VIII

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Abrí mis ojos ya que la luz del sol me lastimaba los ojos ya que había olvidado cerrar la cortina de la ventana del balcón anoche por el pánico que me dio que me descubrieran que estuve escuchando su conversación.

Me levante de mi cama y fui a cerrar las cortinas para después acostarme de nuevo en mi cama y seguir durmiendo pero eso fue imposible ya que alguien tocaba mi puerta.

"Daila, ¿estás despierta?" Escuché la voz de Jessica al otro lado de la puerta.

"No," respondí.

Escuché como Jessica abrió la puerta y entro a mi habitación silenciosamente. Ella se acercó a mi cama y se acostó a mi lado.

"Ayer hablé con Violeta... y me dijo algunas cosas de estas personas," escuché hablar a Jessica.

"¿Que te dijo?"

"Son narcos," ella reveló.

Sentí como si alguien me hubiera vaciado un balde de agua fría. Me pare de la cama de un brinco.

"WHAT?" Grite.

Jessica se paró de la cama también y se acercó a mi para taparme la boca con sus manos.

"Cállate," ella susurró a mi oído.

Asentí con la cabeza y Jessica quito sus manos de mi boca.

No podía creer que estábamos en la misma casa que unos delincuentes. Yo casi no sabía nada de estos temas pero lo único que sabía que eran unas personas sin corazón y que no les temblaría la mano para matarnos. Sabía que era sospecho todas esas armas y eso de taparnos la cabeza por "seguridad." Tenía mucho miedo que nos hicieran algo y jamás volver a mi familia.

"Solo tenemos que cantar y nos iremos de aquí. Trata de no tener contacto con ellos," Jessica dijo.

"Tengo miedo," dije casi llorando.

"Solo tenemos que hacer nuestro trabajo y no meternos en lo que no nos importa y así estaremos bien."

Traté de mantener la calma para no empeorar más las cosas. Ojalá y ayer no se hayan dado cuenta que escuché su conversación porque si no me harán algo malo. No quería decirle a Jessica lo que había pasado ayer porque no quería que se asustara más y se preocupara.

"Arréglate que tenemos que ensayar y más tú que tienes que aprenderte una canción," ella dijo.

Tenía muchas preocupaciones por lo que estaba pasando que olvide que tenía que cantar con la cumpleañera una canción ranchera.

Cuando Jessica salió de mi habitación me apure arreglarme. Cepille mis dientes, lave mi cara y cepille mi cabello para después amararlo. Después de terminar fui abrir mi maleta para buscar ropa cómoda para el ensayo. Me puse un panz gris y una camisa media pegada color blanca.

Cuando estuve lista salí de mi habitación pero como no sabia a donde estaba ni la cocina ni de donde me encontraría con las chicas. Decidí bajar las escaleras y irme por donde salió la señora de anoche. Gracias a dios si era la cocina pero estaba vacía. Mi mirada se fue directo a un plato de fruta. Tenía mucha hambre pero no quería comer mucho así que solo tome una manzana.

"Buenos días," escuché una voz atrás de mi asustándome provocando que tirara mi manzana al suelo.

Gire y en la entrada de la cocina estaba Iván parado.

"Perdón si te asuste," sonrió.

Lo ignore y mejor me puse a buscar mi manzana en el suelo. Recordé lo que había dicho Jessica así que por eso ignoré su disculpa y saludo.

"El desayuno está listo y tus amigas te están esperando," el dijo.

Cuando por fin logre agarrar la manzana del suelo me levante y la puse sobre la mesa.

"Gracias," respondí.

"¿No miraste el fantasma que estaba en tu balcón?" El dijo con una sonrisa pícara.

Me quede congela por un momento. ¿Acaso si me vio? ¿Estará enojado? Ojalá y no se enoje conmigo.

"Perdón, no fue mi intención." Baje la mirada.

"No te agüites plebe... solo que para la próxima ten cuidado," dijo el con un tono amable.

Sin decir nada me fui casi corriendo de ahí pero para mi mala suerte no sabía a donde se encontraba la habitación en la que las chicas estaban desayunando, que regrese de nuevo a la cocina y Iván parecía haber predicho que regresaría a la cocina porque tenía una pequeña sonrisa burlona en el rostro.

"¿A donde se encuentra el..." pregunté pero en mi cabeza no encontraba la palabra correcta.

Iván solo me miraba confundido y hizo que me pusiera mas nerviosa.

"Dining room," dije.

"Se te salió lo pocha," bromeó Iván riéndose a carcajadas.

"Yo no se como se dice dining room en español," dije un poco avergonzada.

"Las chicas están desayunando en el jardín," el dijo.

El me llevo hasta el hermoso jardín de la Hacienda. Tenían todo tipo de flores, había una fuente y una gran alberca.

Las chicas al verme se emocionaron al igual que yo ya que no estaría yo sola con Iván.

"Mi sobrina llegará en una hora para que pueda conocerlas. Bueno que disfruten su desayuno," sonrió Iván para después marcharse.

"Gracias," Violeta, Cristina y Jessica dijeron al mismo tiempo con una sonrisa.

Mi mirada se fue directo a toda la comida que había sobre la mesa. Pude notar que había fruta picada, pancakes, jugo de naranja y lo parecía ser chilaquiles verdes. Todo se venía tan delicioso pero tenía que resistirme porque no quería subir de peso.

"Daila, siéntate a desayunar." Violeta ordenó.

"No tengo mucha hambre," mentí sentándome junto a Cristina.

"Bueno, entonces solo come un poco de fruta." Cristina dijo dándome su plato de fruta.

No tuve otra opción mas que comer un poco de fruta aunque me morí de ganas de probar esos chilaquiles verdes que olían tan delicioso.

"Supongo que ya todas saben a lo que se dedica esta gente," Violeta dijo rompiendo el silencio.

"Solo traten de no tener mucho contacto con esas personas," Cristina dijo con un tono serio.

"Solo no se metan en donde no las llaman porque estas personas no se tentaron el corazón si ven algún soplón," Violeta siguió hablando.

Tragué saliva al saber que Iván si me había mirado ayer en la noche. Solo esperaba que no me hiciera nada malo.

"Desayunen bien porque tenemos que ensayar para mañana," Cristina dijo sacándome de mis pensamientos.

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