Ana
Hoy era el día de Sant Jordi, y la ciudad estaba vibrante con el bullicio de las festividades. Las calles se llenaban de color con las tradicionales rosas rojas y los libros que se ofrecían en cada esquina. Jana estaba en pleno entrenamiento con su equipo, así que Jan y yo decidimos buscarle un regalo especial para sorprenderla.
Sabía que no podía gastar mucho, pero quería hacerle algo especial. Después de pasear entre las paradetas llenas de libros y flores, nos detuvimos frente a una que ofrecía una impresionante variedad de rosas. Jan y yo comenzamos a observarlas detenidamente, buscando la perfecta.
—¿Cuál crees que le gustará más a Jana? —le pregunté a Jan, mientras examinábamos las rosas.
Jan frunció el ceño, con una expresión de profunda reflexión que me hizo sonreír. Luego, sus ojos se iluminaron con una idea.
—Compra una con los colores del Barça —exclamó, señalando una rosa con los colores Blau y grana.
Me reí, sacudiendo la cabeza.
—Jan, no creo que una rosa con los colores del Barça sea lo más adecuado para el día de Sant Jordi-Dije con una pequeña risa.
Él insistió, con una mirada decidida.
—¡Vamos, Ana! A Jana le encantará-Dijo con mucha seguridad.
Observé la rosa con los colores del equipo, considerando su propuesta. Aunque era un poco extravagante para la ocasión, Jan tenía razón en que a Jana le encantaría el detalle personal. Finalmente, me decidí a ceder ante la insistencia de Jan.
—Está bien, está bien. Compraré una rosa con los colores del Barça, pero también una rosa roja tradicional —dije, mientras seleccionaba ambas opciones.
Jan sonrió ampliamente, satisfecho con el resultado. Nos dirigimos hacia el puesto para pagar, y mientras el vendedor empaquetaba las flores, Jan se mantenía emocionado, anticipando la sorpresa que le esperaba a Jana.
Jana
Salí del entrenamiento, agotada pero contenta. La mañana de Sant Jordi había sido vibrante y el gimnasio estaba lleno de energía. Al ver a Ana y a Jan esperándome en la puerta, sentí una oleada de alegría. Ana estaba nerviosa, con un brillo especial en sus ojos, y sostenía en sus manos un par de rosas. La curiosidad me invadió mientras me acercaba.
—Hola, Jan. Hola, Ana —dije, sonriendo ampliamente mientras me acercaba.
Jan respondió con una sonrisa y un saludo amistoso, pero mi atención se centró en Ana, que me tendía las flores. Al observarlas, vi la rosa roja tradicional y, junto a ella, una rosa con los colores del Barça. Mi sorpresa se reflejó en mi rostro.
—¿Son para mí? —pregunté, con un toque de incredulidad en mi voz.
Ana asintió, intentando ocultar su nerviosismo tras una sonrisa cálida.
—Sí, pensé que serían un detalle bonito para el día de Sant Jordi. Jan tuvo la idea de la rosa del Barça —explicó, un poco sonrojada.
Miré a Jan, que parecía orgulloso de su contribución. Volví a fijar mi mirada en las flores, apreciando el gesto. La rosa roja era elegante y tradicional, pero la rosa con los colores del Barça era un toque personal que no esperaba. Me emocionó saber cuánto se había esforzado Ana en elegir algo que reflejara tanto nuestras aficiones como la ocasión.
—Es perfecto —exclamé, mi voz llena de sinceridad.
Ana se relajó un poco al ver mi reacción positiva y sonrió más ampliamente. Noté que el nerviosismo en su postura se desvanecía.
—Me alegra que te guste —dijo Ana, su voz suave pero llena de emoción—. Quería hacer algo especial para ti.
Jan se rió suavemente, mientras yo observaba cómo su expresión se llenaba de orgullo.
—Sabía que te gustaría —dijo Jan, mirando a Ana con complicidad—. Es un día especial, así que pensé que sería bueno añadir un toque personal.
Mi corazón se llenó de cariño hacia ambos, y sentí un impulso irresistible de demostrar cuánto apreciaba el gesto. Me acerqué a Ana, y sin pensarlo demasiado, la besé. Fue un beso lleno de ternura, uno que transmitía todo el amor y la gratitud que sentía. Me sorprendió la calidez de sus labios y el abrazo que siguió, un gesto que hizo que el mundo a nuestro alrededor se desvaneciera por un momento.
Cuando nos separamos, Ana me miraba con un brillo en los ojos que me hizo sentir aún más especial. Me volví hacia Jan, que observaba con una mezcla de satisfacción y alegría.
—Gracias, Jan —dije, con un tono sincero—. No solo por la rosa, sino por estar aquí y hacer que este día sea aún mejor.
Jan sonrió y se encogió de hombros, como si no fuera gran cosa, pero su alegría era palpable.
Miré las rosas en mis manos y luego a Ana, sintiendo que este gesto simple había añadido un significado profundo al día de Sant Jordi. Mientras nos quedábamos allí, disfrutando del momento juntos, sabía que este recuerdo sería uno que atesoraría siempre, un símbolo del amor y la consideración que compartimos en nuestra vida cotidiana.
Ana
Mientras aún disfrutábamos del momento, el bullicio del entrenamiento no se había desvanecido del todo. De repente, el grupo de amigas de Jana se acercó, y el ambiente se volvió aún más animado. Noté que se aproximaban con una mezcla de entusiasmo y picardía.
—¡Vivan las novias! —exclamó Cata, con una sonrisa traviesa, al vernos.
Las otras amigas se unieron a la broma con risas y comentarios juguetones.
—Mira qué romántico—dijo Bruna, acercándose—. ¿Desde cuándo eres tan detallista, Ana?
—Sí, y el toque del Barça, has dado en el clavo —añadió ahora Alexia, mirando la rosa con los colores del equipo con diversión—. ¿Desde cuándo esto se ha convertido en un asunto futbolístico?
Sentí cómo me ruborizaba, pero traté de mantener una sonrisa mientras mis amigas seguían con sus bromas.
Jana, aún con las rosas en la mano, se rió junto con sus amigas. Me miró con una mezcla de cariño y diversión.
—Eh, que no se nos olvide Jan —dijo Mapi, señalando a mí hermao—. Gracias a él tenemos la rosa del Barça. ¿Qué harías sin su ayuda?
Jan se encogió de hombros, con una sonrisa tímida pero satisfecha.
—Solo quería hacer que el día fuera especial —dijo, tratando de sonar modesto mientras sus amigas seguían bromeando.
Escuchaba las risas y los comentarios juguetones mientras me sentía un poco avergonzada pero feliz. La atmósfera se llenó de camaradería y humor, y me di cuenta de lo especial que era compartir estos momentos con todos ellos. Las bromas y las risas nos envolvieron, haciendo que el día de Sant Jordi se sintiera aún más alegre y memorable.
Mientras sus amigas continuaban con sus comentarios y risas, me volví hacia Jana, que estaba sonriendo con complicidad. Sabía que este día se convertiría en uno de esos recuerdos que atesoraríamos siempre.
____Otro capítulo por la cara pero ya van tocando cosas bonitas😁
El lado romántico de Ana😍
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𝐍𝐎𝐓 𝐄𝐍𝐎𝐔𝐆𝐇-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳
RandomDesde que Jana vio a Ana por primera vez algo en ella le llamó demasiado la atención, ambas son personas completamente diferentes, sus vidas no tienen nada que ver, pero por alguna razón el destino decide juntarlas