Daila puso sus labios sobre los míos. Por un momento me quede congelado porque no me esperaba que ella me besara después que había descubierto que estaba casado. Ella se separó de mi segundos después para poder tomar aire. Yo la tenía agarrada de la cintura.
"Creo que tú también me gustas," ella dijo un poco tímida.
Sonreí y sentí como mis mejillas se pusieron rojas. Nunca me había pasado esto. Parecía como si fuera mi primera vez con una mujer.
"Entonces mi Chula, ¿quieres ser mi novia?" Pregunté emocionado.
Ella pensó por varios minutos y después se alejó de mi por completo.
"¿Que te pasa?" Pregunté.
"Ovidio, yo.. yo tengo novio," ella respondió.
"Supongo que tendrás que terminar con él," dije.
Ella bajo la mirada.
"Es que yo lo quiero mucho," Daila dijo.
Sentí un poco de celos y estaba molesto pero no podía decirle nada porque ella aceptó lo de Adriana y mis hijas así que no se me hace justo que yo le reclame.
"Daila, me gustas mucho por eso te traje conmigo." Expliqué.
"Estoy confundida. A él lo quiero mucho porque es mi primer novio y contigo siento algo también," dijo ella un poco confundida.
La tome de la mano y la volví acercar a mi.
"Dame la oportunidad de hacerte feliz, por favor." Dije.
"Ovidio, nuestros mundos son muy diferentes. Tú eres un delincuente y no quiero terminar mal como todas las mujeres que están cercas de ustedes," Daila explicó.
Entiendo la preocupación de Daila, y pueda que tenga razón, las mujeres o cualquier persona que se relaciona con nosotros siempre termina mal.
"Yo jamás permitiré que te pase algo malo. Te cuidare con mi vida," sonreí.
Le di un pequeño beso en la frente y la abracé fuerte.
[NARRA DAILA]
Estaba completamente en shock cuando me enteré que Ovidio tenía esposa y hijas pero el me explicó que ya tenía tiempo de no estar con ella. Yo no quería meterme entre ellos dos porque a mi no me gustaría que me hicieran lo mismo pero es que ya me sentía muy atraída a Ovidio que era difícil separarme de él. Ya se que estoy loca por meterme con un delincuente como él pero es inevitable.
Los días pasaron y fueron los días más increíbles de todo mi vida, ni los premios, los viajes, los conciertos y la fama se comparaban lo que había vivido con Ovidio. Durante estos días habíamos ido a comer, montar a caballo, ver películas, y otras cosas más que cada día me gustaba más. Pero como dicen nada es para siempre y los días de mis vacaciones terminaron y tenía que estar de regreso a mi casa con las chicas y seguir con mi carrera. Ovidio me dio un teléfono y me dijo que así podíamos tener comunicación pero solo para emergencias ya que no quería meterme en problemas y yo tampoco quería meterlo en problemas.
"Te voy a extrañar mucho, mi chula." Ovidio dijo y después me dio un pequeño beso en los labios.
"Yo te voy a extrañar más," sonreí.
"Pero te voy a ver en la television y en internet," dijo él.
Sus hombres bajaron mis maletas de la camioneta.
"Mi vuelo está apunto de salir ya me tengo que ir," dije.
Él me abrazo muy fuerte y me dio un beso en los labios como si no hubiera mañana. Le di un pequeño golpe en el brazo para que dejara respirar. Él se separó de mi de inmediato.
"Te quiero mucho," dijo Ovidio.
"Te quiero," respondí.
Tome mis maletas y entre al aeropuerto donde me perdí entre la multitud.
El vuelo había sido un poco cansado y lo único que podía pensar era en Ovidio y en lo que estaba haciendo y si se encontraba bien. Quería verlo pero sabía que eso no era posible porque sabía que cuando yo bajara del avión me esperaba un montón de eventos, entrevistas, ensayos y muchas cosas más relacionas con mi trabajo.
Salí del aeropuerto y las chicas me estaban esperando. Ellas corrieron abrazarme en cuanto me vieron.
"Daila, no sabes cuánto te extrañamos." Cristiana dijo.
"Yo también las extrañé mucho," respondí.
"¿No te hizo nada ese maldito delincuente?" Jessica pregunto.
"No, solo tuve que cantar para él y otras personas más." Mentí.
Jessica me abrazo fuertemente casi dejándome sin aire.
"Hay alguien que muere por verte," Jessica dijo con una sonrisa pícara.
Ella me tomó del brazo y con las demás chicas salimos de aeropuerto y para mi sorpresa ahí estaba Alex parado con una gran sonrisa en su rostro. Yo no sabía ni que hacer ni que decir. Me sentía mal porque lo había engañado con Ovidio, no tuvimos intimidad pero los besos cuentan como engaño también.
"No sabes lo mucho que te extrañe," Alex dijo dándome un abrazo.
Yo le correspondió el abrazo pero un poco indiferente.
"Yo también," dije con una sonrisa nerviosa.
Él me miro y sabía que el había notado que algo andaba mal.
Todos nos subimos a la van y las chicas me venían contando lo que habían hecho durante las vacaciones, yo me encontraba mirando por la ventana distraída pensando en Ovidio. Quería verlo y abrazarlo pero sabía que era imposible.
"Llegamos, señoritas." Dijo Alex sacándome de mis pensamientos.
Las chicas bajaron y yo estaba apunto de bajarme pero Alex tomó de mi mano.
"¿Podemos hablar?" Pregunto él.
Asentí con la cabeza y me senté en el asiento del copiloto.
"Te extrañe mucho," dijo él queriéndome dar un beso pero yo rechacé el beso.
"El vuelo estuvo muy cansado y quiero descansar," mentí.
"Esta bien, princess." El me regaló una sonrisa.
Le respondí la sonrisa y después me baje de la van y entré a la casa y como era de esperar las chicas estaban sentadas en la sala.
"¿Todo bien con Alex?" Cristina pregunto.
"Si, todo bien."
Tome mi maleta y me metí a mi habitación. Empecé a desempacar y acomodar mi ropa en mi closet cuando de la nada escuché el sonido de un teléfono. Tome mi teléfono pero no era el mío si no el que me había dado Ovidio.
"Hello," contesté.
"Cálmate, mi pocha." Escuché una voz familiar al otra lado del teléfono.
Sonreí al escuchar su voz.
"Ovidio," dije.
"Solo te llame para decirte que te extraño y te quiero mucho," dijo él.
"Yo también te extraño y me muero por verte," respondí.
"Pronto, mi chula, bueno me tengo que ir." Dijo Ovidio y después colgó.
En toda la noche la sonrisa jamás se desapareció de mi rostro y las chicas solo me preguntaban pero traté de de simular pero creo que no sirvió de nada.
