo a todos los que se encontraban ahí.

Llegue a la sala y mire a una mujer de cabello rubio, muy buen cuerpo, ropa y accesorios caros.

"¿Y ella que hace aquí?" Ella preguntó al verme.

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