"Eso se lo deberías preguntar a Ovidio no a mi," Iván dijo un poco indiferente.
"No se cuando volveré a ver a Ovidio así que no puedo," dije firme.
El suspiro y se sentó en la silla de nuevo.
"¿Que quieres saber de ella?"
"Todo," respondí.
"Su nombre es Adriana," dijo Iván.
"Iván, quiero saber todo."
No se si me sentía un poco celosa de esa mujer desconocida pero obviamente tuvo que ser una mujer que Ovidio amo tanto como para haber tenido hijas y eso me hacía sentir un poco mal.
"Ovidio y Adriana se criaron juntos desde muy pequeños. Al crecer Ovidio se enamoró profundamente de ella y ella de él," Iván explicó.
Para que Iván no notara mi enojo solo tome un poco de mi café para ocultar mi cara con el vaso.
"Los dos ya estaban destinados a estar juntos," él continuó.
"No entiendo," dije confundida.
"Ella es hija de una pieza muy importante en la organización y para que todo se quedara en familia ellos dos se casaron," Iván explicó.
"¿Es hermosa?" Pregunté.
"Supongo que si," Iván dijo.
Me moría de ganas de verla. Supongo que ha de ser una mujer hermosa si Ovidio se fijó en ella.
"Los dos crecieron en el mismo ambiente así que se entendieron muy bien," él añadió.
"¿Y tu Iván?" Cambié de tema para evitar que Iván notara mis celos.
"¿Yo que?" Él preguntó.
"¿Casado con hijos?"
Iván comenzó a reírse a carcajadas como si le hubiera contado un chiste.
"No, mija. A esas cosas yo no le entro." Respondió.
"Nunca digas nunca," le guiñe el ojo.
"Aún no me llega la mujer de mis sueños y el día que llegue que se agarre porque le haré un kínder completo," él dijo riéndose.
"Eres un tonto," sonreí.
"¿Y tú? ¿Tienes planes de tener una familia?" Iván preguntó.
"Claro que si, quiero casarme por la iglesia, tener un vestido de princesa y una fiesta de ensueños." Dije muy emocionada.
Mire a Iván y él solo me observaba con una pequeña sonrisa en su rostro, era una sonrisa muy dulce.
"Y quiero cinco hijos," añadí.
Mi sueño siempre ha sido tener una familia muy grande ya que fui hija única y todo el tiempo me la pase jugando sola y me sentía sola.
"Quiero tener dos hijos míos y adoptar a tres más," dije.
"Pobre del papá," Iván dijo.
"Pero aún soy muy joven y en este momento no tengo tiempo para eso ya que estoy muy ocupada con mi carrera," expliqué.
"Serás la mejor mamá del mundo," Iván me regaló una sonrisa haciéndome sonrojar.
De la nada uno de sus hombres se acercó a él para después agacharse a la altura de su oreja izquierda y susurrarle algo al oído.
"Bueno plebe, fue un gusto saludarte pero ya me tengo que ir." Dijo él.
Los dos nos levantamos de nuestras sillas al mismo tiempo.
