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No podía evitar sentirme mal. Miraba a Daila y me sentía mas culpable. Supongo que el amor te hace hacer cosas tontas y egoístas. Tal vez estoy actuando egoísta pero yo quiero a esa mujer conmigo.

Yo se que tendrá más oportunidades cómo estás así que no es tan malo.

Los dos terminamos de comer y nos quedamos sentados en la mesa a conversar.

"Daila," dije.

"Dime," respondió ella.

"¿Te gustaría actuar?"

Quería saber su opinión y ver si decido decirle.

"No lo se," contestó Daila.

Supongo que eso significa que no entonces no le dire nada.

"Por diversión si lo haría," ella continuó.

"Bueno me gustaría verte en una película," dije riéndome.

"¿En una película?" Ella preguntó confundida.

"En una porno," me empece a reír a carcajear.

Ella me miro con una cara de disgusto pero después se empezó a reír. Que aliviado pensé se que se había molestado como cuando le robe el besó.

"¡Eww! Eres muy grosero, Ovidio." Dijo ella.

"Pero si mire una foto tuya muy sexy," dije.

Estuve investigado algunas cosas de ella para saber un poco más y había mirado algunas fotos de ella muy sexuales y sabía que había sido nombraba una de las mujeres más sensuales y hermosas.

"La empresa me dice que tengo que actuar así y tomarme fotos para ganar más dinero," ella confesó un poco incómoda.

"Ahora que estas conmigo ya no tendrás que tomarte fotos así," dije.

"Cuando seas el dueño de la empresa me avisas," dijo ella riéndose.

Eso me dio una gran idea. Necesito una empresa para lavado de dinero y así al mismo tiempo tendré más cerca a Daila.

"Eso ya lo veremos," dije con una sonrisa.

Ella solo me miro confundida.

"Ovidio," ella susurró.

La mire y su cara estaba seria. Traté de ponerme serio.

"Dime, chula."

"¿Me dejarás regresar con mi familia?" Preguntó.

Trague saliva.

Es una decisión difícil porque si la dejo ir pueda que jamás la vuelva a ver. Ella se puede ir a los Estados Unidos y denunciarme y será imposible que yo me pueda acercarme a ella.

"Ya te había dicho que estarás aquí hasta que tus vacaciones se acaben," dije.

"Gracias," ella me regaló una tierna sonrisa.

De la nada mi teléfono comenzó a sonar y al ver el nombre en la pantalla mi cara cambio completamente.

Me levante de inmediato de la silla.

"Tengo un asunto que resolver," dije y me fui directo a mi despacho.

Para cuando llegue a mi despacho mi teléfono había dejando de sonar así que tuve que regresar la llamada.

"Ya te dije que no gusta que me estes marcando cuando estoy en mis negocios. Ya te había dicho que solo marcaras por una emergencia," dije un poco serio y con la voz firme.

"Ovidio, ya se que estás con tus putas pero recuerda que tienes compromisos conmigo." Se escuchando una voz femenina al otro lado de la línea.

"Tú y tu puta imaginación. Ya sabes que el negocio no anda muy bien y tengo cosas que arreglar con mis hermanos," dije.

"Entonces quiero que vengas mañana mismo porque te necesitan aquí," ella dijo.

"Ya te dije que ando ocupado así que no podré ir," dije firme.

Pude escuchar los suspiros de ella por el teléfono. La conocía así que sabía que en cualquier momento iba a explotar.

"El día de la fiesta de Frida te lo deje muy claro, no me gustan tus putas escenas de celosos y mucho menos que las metas a ellas en estas cosas." Dije un poco molesto.

"Ahora te importan cuando no has venido a verlas por estar con tus putas," dijo ella.

"Si tengo putas o no eso ya no es tu problema. Yo después pasó a verlas," conteste.

"Aunque no quieras tú y yo aún estamos juntos así que mañana te quiero aquí o jamás las vuelvas a ver," dijo y después colgó.

Pinché vieja más terca. Pero cuando la vea no se la va acabar.

Salí de mi despacho y me fui directo a la mesa y por suerte Daila aún seguía sentada comiendo un poco de fruta. Me gustaba verla comiendo sano. Me senté y le robe un pequeño pedazo de sandía.

"¿Todo bien?" Ella pregunto al verme un poco pensativo.

Se que estoy mal en ocultarle las cosas pero tampoco quiero contarle mi vida completa.

"Cosas del trabajo," mentí.

"Cosas del trabajo," repitió tratando de imitarme.

Giré mis ojos tratando de finger fastidio pero me gano la risa.

"Me salieron algunas cosas de imprevisto así que no estaré mañana," informe.

"¿A donde irás?" Pregunto Daila.

"Iré con Iván y Alfredo arreglar unas cosas del negocio nada más," dije.

Ella solo se quedó mirándome mientras yo seguía comiendo fruta de su plato.

"¿Que? ¿Tengo algo en la cara?" Pregunté.

Que viejas mas locas. Ahora Daila se va a poner como la otra.

"Nada," respondió ella.

"Perdón por responderte así pero es que tengo problemas en el negocio y me trae preocupado," dije tomando su mano.

"No te preocupes, esas son tus cosas y espero que todo se mejore." Ella sonrió.

Por lo menos no me la hizo tanto de emoción.

[NARRA DAILA]

Después de que Ovidio recibió la llamada había estado actuando raro. Estaba un poco nervioso y de malas. Supongo que sus negocios no están tan bien porque para ponerse así está un poco raro.

No quería quedarme solo en este lugar porque no tendría nada que hacer. Ovidio había traído a la señora Rosario para hacerme compañía pero no era lo mismo porque era una señora grande y casi no teníamos mucho en común.

Ya era más de las 9 de la noche y Ovidio y yo nos encontramos afuera en el jardín sentados en la orilla de la alberca.

"¿Verdad o reto?" Preguntó Ovidio.

"Reto," respondí.

Ovidio se quedó pensativo por unos segundos causándome intriga porque no sabía lo que me retaría hacer.

"Te reto a que me des un beso en los labios," dijo después.

"Eso no," dije.

Si me moría por besar sus labios pero aún estaba con Alex así que no podía hacer eso.

"En la mejilla y si no quieres en la mejilla entonces te reto a quitarte tu camisa," propuso.

Este hombres es súper terco.

"Cierra los ojos," dije.

Ovidio cerró sus ojos lentamente y solo tenía una pequeña sonrisa en el rostro como si ya supiera lo que iba a pasar.

Me acerqué a su rostro y sin pensarlo bese sus labios. Me sentía muy nerviosa así que antes de que pudiera abrir sus ojos me levante y salí corriendo para adentro de la casa e irme a mi habitación.

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