XXIX

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Abrió los ojos y busque a Daila pero ella no se encontraba en la cama. Me levante y me dirigí al baño pero tampoco había ninguna señal de ella. ¿Donde vergas se había metido esta mujer?

Baje a la cocina y ahí estaba ella tratando de cocinar.

"No me vayas a quemar la casa," dije bromeando.

Ella se giró a verme.

"Quería darte una sorpresa," ella sonrió.

Me acerqué a ella y la tome de la cintura para acercarla a mi, ella puso sus brazos alrededor de mi cuello.

"Mi sorpresa es verte aquí a mi lado," dije.

"My prince," ella respondió y después me dio un beso.

"Que te parece si desayunamos y después nos alistamos para ir a la carnita asada," propuse.

Le ayude a poner la mesa y después ella sirvió el desayuno que ella misma había preparado. Mire que había preparado hotcakes con huevo y tocino, un desayuno muy americano.

"Se mira delicioso," dije.

Ella me miraba emocionada esperando que probara un bocado. Me lleve el primer bocado a la boca y traté de fingir que estaba delicioso. No quería ser malo y decirle que no estaba bueno. Los hotcakes aún estaban crudos, los huevos estaban salados y el tocino estaba quemado.

"¿De verdad te gusto?" Ella pregunto.

"Si," respondí

Ella se llevó un bocado a su boca y hizo una mueca de disgusto.

"A mi no," ella dijo.

Me empecé a reír a carcajadas.

Después del desayuno los dos tomamos un baño, claro que separados ya que no quería que Daila se sintiera incómoda. Nos arreglamos y al terminar nos dirigimos a la casa de Iván donde sería la carne asada.

Ayude a bajar de la camioneta a Daila y la tome de la mano para dirigirnos al jardín de atrás donde ya estaban casi todos comiendo, bailando, tomando y platicando.

"Pinché ratón, pensé que ya no ibas a venir." Escuché a Alfredo decir en cuanto puse un pie en el césped.

El se acercó y me dio un fuerte abrazo.

"Ya sabes que yo no me pierdo las carnitas asadas," dije.

Alfredo miro a Daila quien estaba parada atrás de mi casi escondiéndose.

"Hola mija," Alfredo dijo con una sonrisa en el rostro.

"Hola," Daila dijo un poco tímida.

"¿Quieres una cerveza?" Me preguntó Alfredo.

"No, voy a manejar y traigo compañía."

Alfredo me miro confundido.

"Creo que el mundo está apunto de acabarse porqué jamás en mi vida había escuchado que tú rechazaras una cerveza," bromeó Alfredo.

"Para todo hay una primera vez," dije.

Mire a una mujer muy arreglada que se acercó a nosotros.

"Hola ratoncito, ¿no me presentas a tu invitada?" Dijo ella.

Alfredo solo negó con la cabeza y después se retiró como si estuviera huyendo de algo.

"Alejandrina, ella es Daila." Dije tomando a Daila por la cintura y acercándola a mi.

Alejandrina tomó la mano de Daila para después darle un beso en la mejilla.

"Mucho gusto. Soy la hermana de este cabron," ella dijo.

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