IV

715 31 0
                                    

La cena con la familia de Alex fue de lo mejor. Su mamá se porto de maravilla conmigo que está me preparo unas enchiladas verdes porque Alex le había comentado que era mi comida preferida. Su hermana era la niña más dulce que había conocido. La verdad estaba encantada con toda su familia y la forma de como me trataron y me recibieron. Todo fue maravilloso pero pude notar que Alex estaba distraído y callado durante la semana lo cual era raro porque él nunca paraba de hablar.

Alex estacionó su carro al frente de mi casa. Los dos estábamos platicando de lo bien que no las pasamos en la cena con su familia. Quería preguntarle porque estaba callado y distraído durante la cena pero quería que él me lo dijera por si mismo.

"Me la pase de maravilla," dijo Alex con una sonrisa.

"Yo pensé lo contrario," dije.

"¿Por qué dices eso?"

"Porque estuviste callado durante la cena y estabas distraído," dije.

Al escuchar eso Alex solo se puso serio.

"Traigo un problema," confeso.

Lo tome de la mano y puse mi otra mano sobre su mejilla.

"Hace unos días me llego un aviso diciendo que mi papá dejó muchas deudas y podemos perder la casa," dijo Alex.

"Yo puedo ayudarte con el dinero," dije sin pensar.

Yo sabía muy bien que el jamás aceptaría pero no puedo dejar que le quiten su casa y que su familia se quede en la calle.

Alex me miro furioso.

"¿Crees que yo quiero tu maldito dinero?" Dije Alex enojado.

Él nunca me había hablo así. Solté su mano de inmediato al escuchar eso.

"¿Me tienes lastima o que?" Dijo.

"Cálmate. Yo solo quiero ayudarte," dije un poco nerviosa.

"No quiero tu ayuda. ¿Sabes que? Bájate de mi carro," ordenó.

Estaba completamente confundida. ¿Acaso dije algo malo? Solo quiero ayudarlo.

"¿Estás hablando en serio?" Pregunté.

"Bájate antes de que te vean que estás saliendo con tu chofer," Alex dijo quitándome el cinturón de seguridad.

"Alex, no metas ese tema que no tiene nada que ver con esto." Dije molesta.

No se porque diablos saca ese tema en esta pelea. Yo y el habíamos quedado en un acuerdo de mantener nuestra relación en secreto para que ninguno perdiera el trabajo no porque a mi me diera pena porque es mi chofer.

"A mi no me importa que seas un chofer," dije tratando de tomar su mano pero él empujó mi mano.

"Si de verdad no te importa entonces haz nuestra relación pública. Yo ya me cansé de ocultarme," él ordenó.

"No me pidas eso."

"¿Te doy pena o que ?" Preguntó.

"Si hago nuestra relación pública no solo yo perdería mi carrera si no también las demás chicas. El dueño terminaría el grupo," dije.

"Entonces ya tomaste tu decisión," dijo Alex.

Estaba completamente furiosa que no quería verlo más. No podía creer que me había puesto a decidir entre el y mi carrera.

"¡Fuck you!" Dije enojado saliéndome de su carro.

El arrancó el carro en cuanto me baje.

Entré a la casa furiosa y ahí estaba Jessica sentada en la mesa. Ella me conocía tan bien que en cuanto me vio pudo notar que algo no estaba bien.

"¿Que traes?" Pregunto.

"Tuve una pelea con Alex," confesé.

No me contuve así que pequeñas lágrimas comenzaron a caer de mis ojos. Al verme llorando Jessi corrió abrazarme muy fuerte para después llevarme al sofá para que nos sentáramos.

"Se enojo conmigo porque le ofrecí mi ayuda," dije.

"Los hombres aveces pueden ser muy orgullosos y más cuando la mujer es mejor que ellos," Jessica dijo.

"Pero yo solo quiero que esté bien."

"Es un tonto y nosotras no lloramos por tontos," Jessica sonrió.

Le regale una sonrisa porque tenía razón, yo lo único que quise fue ayudarlo pero si lo tomo mal es su problema no el mío.

"Vamos a dormir porque mañana nos espera un día muy pesado," Jessica bostezo.

Las nos paramos del sofá y cada quien se fue a su habitación.

Aun me sentía mal porque nunca me había peleado con Alex de esa manera. Siempre pensé que mi relación con él sería perfecta sin peleas pero ya veo que estaba equivocada. Quería tomar mi teléfono y marcarle y pedirle que viniera abrazarme pero sabía que era imposible porque no quería correr el riesgo que nos vieran juntos.

Cepille mis dientes para después ponerme mi pijama y meterme a la cama pero para no estar con la tentación de llamar a Alex apague mi teléfono y lo puse abajo de mi almohada. Después de varios minutos caí en un profundo sueño.

Abrí mis ojos y se me hizo raro no escuchar ningún ruido afuera de mi habitación. No sabía ni qué hora era así que busque mi teléfono debajo de mi almohada y lo prendí. Mientras se prendía me levante de la cama para poder estriarme. Cuando se encendió mire que eran las nueve y media de la mañana y aparte tenia como cien llamadas de las chicas.

"¡Fuck!" Me queje.

Tenía que apurarme porque nuestro ensayo empezaba a las diez de la mañana y a Ricardo no le gustaba la imputabilidad y me castigaría.

Corrí al baño a lavar mi cara, cepillar mis dientes y me cabello. Traté de ponerme lo primero que había en mi closet sin saber si combina o no y no me preocupa porque solo era un ensayo. Cuando estuve lista salí de la casa y como Alex estaba aún enojado no tuve otra opción más que caminar y correr para llegar a la empresa.

Sentía que mis piernas me temblaban y mi respiración estaba agitada de tanto correr pero por lo menos ya estaba en la empresa.

"Hola, Daila. Las chicas se encuentran en la sala de descanso," la chica de la recepción me informó.

"Gracias," sonreí.

La sala de descanso se encontraba en el segundo piso del edificio así corrí así a el elaborador. Cuando entré en el elevador apreté el botón número dos y la puerta estaba punto de cerrarse cuando alguien la detuvo. Tres hombres entraron en ella. Un hombre muy bien parecido con ropa de marca y una cadena de oro sobre su cuello y los otros traían ropa normal con sombreros y botas.

"Quiero a todos con los ojos bien abierto," el hombre de la cadena dijo.

"Claro que si, señor." Contesto un de los hombres con sombrero.

Me sentía muy pequeña que solo encogí los hombros y me pare en la esquina del elevador. Mis ojos se fueron directo a las armas que tenían fajadas atrás de su pantalón. Un escalofrío frío recorrió mi cuerpo. Tenía miedo de que me fueran hacer algo.

"Avísale a mis carnales que no tardaré, que solo vine por la sorpresa de mi sobrina," dijo aquel hombre muy bien parecido.

Los dos hombres asintieron con la cabeza.

Sin pensarlo levante la mirada y para mi mala suerte hice contacto visual con el hombre de la cadena.

"Señorita, ¿sabe en qué piso se encuentra la oficina del señor Martínez?" Me preguntó con un tono amable y dulce.

"En el segundo piso," respondí nerviosa.

"Parece que los dos iremos al mismo piso," sonrió.

Traté de regalarle una sonrisa para ocultar mi incomodidad y mi miedo.

De la nada la puerta se abrió y los dos hombres con sombreros estaban apunto de salir del elevador.

"Señores, recuerden sus modales. Ya saben que las damas son primero," dijo el hombre dándome El Paso.

Pase entre ellos y salí casi corriendo del elevador. Solo sentía que mi corazón se me saldría en cualquier momento.

NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora