XXVIII

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Para evitar darles explicación a las chicas decidí ir por mis cosas a la casa y irme con Ovidio de inmediato después de que termine con el en vivo.

Venía en la camioneta con Ovidio pero estaba completamente callada solo mirando por la ventana.

"¿Todo bien?" Preguntó Ovidio sin quitar la mirada de la carretera.

"Los comentarios de la gente me afectaron," respondí.

Él tomó mi mano y la besó.

"Mi chula, no se agüite por esos pendejos." Dijo.

"Me sentí horrible cuando tuve que hacer ese en vivo," expliqué.

"La gente siempre te va a criticar por todo pero los tienes que mandar a la chingada," Ovidio me dio ánimos.

Traté de darle una sonrisa pero aún no me podía sacar de la mente la forma en la que me sentí durante ese en vivo.

Desde del viaje en la camioneta tuvimos que tomar un avión privado ya que Ovidio dijo que era más seguro para mi y para el. En este momento no le convenía un chisme a él ni para mi después de lo que había pasó.

Habíamos llegado al rancho de Ovidio donde todo parecía estar como lo habíamos dejado. Era como si me hubiera ido solo unos horas y no un mes entero.

Ovidio ordenó a sus hombres a que llevaran mis maletas a su habitación causándome que mi cara se pusiera roja.

"¿No quieres dormir conmigo?" El pregunto.

"Es que nunca he dormido con un hombre," susurré por la vergüenza.

"No te voy hacer nada. Si quieres dormiré en el sillón de la habitación para que te sientas más cómoda," él dijo.

Le sonreí y el hizo lo mismo.

Subí a la habitación para darme un baño mientras Ovidio estaba en su despacho haciendo sus cosas.

Salí del baño y me puse algo cómoda para después bajar a la cocina para tomar una manzana y salir al jardín.

"¿Que haces, chula?" Escuché la voz de Ovidio atrás de mi.

Giré y el me dio un pequeño beso en los labios y después se sentó en la silla junto a mi.

"Vine a tomar un poco de aire fresco," respondí.

"Te quería pedir una disculpa por lo qué pasó," él dijo.

"Ya no quiero hablar de eso. Lo bueno que estaré alejada de las redes sociales por un rato," sonreí.

"Acabo de ver algunos comentarios y son muy crueles."

"Te vas acostumbrando," sonreí.

Los cometarios de las personas que se esconde detrás de una pantalla pueden ser tan crueles y créanme que lo aprendí a la mala. Siempre traté de ignorar esos comentarios para evitar que me afectaran.

"Para que ya no estes triste que te parece si me acompañas a una carnita asada mañana con mi familia y unos amigos," Ovidio cambio el tema.

"Suena interesante," dije haciéndome la pensativa.

"Lo tomaré como un si," él sonrió.

Ovidio se encontraba en el baño de la habitación bañándose mientras yo me encontraba sentada en la cama muriéndome de los nervios ya que sería nuestra primera noche juntos. Mis inseguridades me hacían pensar qué tal vez mi cuerpo no le gustaría a Ovidio. Él esta acostumbrado a las mujeres mas hermosas y a comparación a mi no les llegaba a los talones.

La regadera del baño se apagó y el agua dejó de sonar poniendo mis nervios de punta. Ovidio salió del baño minutos después con solo una toalla en la cadera, su cabello mojado y despeinado, su pecho desnudo dejaba ver el bello que tenía y su cuerpo torneado era perfecto.

Trague saliva al verlo pero desvíe mi mirada.

Él se acercó a su mueble y empezó a buscar su ropa.

"¿Quieres que salga para que te cambies?" Pregunté.

"Me cambiaré en el baño," el respondió.

Él tomó su ropa y se metió al baño. Aproveche que el estaba en el baño para poder ponerme mi pijama. Me empecé a quitar toda la ropa quedando solo en ropa interior. Estaba buscando mi pijama en la maleta que estaba junto de la cama. De la nada la puerta del baño se abrió y Ovidio salió.

"¡OVIDIO!" Grité y me subí a la cama para cubrirme con las sábanas.

Ovidio empezó a reír a carcajadas.

"¿Que traes?" Pregunto Ovidio.

"Me estoy cambiando," respondí aún abajo de las sábanas.

Escuché los pasos de Ovidio acercándose a la cama.

"Cálmate, lo que tú tienes ya lo he mirado." Dijo él.

Quite la sábana de mi cara y mire a Ovidio con una pequeña sonrisa en su rostros.

"Me encanta ese lunar que tienes atrás de la espalda," me guiño el ojo.

"Déjame que me cambie," dije.

"Cerrare los ojos mientras lo haces," Ovidio propuso.

Ovidio cerró los ojos pero aún tenía esa pequeña sonrisa en el rostro. Salí de la cama y pase mi mano sobre la cara de Ovidio para asegurarme que los tenía cerrado y no haría trampa. Tome mi pijama rápido y comencé a cambiarme.

"Ya puedes abrirlos," dije.

Él abrió los ojos.

"¿De que lados quieres dormir?" Ovidio pregunto.

"Pensé que dormirías en el sillón," respondí confundida.

"Es broma. Ya te dije que no voy hacerte nada malo."

Ovidio se encontraba acostado en el sillón con una ligera sanada mientras yo me encontraba acostada en la gran cama.

"¿Estás dormido?" Pregunté a Ovidio rompiendo el silencio que había.

"Aún no."

"¿Estas cómodo en el sillón?"

Me sentía mal de que Ovidio tuviera que dormir en el sillón por mi culpa sabiendo que había espacio suficiente para dos personas.

"He dormido en lugares peores," él respondió.

"Si quieres puedes dormir en la..." dije pero Ovidio no dejo que terminara porque ya se encontraba junto a mi en la cama.

"Así está mucho mejor," dijo Ovidio acomodándose mejor en la cama.

Me giré del otro lado dándole la espalda a Ovidio para evitar tener contacto visual o físico con él.

"Buenas noches, chula." Escuché a Ovidio decir.

"Goodnight," respondí y después me quede completamente dormida.

[NARRA OVIDIO]

Abrí los ojos y mire a Daila junto a mi acostada. Ella dormía profundamente pero eso no le quitaba lo hermosa que era.

Ella se giró dándome la espalda pero acercó su cuerpo junto al mío y su glúteos quedaron pegados a mi. ¡Puta madre! Sentí como mi miembro se estaba poniendo duro por imaginarme lo que podría hacer con Daila. Traté de pensar en otra cosa para que me bajara la calentura pero fue imposible porque había recordado ver a Daila en ropa interior.

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