Cuando terminamos de comer Ovidio me llevo al pequeño jardín que había atrás de la casa y como era de esperarse habían hombres armados.
"Ovidio, ¿donde está mi teléfono y mi pasaporte?" Pregunté en cuanto nos sentamos en una pequeña mesita que había en el jardín.
"Tu pasaporte lo tengo aguardado para que no se pierda," el contesto.
Tenía que buscar una manera de comunicarme con Alex y pedirle ayuda porque sabía que si pedía ayuda a las chicas Ricardo se negaría.
"Quiero mi teléfono," dije.
"Por el momento no puedes dártelo."
"Por favor," suplique pero no obtuve ningún reacción por parte de Ovidio.
"No seas terca, ya dije que no."
Me quede completamente callada porque no quería hacerlo enojar.
Tenía que buscar otra manera de comunicarme con Alex, ha de estar súper preocupado por mi y más si ya se enteró para quien fue el evento.
"¿Solo nos quedaremos aquí sentados?" Pregunté un poco aburrida.
Supongo que ya me acostumbre a siempre estar ocupada que estar sentada se me hace muy aburrido.
"Por el momento no podemos salir a menos que sea por algo urgente," el contesto.
"¿Y Frida?" Cambie de tema.
"Ella se fue a Los Ángeles."
Los dos nos quedamos completamente callados y el silencio eran muy incómodo. Yo solo miraba las flores y sentía como Ovidio me observaba.
"What are you looking at? (¿Que estas mirando?)" dije burlándome de él.
"Clámate, gringa. Aun me debes mis clases de inglés," él sonrió.
"Ya te dije que mis clases valen millones," brome.
Ovidio se levantó de la silla, me jalo de la mano y me acercó a él. Sentí como su cara se estaba acercando a mi cara poco a poco.
"Me puedes cobrar de otra forma," dijo Ovidio casi juntando sus labios con los míos pero yo hice mi cabeza para atrás para rechazarlo.
"Señor," un hombre se acercó interrumpido el momento.
Ovidio se alejó de mi y giró a ver al hombre. Yo me senté de inmediato para poder ocultar mi nerviosismo.
"¿Que pasó?" Pregunto Ovidio.
"Sus hermanos avisaron que viene para acá," el hombre respondió.
Ovidio giró a verme. Yo solo giré los ojos.
"Dicen que quieren echarse unas cervezas," el hombre continuo platicando con Ovidio.
"Diles que estoy ocupado." Dijo Ovidio pero de la nada se escuchó el sonido de la bocina de un carro.
"Creo que ya están aquí. ¿Los dejamos pasar?" Pregunto el hombre.
"Si, déjalos pasar." Suspiro Ovidio.
El hombre se retiró y Ovidio se acercó a mi.
"¿No querías ver a tus hermanos?" Pregunté.
"Es que aveces vienen hablar de negocios y yo solo quiero relajarme un poco," él dijo.
"¡OVIDIO!" Es escuchó una voz masculina.
Mire y era Iván y el otro hombre que estaba con Iván y Ovidio esa noche. Traían dos cajas de cerveza en sus manos. Ellos le dieron un fuerte abrazo a Ovidio y se quedaron boquiabiertos al verme sentada.
"¿Y ella que esta haciendo aquí?" Iván preguntando.
"¿Vienes a tomarte unas cervezas o vienes a investigar mi vida?" Ovidio respondió con un tono grosero.
"Ovidio, ¿estas pendejo o que? Ella es una artista y aparte de eso es Americana." Iván dijo.
Bueno, por fin alguien aquí usa la cabeza. Iván tenía mucha razón que Ovidio no estaba usando su cabeza porque lo está haciendo se llama secuestró. Este hombre si que es tonto si el gobierno estadounidense lo está buscando por sus crímenes y aparte súmale un secuestro de una Americana se está poniendo una soga al cuello.
"Solo estará aquí por unos días," Ovidio respondió.
El hombre que venía con Iván se acercó a mi y sacó una cerveza del cartón.
"¿Gustas?" Preguntó dándome una cerveza.
Ricardo nos había prohibido tomar alcohol así que nunca en mi vida había probado el alcohol.
"Yo no tomo," respondí.
El puso el cartón de cervezas sobre la mesa y se sentó en una silla. Ovidio y Iván aún seguían discutiendo.
"¿Tú fuiste la que canto con Frida?" Él me pregunto.
"Si, soy Daila."
"Alfredo," el dijo.
Iván y Ovidio comenzaron a discutir más fuerte.
"Eres un pendejo. Estas poniéndonos en riesgo a todos," Iván dijo.
"Puta madre. Ya te dije que solo estará aquí unos días, entiende." Ovidio le respondió.
Alfredo se levantó y se puso entre los dos.
"Iván, Ovidio ya te dijo que solo estará aquí unos días así que ya cállate." Alfredo trato de calmar a Iván.
Ovidio le dio una risa burlona a Iván.
"Y tú Ovidio, si que estás pendejo." Alfredo dijo.
"Ya cállense," Ovidio dijo para después tomar un cerveza y sentarse.
Alfredo le quito el cartón de cerveza a Iván de las manos y las puso sobre la mesa para después darle una cerveza. Iván aceptó la cerveza y se sentó en una silla. Yo me encontraba junto a Ovidio y Alfredo mientras Iván se encontraba sentado al frente de nosotros. Todos estábamos callados y solo tomaban sus cervezas.
"Entonces, ¿eres americana?" Alfredo me pregunto rompiendo el silencio.
"Nacida y criada en California," respondí con una sonrisa.
"Igual que el Serafín, ¿que no?" Alfredo dijo.
¿Serafin? No tengo idea de quien sea o que es Serafin. Yo solo sonreí confundida.
"Si, nació en San Diego." Iván dijo.
"Se creía la Verga por ser nacido en los Estados Unidos," Ovidio dijo riéndose.
"¿No quieres una cerveza?" Iván me preguntó.
"Dice que no toma," Alfredo contestó.
Supongo que no me haría mal probarla además Ricardo no está aquí para regañarme o prohibirme las cosas.
"Solo una," dije.
Ovidio se quedó sorprendido.
"Así me gustan," dijo Alfredo dándome una bote de cerveza.
Le di un gran trago sin pensar y sentí algo amargo pasar por mi garganta causando una mueca de desagrado en mi cara. Alfredo se empezó a carcajear. Puse el bote de cerveza sobre la mesa de inmediato.
"¡Eww! ¿Como les puede gustar esto? Sabe horrible," dije.
"Mija, no sabes lo que es bueno." Alfredo dijo aún riéndose.
Giré mis ojos.
"Whatever," dije.
"Poco a poco le tomarás el gusto," Iván dijo.
La verdad me esta divirtiendo mucho porque Alfredo era muy chistoso aunque aveces no entendía algunos chistes ni palabras pero el se tomaba el tiempo para explicarme. Iván estuvo casi siempre callado. Supongo que estaba preocupado por algo. Ovidio se la pasó agarrando mi mano todo el tiempo haciéndome sentir un poco incómoda pero solo le seguí la corriente para evitar problemas.