*Un Mes Después*
Estaba completamente inseguro de hacer o no hacerla la llamada. Ya todo estaba listo solo era cuestión de hacer la llamada.
Me senté en mi escritorio de mi despacho para poder relajarme un poco.
Sin pensarlo marqué el número que estaba ya en mi lista de contactos.
"Bueno," escuché que contestaron la llamada.
"Vicentillo, ¿como andas, compa?" Pregunté.
"Todo bien. Ya sabes lo mismo de siempre. ¿Que pasó?"
Trague saliva por los nervios. No quería que me descubriera así que trate de calmarme.
"Si, solo quería saber si ya estás listo para ir a cerrar el negocio con los rusos," dije.
"Pensé que ya te habían dicho que hubo cambio de planes," Vicente reveló.
¿De que diablos estaba hablando este cabron? ¿Como que cambio de planes? No, eso no puede ser porque entonces todo el puto trato con el gobierno se va a la mierda.
"¿De que hablas?" Pregunté un poco nervioso.
"¿No te aviso Ovidio?" Respondió Vicente.
Sentí un cosquilleo en mi estomago. ¿Que verga tiene que ver Ovidio con todo esto?
"Ayer me hablo y me dijo que el iría a cerrar el trato con los Rusos y no yo," Vicente añadió.
¡Puta madre! Este cabron de Ovidio está pero bien pendejo. El sabía que el plan era de mandar a Vicente con los rusos para que pudiera ser capturado y así el gobierno mexicano lo extraditarán al gabacho. Espero y esto no tenga nada que ver con Daila. El me había prometido que se alejaría de ella.
"Pero quedamos que tú irías porque sabes hablar ruso y el pendejo de Ovidio ni español sabe hablar bien el güey," proteste.
Si Ovidio va el gobierno le da a dar a igual si atrapan a el o a Vicente mientras tengan a alguien ellos son felices. Y sería más bueno para ellos porque tendrán a un hijo del chapo.
"Ya sabes que con gusto yo voy pero el me dijo que quería ir," Vicente explicó.
"Deja hablo con él y te echo una llamada porque le tengo otro encargo a él," dije.
"Esta bien," respondió y después colgó.
Pero que tonto fui al creer que Ovidio me haría caso. Ese día que hablamos lo sentí tan sincero que de verdad pensé que se alejaría de Daila.
Salí de mi despacho y busqué a Néstor.
"¿Que pasó Iván?" Preguntó Néstor entrando a la casas
"Quiero que me investigues que vergas se trae Ovidio," le ordené.
El solo asintió con la cabeza y después salió de la casa.
Esta vez si me va a escuchar ese cabron.
Llame a Alfredo para investigar y también ponerlo al tanto de todo esto.
- *Día Siguiente* -
"¿Crees que es una buena idea ir?" Preguntó Néstor por quinta vez.
"Ya te dije que me vale si se enoja o no," respondí.
"Pues si lo vas hacer alzo pronto porque la reunión con los rusos es unos días," el dijo.
"Pues para eso te llame. Vamos a ir ahora mismo," informe.
Néstor y yo nos subimos a la camioneta para después ir a tomar nuestro avión privado y dirigirnos a la Ciudad de México lo más pronto posible.
Cuando por fin aterrizamos los dos nos dirigimos a nuestro destino. Le pedí a Néstor que vigilara todo mientras yo arreglaba todo.
"¿Quien?" Escuché una voz femenina al otro lado de la puerta.
No quise responder así que toque de nuevo la puerta. La puerta se abrió y ahí estaba Jessie parada asombrada al verme. Ella me tomo del cuello de la camisa y me metió a la casa de inmediato.
"Ustedes les encanta tomar riesgos," ella se quejó.
"¿Está Daila?" Pregunté.
"Si, ¿por que?" Ella pregunto.
Respire profundo porque no quería alterarme pero Jessie estaba haciendo imposible que eso pasara.
"Solo quiero hablar con ella," respondí.
"Iván, creo que tú y tu hermano ya deberían dejar en paz a Daila. La están poniendo en peligro y también a nosotras," ella dijo.
"Eso es lo que estoy tratando de hacer pero Daila y Ovidio no hacen caso," confesé.
Jessie comenzó a reírse.
"Ustedes son la que la buscan. Daila ya no tiene contacto con Ovidio," Jessie dijo.
De la nada todas la chicas incluida Daila salieron de sus habitaciones confundidas.
"¿Con quien habl..." preguntó Cristiana pero al verme se quedó callada.
"¿Iván, qué haces aquí?" Daila preguntó.
"Solo viene a molestar y a ponernos en riesgo a todas. No entiende que ya es tiempo que nos dejen en paz," Jessie protestó.
"Iván, creo que es mejor que te vayas y no regreses más." Cristiana propuso.
"Lo haré pero primero tengo que hablar con Daila sobre Ovidio," dije.
"Ya te dije que Daila ya no tiene contacto con Ovidio," Jessie repitió.
Quería hablar a solas con Daila pero veo que será imposible con todas las chicas atacándome.
"Si eso es cierto, pregúntale a Daila con quien se ha estado viendo estos últimos días." Dije sin pensar.
Todos voltearon a ver a Daila y ella solo bajo la mirada.
"Daila, ¿te has estado mirando con Ovidio?" Preguntó Cristiana.
Ella no dijo nada solo asintió con la cabeza un poco apenada.
"Lo único que quiero es que Daila se mantenga alejada de Ovidio," dije.
"Pero yo quiero estar con él," Daila por fin abrió la boca.
Mire a Daila y ella solo tenia lágrimas en los ojos.
Mi corazón se aplastó un poco al escuchar eso. Sentí celos de que ella dijera eso de Ovidio. Quisiera ser yo en lugar de Ovidio pero para mi mala suerte nunca soy yo.
"Daila, Ovidio quiere entregarse a la DEA." Revele.
Todas quedaron boquiabiertos.
"¿Que?" Daila dijo confundida.
"Él piensa que entregándose a la DEA y darles información sobre la organización los gringos le reducirán la condena y le podrán dar una nueva vida lejos de aquí," explique.
"Pero, ¿eso puede pasar? ¿Que le reduzcan la condena?" Cristiana preguntó.
"Ustedes saben que somos los hijos del chapo y los jefes del cartel de Sinaloa, el cartel más famoso del mundo. Para los gringos somos trofeos y hay cero posibilidad que un gringo se ponga a negociar con uno de nosotros," les explique a todas.
Daila se sentó en el sofa tratando de entender lo que estaba pasando.
"Tal vez si le reduzcan la condena pero no lo dejarán libre jamás porque los cargos que lo acusan en los Estados Unidos son muy graves," añadí.
Eran imposible que los gringos quisieran negociar con uno de los hijos del chapo. Los cargos que teníamos en los Estados Unidos eran muy graves para que pudiéramos pedir un trato con ellos a cambio de información. Tenia de ejemplo a mi papá, quien ahora pasará el resto de su vida en una prison. Yo no quería eso para mi hermano.
Me arrodillé al frente de Daila y la tome de las manos.
"Daila, si realmente quieres a Ovidio te pido que no dejes que cometa esa locura. No quiero ver a mi hermano en la prison dejos de nosotros," le supliqué.