XLII

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Había pasado otro mes entero y quería que todo fuera mas despacio. Los tres meses que estaría con Ovidio se estaban acabando. Sabía que a él también no le gustaba la idea de que los tres meses estaban llegando a su fin porque lo notaba raro.

Había veces en las que se iba por varios días a ver a sus hijas lo cual entendía porque yo no quería que las dejara abandonas por mi culpa.

Hoy era el día que regresaba ya que había pasado casi media semana con sus hijas. Estaba emocionada de verlo de nuevo.

Dijo que llegaría en la noche así que todo el día espere a que el sol se metiera.

Cada ruido que escuchaba salía corriendo de la habitación para ver si el era pero para mi mala suerte eran los hombres de seguridad que entraban y salían para hacer sus necesidades.

Cheque el reloj y ya era más de las doce de la noche y aún no llegaba. Tenía miedo de que algo malo le pasara. Le preguntaba a los hombres de seguridad y lo único que me decían era que ya venía en camino y que no me preocupara.

Me estaba ganando el sueño cuando escuché la manija de la puerta. Me levante de la cama de inmediato y abrí la puerta antes que el lo hiciera.

"Amor," dije emocionado lanzándome a sus brazos.

"Tranquila, ratoncita." Él dijo.

Los dos entramos a la habitación y nos sentamos sobre la cama.

"¿Como te fue?" Pregunté.

"De maravilla. No sabes lo hermosas que son mis amores," él dijo.

Él me contó todo lo había echo con ellas y sus travesuras.

"Deja me doy un baño," dijo.

Me acosté sobre la cama mientras Ovidio se bañaba y de pronto se me vino a la mente lo que había pasado ese día en el baño de Iván. Sentí ese cosquilleo de nuevo en mi estomago. Cerré mis ojos y comencé a pasar mis manos sobre mi cuello y mis pechos en donde Ovidio había dejado sus besos. Estaba tan concentrada que ni me di cuenta que Ovidio ya había terminado de bañarse.

"Daila," escuché a Ovidio.

Me pare de la cama de inmediato.

"¿Estas bien?" Pregunto.

Él estaba con la toalla enredada a su cintura.

"Si," mentí.

Me acerqué a Ovidio y comencé a pasar mis dedos de mi mano derecha entre sus cabellos mojados y con otra acariciando su mejilla. Sin pensarlo le di un beso en los labios. Él me respondió el beso.

"Ovidio... quiero que me hagas tuya," susurré quebrando el beso.

"¿Estas segura?" Él preguntó.

"Si."

Él me regaló una sonrisa y después puso sus manos en mi cintura y volvió a besarme. El beso empezó a ser un poco más apasionado. Sentí como el metía su lengua a mi boca y se encontraba con la mía y hacían una pequeña guerra.

No podía creer que estaba apunto de hacer el amor con Ovidio. Me sentía muy nerviosa porque no tenía idea de lo que iba a pasar o como iba hacer.

Ovidio me recostó sobre la cama con delicadeza sin dejar de besarme.

"¿Tienes protección?" Pregunté separándome de él.

"No," respondió él.

Quería que pasara pero tampoco quería que este detalle de no tener condones arruinara todo.

"Si quieres paramos," él dijo.

"No, no quiero que pares."

"¿Estás segura?" Preguntó.

Toque su pecho con mis manos y el solo sonrió porque él sabía que eso significaba un si.

Él comenzó a besar mi cuello, mientras él besaba mi cuello él tocaba mis pechos. Mi pijama nos estorbaba así que Ovidio me la quito con mucho cuidado dejándome solo en mi ropa interior. Traté de cubrirme porque tenía mucha pena que Ovidio me viera así.

"No te tapes. Te ves hermosa," el dijo viéndome con asombro haciéndome que mis mejillas se sonrojan.

Me desabroche mi sostén y lo aventé al piso sin importar a donde cayera.

Tome a Ovidio por la nuca y lo acerque a mis pechos para que pudiera besarlos y morderlos como aquel día en el baño. Él se los metió a la boca haciéndome gemir. Fue bajando lento dándome pequeños besos en todo mi cuerpo hasta llegar a donde estaba mis bragas. Mire cómo el las quito y las aventó. Cruze mis piernas de inmediato.

"Tranquila," el dijo abriendo mis piernas poco a poco.

Me relaje y deje que el hiciera todo ya que yo no tenía ni idea de qué hacer.

Ovidio quito la toalla que tenía enredado en su cintura dejando ver su miembro listo.

Trague saliva al verlo pensando como diablos eso entraría en mi.

Él comenzó acariciar mi intimidad con sus dedos haciendo sentir placer. De pronto sentí como metió un dedo.

"Ahh, Ovidio." Gemí.

El saco y metió su dedo en mi haciéndome gemir más, él al escucharme metió otro de sus dedos.

"Estás mojadita," escuché a Ovidio.

Cubrir mi cara de vergüenza.

De pronto el metió su cabeza entre mis piernas y con su lengua jugaba con mi intimidad. Sentía tanto placer que solo gemía.

"Ovidio... ahh... fuck," gemí.

Él se levantó y se puso entre mis piernas y pude sentir como acariciaba mi intimidad con su miembro.

"¿Estas lista?" El preguntó.

"Si," respondió agitada.

Sentí com Ovidio trato de meter la punta pero sentía un dolor que traté de empujarlo pero el me tomo de la mano para tranquilizarme.

"Duele," mordí mi labio inferior para poder soportar el dolor.

"Yo se amor, pero tranquila y respira profundo."

Traté de tomar aire y sacarlo para relajarme. Ovidio volvió a meter la punta y sentí que la punta ya estaba adentro.

"¡Ahh!" Me queje de dolor.

"Tranquila, ya casi está adentro."

Ovidio me tomo de sorpresa y metió todo su miembro adentro de mi. Quise empujarlo pero el me abrazo.

"Disfruta," susurro a mi oído.

Él comenzó a sacarlo y meterlo mientras yo me quejaba de dolor y placer. Poco a poco el dolor fue desaparecido y solo sentía placer.

Los movimientos de Ovidio eran lentos y otras veces rápidos.

[NARRA OVIDIO]

Estaba completamente sorprendido cuando Daila me dijo que ya estaba lista para hacer el Amor conmigo.

Al entrar en ella sentí gran placer ya que sentía como apretaba mi miembro. Tanto era el placer que sentía que ya estaba listo para venirme así que saque mi miembro y me vine en sus pequeños y hermosos pechos.

La mire con las mejillas rojas y su respiración agitada al igual que la mía pero para mi era la mujer más hermosa del mundo.

Bese su frente.

"Estuviste genial," le susurré al oído.

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