"Carnal, no asustes a la plebe." Ovidio dijo.
Iván entró a la habitación un poco serio.
"¿Y Frida?" Pregunto Iván con un tono molesto.
"Fue con su mamá para medirse un vestido," Ovidio contestó.
Iván me miro y sentía que me quería matar con esa mirada que solo baje la mirada.
"¿Y tú qué haces aquí? Ellas están ensayando y no quiero que las vengas a distraer," Iván dijo serio.
"Solo viene a saludar a Frida pero tuve que quedarme hacerle compañía a nuestra invitada," Ovidio explicó con una risa.
El teléfono de Iván comenzó a sonar así que no tuvo otra opción más que salirse de la habitación dejándome otra vez sola con Ovidio.
Creo que Iván me daba más miedo que Ovidio. Ovidio se miraba una persona más tranquila que Iván quien todo el tiempo usaba cosas de marca y tenía una mirada intimidante a lo contrario de Ovidio quien se mira humilde.
"Creo que la novia no le ha dado y por eso anda de gruñón," Ovidio bromeó.
Normalmente ese tipo de bromas o comentarios no causaban risa pero con Ovidio es diferente así que solo reí. El me causaba algo raro por dentro.
"¿Siempre es así?" Pregunté.
"Aveces, pero anda con algunos problemas por eso anda más gruñón de lo normal."
"Pero tampoco se tiene que desquitar con nosotros," dije.
"Si te dice algo me dices a mi y lo pongo en su lugar," Ovidio sonrió haciéndome sonrojar.
Traté de calmarme porque recordé que aunque sean buena persona conmigo no borra a lo que se dedica. Por culpa de el muchas personas han desaparecido y muerto y el es uno de los causantes de todo lo que vive en Mexico con la violencia.
"¿Que pasó, plebe? Se fue a otro mundo," Ovidio dijo sacándome de mis pensamientos.
"Me fui a otro universo," brome.
De la nada sentí que perdí fuerza en mis piernas así que caí al suelo pero gracias a Ovidio que reaccionó rápido mi caída no fue tan fuerte, solo caí de rodillas pero el golpe fue leve.
Ovidio me ayudo a sentarme a una silla que había en el gimnasio.
"Estás toda pálida," dijo el dándome mi botella de agua.
Tome un poco de agua de la botella.
"¿Quieres que llame a un médico?" Preguntó Ovidio.
"No, solo estoy cansada."
Ovidio solo me miro preocupado.
Desde de que el grupo debutó no hemos tenido ningún tipo de descanso. Los ensayos se volvieron más pesados cada día. Todos los días teníamos practica y de la práctica teníamos entrevistas, eventos, comerciales que grabar, grabar música y muchas cosas y el único tiempo que podíamos descansar era en la van cuando íbamos de un lado a otro. Las chicas trataban de alimentarse lo más que podían pero aún así bajaron de peso pero como yo trataba de alimentarme poco el cambio eran un poco más notable y más que soy un poco más pequeña que todas.
"Deberías ir a recostarte un poco," Ovidio me aconsejo.
"Mañana es la fiesta y aún tengo mucho que practicar," proteste.
Ovidio jalo una silla, la puso al lado de mi silla y sentó junto a mi.
"No quiero ofenderte pero estás muy flaca y creo que eso no es bueno," él dijo.
Claro que estoy delgada a comparación a sus viejas todas operadas y grandotas.
"Estoy bien," mentí.
"Bueno, si tú lo dices."
Giré los ojos porque casi no me gustaba hablar de mi peso y más cuando tienes a cientos de personas desconocidas criticándote de como te ves, te viste, hablas y todo de ti.
Sentí un poco de dolor en mis rodillas así que talle mi rodilla derecha y Ovidio se dio cuenta.
"¿Te lastimaste?" Preguntó.
"No creó," dije.
Ovidio se levantó y se arrodilló frente a mi.
"¿Me permitas?" Pregunto.
Asentí con el cabeza y de inmediato el arremangó mi panz hasta llegar a mi rodilla. Mire y mi rodilla estaba un poco roja.
"Al rato se quitará," dije.
"¿Quieres un poco de hielo?"
"No pero gracias," le respondí.
"Eres muy terca, chula." Ovidio sonrió entre dientes.
Él noto los pocos moretones en mi pierna. No miento cuando digo que las prácticas eran duras que hasta moretones teníamos las chicas y yo por las caídas que sufríamos y otras cosas.
"Son las prácticas," dije con una risita nerviosa bajando mi pantalón de inmediato.
Ovidio se levantó y se volvió a sentar junto a mi.
"La vida de un artista no es tan fácil como parece, ¿verdad?"
"No pero amo lo que hago y eso me hace feliz. Cuando veo el rostro de las personas cuando estoy en el escenario y escuchar gritar mi nombre y cantar mis canciones hacen que valga la pena todo el dolor que he pasado," confesé.
"Que bonito es amar lo qué haces," suspiro.
"Perdón, no fue mi intención que sonara de esa forma."
"No te preocupes, plebe. Me toco vivir esta vida y solo queda seguir adelante," me regalo una sonrisa pero en sus ojos podía ver que se escondía tristeza.
Como dicen algunas personas, no es bueno juzgar a nadie porque no sabes lo que realmente están pasando. Tal vez no sea una mala persona después de todo.
"Y dime, ¿tu familia de donde es?" Me pregunto cambiando el tema.
"Mi mamá y mi papá son nacidos en California al igual que yo," dije.
"Es por eso que suenas bien gringa," bromeó.
Le di un pequeño empujón con mi hombro contra su hombro.
"Los padres de mi mamá en realidad son de aquí pero casi nunca hablan de su vida," confesé.
"Mira, ya tenemos algo en común." Me guiño el ojo.
"Los del lado de mi papá son de la ciudad Mexico," continúe hablando.
Todos mis abuelos eran de Mexico pero mis padres habían nacido en California al igual que yo. Mis abuelos solo me contaban que se habían ido a California por problemas de dinero pero nunca me contaron de su vida en Mexico y creo que por eso perdí mi cultura mexicana. Había escucho que los padres de mi mamá que tuvieron que irse de Mexico porque mi abuelo se había metido en algunos problemas graves pero como apenas era una niña no le di mucha importancia a la conversación.
Frida entró por la puerta casi corriendo robando la mirada de Ovidio.
"Ya estoy de vuelta," dijo Frida recuperando el aliento.
Ovidio se levantó de la silla y se dirigió a la puerta.
"Las dejó practicar pero también no se les olvide descansar," dijo él apuntó de salirse del cuarto pero se detuvo por unos segundos.
Supongo que lo dijo por mi porqué casi estuve apunto de desmayarme.
"Y espero que sigan en pie las clases de inglés," me sonrió y después se marcho no sin antes guiñarme el ojo causando que me sonrojara de nuevo.