XLVI

415 26 6
                                    

Lo que menos quería por fin llegó, hoy se cumplían los 3 meses que se supone que estaría con Ovidio. Le supliqué a Ovidio que me dejara pasar la última semana con mi familia porque me moría de ganas de verlos y acepto.

Estaba súper emocionada de tener la oportunidad de ver a mi familia después de mucho tiempo estar lejos de ellos.

Quería llegarles de sorpresa así que cuando llegue a San Diego Ovidio me dijo que alguno de sus trabajadores de este lado me estaría esperando para llevarme a mi casa.

Baje del auto en el que venía y aquel hombre, bueno muchacho porqué parecía tener unos 22 años me ayudó a bajar mi maleta.

"Muchas gracias," le dije sonriendo.

El solo se rascó la nuca un poco tímido.

"En lo que ocupe estaría aquí afuera," respondió él.

"¿Afuera?" Pregunté confundida.

Se supone que solo me traería a mi casa y nada más, no se porque tiene que quedarse afuera de mi casa.

"Él patrón me pidió que me quedara a cuidarla," él explicó.

Gire los ojos y suspire. Ya veo porque me dejo venir porque me iba a estar vigilando. ¡Ay Ovidio! Estas súper loco.

"Dile a tu patrón que no estamos en su rancho así que no necesito que me cuide," dije burlándome.

"Si pero es mi trabajo y solo sigo órdenes," él contestó.

No quería que se metiera en problemas por mi culpa así que mejor lo deje que hiciera su trabajo.

"¿Puedo saber tú nombre?" Pregunté.

Bueno, si me estará cuidando por lo menos tengo que saber su nombre. No me gustaría tratarlo como un sirviente si no como un amigo.

"'Nicolas," él dijo.

"Mucho gusto Nicolás, yo soy Daila."

"Se quien es usted. A mi hermana le gusta su música y pues yo también soy su fan pero no le diga a mi patrón," el dijo un poco tímido pero con un poco de temor.

Me reí a carcajadas al ver lo tímido que es y sabiendo que está metido en estas cosas.

Toque dos veces la puerta un poco nerviosa y segundos después mi mamá abrió la puerta.

"¡MIJA!" ella dijo emocionada y me abrazo muy fuerte casi dejándome sin respiración.

"Mom, I can't breathe. (Mamá, no puedo respirar.)" dije con dificultad.

Ella me soltó para después tomar mi brazo y meterme a la casa de inmediato.

Todo estaba como la recordaba. Esta casa es muy valioso para mi ya que con mi primer cheque se las compre a mis padres. No es una mansión pero era una casa cómoda con tres cuartos, tres baños, un jardín hermoso y una pequeña alberca. Era de dos pisos.

Mi mamá puso la maleta en el piso y seguía agarrando mi brazo como si me fuera a escapar.

"¡AMOR!" Ella gritó.

No pasaron ni cinco minutos cuando mi papá salió de la cocina con un mandil puesto. Él también me abrazo muy fuerte pero el me levantó del suelo.

"Mi bebe hermosa," él dijo.

"Guess who's here? (¿Adivina quien está aquí?)" mi mamá dijo.

"My dad is cooking so let me guess... grandpa is here, (Mi papá está cocinando así que déjame adivinar... el abuelo está aquí,)" dije.

Ella sonrió en señal que yo estaba en lo correcto. Salió corriendo al jardín y ahí estaba mi abuelo sentado comiendo.

"¡ABUELO!" Grite desde la entrada.

El alzó su mirada y sus ojos se llenaron de lágrimas pero de emoción.

"Mi princesa," el dijo.

Corrí abrazarlo y darle un gran beso en la mejilla.

"Ya te extrañaba mucho," él dijo.

"Y yo más," dije también con los ojos llenos de lágrimas.

Me senté junto a él y tome su mano.

Mis padres se acercaron a nosotros con una sonrisa.

"¿Quieres comer?" Mi mamá me pregunto.

"Si, mami." Respondí.

Mi mamá entró a la casa y después salió con un plato lleno de arroz, frijoles y pollo. Todos comenzamos a comer y a platicar.

En mi pecho sentía mucha alegría de estar aquí con ellos. Verlos felices me hacían sentir tranquila y feliz.

Mi abuelo comenzó a platicar las travesuras que hacía yo cuando estaba pequeña. Todos nos reímos a carcajadas.

Entre a la casa por un suéter ya que era tarde y porque corría aire frío. Subí a mi habitación y mire por mi ventana a Nicolás adentro del carro solo. Sentí un poco de pena verlo ahí solo así que decidí bajar y salí de la casa.

"¿Todo bien?" Toque el vidrio de la ventana del carro.

Él se bajo asustado.

"¿Le pasa algo? ¿Quiere ir a un lado?" El pregunto confundido.

"No, solo quería saber si quieres algo de comer o de beber."

"Señorita, no se preocupe. Yo estoy muy bien así." El contestó.

"Mi mamá hizo de comer así qué pasa a la casa o comer," dije.

"Si el patrón se entera me mata," Nicolás dijo nervioso.

"Pero el no tiene que porque enterarse además diremos que necesitaba ayuda en cargar unas cosas adentro de mi casa," sonreí.

El apenado acepto y después de cinco minutos ya estábamos adentro de mi casa comiendo.

"¿Y de donde eres, muchacho?" Mi abuelo cuestionó a Nicolás.

"De Sinaloa, señor. Me vine hace como dos años para acá," él respondió.

Yo y Nicolás tuvimos que inventar una historia de como nos conocíamos ya que no quería preocupar a mi abuelo sobre lo que realmente estaba pasando.

Cuando por fin se dieron las diez de la noche todos estábamos apunto de ir a la cama. Mi abuelo tuvo que quedarse porque mi mamá no quería dejarlo ir y menos en la noche.

Salí de la casa con Nicolás para poder despedirme.

"¿Dormirás en el carro?" Pregunté.

"Si pero en la madrugada vendrá otra persona y después yo vendré en la mañana," él contestó.

"¿Quieres una cobija?" Le pregunté.

"No, usted ya me invitó a comer y ya no quiero causarle más molestias. Yo estoy aquí para hacer mi trabajo," él se negó.

Lo ignoré por completo y entré a mi casa por una de mis cobijas que tenía en mi habitación.

"Toma y no quiero un no por respuesta," dije dándole la cobija.

Él no tuvo de otra más que aceptarla.

"Muchas gracias. Usted es muy buena," Nicolás dijo.

Entre a mi casa para poder descansar un poco porque quería estar al cien para poder disfrutar a mi familia.

NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora