[NARRA DAILA]
La mamá de Ovidio era una mujer muy amable y hermosa. Me dio gusto conocerla y ver cómo regañaba a Ovidio por todo. Le decía que se parara derecho, que limpiara su cara a la hora de comer y que se comportara todo un caballero conmigo.
Me sorprendió al oír que Ovidio quería tener un hijo conmigo. Llevamos casi cuatro meses de conocernos y creo que eso era un gran paso en nuestra relación. Tener un bebé ya era algo más serio porque eso significaría que estaría atada a él sin importar que estemos juntos o no.
Después de aver acabado de comer la señora Griselda ayudó a lavar los platos mientras yo recogía la mesa. Ovidio se fue a su despacho a checar algunas cosas de sus negocios así que solo estábamos su mamá y yo solas en la cocina.
Mientras ella lavaba los platos yo la ayudaba a secarlos con un pequeña toalla.
"Se mira que mi hijo te quiere mucho," ella rompió el silencio que había entre nosotras.
"¿Usted cree?" Pregunté.
"Nunca lo había visto así de enamorado," doña Griselda respondió a mi pregunta.
"Yo también lo quiero mucho."
Ella me pasó un plato para poder secarlo.
"Le voy a decir algo mija, cuando un hombre no quiere a una mujer solo se la llevara a la cama y hasta ahí pero si ese hombre te respeta, te presenta a su familia y te quiere dar un hijo es porqué realmente te quiere." Ella hablo seriamente.
"Es que apenas tengo 22 años y no creo que sea buena idea tener uno bebé ahora y más con su hijo y a lo que se dedica," no sabía si se molestaría por hacer dicho eso.
"Su papá de Ovidio tuvo varias mujeres pero solo para ratos y las únicas que tuvimos sus hijos fuimos pocas porque el sabía que éramos las que valíamos la pena y nos amaba," ella confesó.
Yo no quería tener una vida así, de estar con Ovidio y que el tuviera a varias mujeres.
"Además mi carrera no me lo permite," dije.
"No necesitas de eso. Mi hijo te tratará como una reina," ella insistió.
"¿De que tanto hablan?" Escuché la voz de Ovidio atrás de nosotras.
Sentí un gran alivio que Ovidio haya aparecido. Sentía que su mamá me estaba presionando a tener un bebé con él.
"Cosas de mujeres," Doña Griselda contestó.
"Iré al baño, con permiso." Dije y después salí por la puerta de la cocina.
Subí a mi habitación para poder echarme un poco de agua en la cara y sentirme mejor ya que las cosas que doña Griselda me había dicho me hicieron sentir un poco mal.
Yo no quería tener una relación así con Ovidio como la tuvo su mamá con su papá. Yo no quería que Ovidio tuviera con otras mujeres estando conmigo. Sus sentimientos de Ovidio parecen ser sinceros pero Daila acuérdate que Ovidio es muy bueno para mentir me recordé a mi misma.
Baje a la planta baja y estaba apunto de entrar a la cocina pero me detuvo ya que Ovidio y su mamá estaban platicando.
"Mijo, esa muchacha es muy hermosa así que ten cuidado que no te la vayan a robar." Doña Griselda dijo.
"Lo sé pero tampoco la puedo tener aquí encerrada. Ella es una artista y normalmente se la pasa viajando," Ovidio dijo.
"Y no crees que en uno de esos viajes conozca a un hombre y se enamoren. Además tiene a varios hombres detrás de ella," ella le dijo a Ovidio.
No estaba segura si Doña Griselda lo estaba diciendo con buena intención pero no creo que sea buena idea meterle esas ideas a Ovidio sabiendo el poder que tiene.
"Yo se que la quieres mucho pero lo único que quiero para ti es una mujer buena que te quiera," escuché a ella decir.
"A ella es a la que quiero," Ovidio dijo y en ese instante mi corazón comenzó a latir fuerte que en cualquier momento iba a salir de mi pecho y se pondría a sus manos de él.
"Entonces mijo, no se ha pendejo y no la dejé ir. Cuídela, respétela y quiérala mucho." Doña Griselda dijo.
"Eso haré ama."
"Y si no es mucho pedir ya dame otro nieto," dijo ella.
"Ya veremos."
"Perdón por la tardanza," dije entrando a la cocina y actuando como si apenas hubiera bajado.
"Bueno, me tengo que ir porque tengo algunas cosas que hacer." Dijo ella.
"Fue un gusto conocerla señora Griselda," dije y después la abracé para despedirme.
"También me dio un gusto conocerte. Espero verte pronto," ella se rio entre dientes.
"Te acompaño a la salida ama," dijo Ovidio.
Los dos salieron de la cocina dejándome ahí sola así que aproveche y me serví un bajo de agua fría.
Minutos después Ovidio entró a la cocina y me agarro por atrás y besó mi cuello haciéndome tirar un poco de agua.
"Te Quiero mucho," susurro a mi oído.
"Y yo más."
"Perdona a mi mamá y sus preguntas todas raras." Dijo Ovidio un poco avergonzado.
Me giré para poder verlo a la cara.
"Así son todas las mamás," me burlé.
"Fue verdad lo que dijiste sobre aún no querer una familia," él dijo cambiando su actitud completamente.
"Ovidio, aún tengo 22 años." Dije riéndome pero él solo estaba serio.
"Yo creo que es buena edad para tener un hijo, ¿no crees?"
"No, la verdad no creo." Dije secamente.
Me aleje de él y puse el vaso sobre la barra.
"Mi carrera musical está en su mejor momento y tener un hijo arruinaría todo," dije sin pensar.
"¿Te importa más tu carrera?"
"Ovidio, llevamos poco tiempo de conocernos." Exclame.
"Pero de todos modos de aquí en dos años tu carrera también estará en su mejor momento y así dirás todos los años y después cambiarás de opinión," él reclamo.
"Eso aún no lo sé."
Él me tomó de las manos.
"Ovidio, yo aún no estoy lista para hacer mamá así que por favor no me presiones." Dije y después solté sus manos y salí de la cocina.