LXXIII

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Cuando llegué a casa, el eco de mis pasos en el pasillo parecía resonar más fuerte de lo habitual. Mi mente aún estaba atrapada en lo que había sucedido, pero el ver la puerta de entrada me llenó de una mezcla de alivio y tensión. Apenas pude cruzar el umbral cuando Gemma apareció, corriendo hacia mí con una energía desbordante. No pude evitar sonreír al ver su carita iluminada por la alegría.

-¡Mami!-exclamó, y antes de que pudiera hacer mucho más, me lanzó sus brazos. La levanté en el aire con una risa emocionada, sintiendo el peso de sus abrazos y el calor de su pequeña piel. Llené su rostro de besos, queriendo transmitirle toda la seguridad y amor que sentía al tenerla de nuevo en mis brazos. Sus risas y sus palabras hicieron que por un momento, el mundo pareciera un poco menos caótico.

Después de ese tierno reencuentro, me giré hacia Jana, que estaba al borde del sofá con una expresión de preocupación. Sus ojos reflejaban una mezcla de inquietud y alivio, y su postura tensa era evidente. Sabía que tenía que hablar con ella y explicar lo que había pasado.

-Jana, te tengo que contar algo-dije con una voz que intentaba ser calmada, aunque aún sentía el temblor de los nervios en mis palabras.

Ella asintió, su mirada fija en mí mientras se acomodaba en el sofá.

-Claro, cuéntame qué ha pasado-Dijo con una sonrisa aunque sin disimular su preocupación.

Me senté a su lado y tomé una respiración profunda, eligiendo cuidadosamente las palabras.

-Me he encontrado a Javier con Jan, verlo con Jan, ha sido como abrir una herida que pensé que ya había sanado-Jana frunció el ceño, su preocupación evidente.

-¿Como tiene el valor de acercarse a Jan?-Preguntó Jana alucinada y con algo de rabia.

-Al principio, me he sentido completamente desbordada-expliqué, tratando de mantener la calma.-Ha sido como si todo el dolor del pasado regresara de golpe. No sabía qué hacer, pero me di cuenta de que no podía permitir que me afectaran de la misma manera que antes-Jana me miró con atención y tomó mi mano.

Jana

Mientras Ana me contaba lo que había sucedido, experimenté una oleada de emociones complejas. Mi preocupación por ella era profunda, especialmente al saber que se había encontrado con Javier, alguien que había causado tanto daño en el pasado. Cada detalle que Ana compartía sobre su encuentro con Javier, su enfrentamiento y cómo logró defenderse a sí misma y a nuestra familia, me hacía sentir un torrente de sentimientos encontrados.

La valentía que Ana mostró al enfrentar a Javier me conmovió profundamente. No era solo la manera en que se había defendido, sino también cómo había manejado la situación con una claridad y determinación que solo alguien con una gran fortaleza podría exhibir. La forma en que describió su decisión fue un reflejo de su crecimiento personal. No solo se enfrentó a una situación dolorosa, sino que también tomó medidas para proteger su bienestar emocional, algo que merecía un gran reconocimiento.

Al escuchar su relato, no podía evitar sentir una admiración profunda. Ana siempre ha sido una persona fuerte, pero hoy, en medio de esta tormenta emocional, se mostró aún más valiente. Me di cuenta de cuánto había evolucionado, de lo lejos que había llegado en su capacidad para manejar los desafíos de la vida con una fortaleza tranquila y decidida.

Mientras hablaba, una profunda sensación de seguridad se asentó en mí. A pesar de la dificultad de la situación, sentí que la presencia de Ana era una fuente constante de protección y apoyo. Su determinación y su amor inquebrantable me proporcionaban un consuelo inmenso. La certeza de que, pase lo que pase, ella nunca permitiría que nada nos afectara, a Jan, a mí y muchísimo menos a Gemma, era una fuente de alivio y tranquilidad. Su capacidad para enfrentar el pasado con firmeza y resolver el presente con sabiduría me hacía sentir que, con ella a nuestro lado, podríamos enfrentar cualquier desafío.

Ana había demostrado no solo su fortaleza en ese momento crítico, sino también su compromiso con nuestra familia. Su amor y protección se manifestaban en cada acción que tomaba, en cada decisión que hacía para asegurarse de que estuviéramos bien. A medida que terminaba de relatar su experiencia, la sensación de seguridad y estabilidad que su amor proporcionaba se asentó en mí. Aunque el camino por delante era incierto y lleno de desafíos, sabía que con Ana a nuestro lado, tendríamos la fortaleza necesaria para superar cualquier obstáculo.

Su amor y su compromiso eran un refugio inquebrantable que me daba confianza. Me sentía protegida y respaldada por su presencia, sabiendo que enfrentaríamos el futuro con la valentía y el apoyo que solo ella podía ofrecer. A pesar de todo el miedo y la angustia que había experimentado, el saber que tenía a Ana a mi lado me brindaba un consuelo profundo y una seguridad que no podía ignorar. Su fortaleza era un faro en medio de la tormenta, y su capacidad para mantenernos unidos y protegernos era una garantía de que, juntos, podríamos superar cualquier adversidad.

Entonces, mientras Ana seguía hablando, Gemma, que había estado jugando cerca, se acercó lentamente a su madre. Sus pasos pequeños eran suaves, casi inaudibles, y su mirada reflejaba una preocupación que parecía ir más allá de su corta edad. Sin decir una sola palabra, levantó los brazos hacia Ana. Era evidente que la pequeña sentía que su madre necesitaba consuelo y su cercanía.

Ana, al ver a Gemma, extendió los brazos con ternura.

-¿Aupa?-Preguntó la niña con un puchero que nos mató de ternura a ambas.

-Claro mi vida-dijo con una voz cálida, que me pareció un bálsamo en medio de la tensión.

Ayudó a Gemma a subirse a su regazo, y la niña se acomodó en su lugar con un suspiro de alivio. La forma en que Gemma se aferró a Ana, rodeándola con sus pequeños brazos, era un testimonio del profundo vínculo entre ellas.

Observé con ternura cómo Gemma se acurrucaba en el regazo de Ana, notando en su rostro una mezcla de ternura e inquietud inusual para su edad. Era como si, a través de su instinto, la pequeña comprendiera que su madre estaba atravesando algo difícil. Aunque no entendiera todos los detalles, su necesidad de abrazar a Ana y buscar consuelo era palpable.

Ana la abrazó con igual intensidad, apretándola contra su pecho con una fuerza que transmitía amor y alivio. Era claro que la cercanía de Gemma le ofrecía un momento de paz en medio de la tormenta emocional que había atravesado. Vi cómo Ana respiraba profundamente, su expresión relajándose mientras el calor y la fragancia familiar de su hija parecían calmar la agitación que había arrastrado durante el día.

La escena que se desarrollaba ante mis ojos me llenó de una mezcla de ternura y admiración. Ver a Gemma buscar el consuelo de su madre y cómo Ana respondía con una ternura desbordante, a pesar de su propio estrés, era un testimonio del profundo vínculo que compartían. Me di cuenta de que, aunque los desafíos eran grandes, el amor y el apoyo mutuo entre Ana y Gemma ofrecían un refugio en medio de las dificultades.

El ambiente en la habitación se volvió más sereno mientras Gemma se aferraba a Ana. La presencia de la pequeña, con su abrazo sincero y su silenciosa petición de cercanía, ofreció a Ana un consuelo que solo un hijo puede brindar. Era como si Gemma, a través de su inocencia y amor, entendiera, a un nivel profundo e inarticulado, la magnitud de lo que su madre había enfrentado.

Ana, con los brazos rodeando a Gemma y una expresión de paz en su rostro, permitió que este momento de conexión y amor diera un nuevo sentido de fortaleza. Observando esta escena, entendí que, a pesar de las dificultades, el apoyo de su familia, simbolizado en el abrazo de su hija y el respaldo de quienes la rodeaban, era lo que mantenía a Ana firme. Mientras Gemma se acurrucaba en su regazo, pude ver cómo el amor y la unidad de nuestra familia servían como un ancla en medio de las tormentas. A pesar de los desafíos que enfrentábamos, me sentí reconfortada al saber que, con Ana a nuestro lado, tendríamos la valentía y el apoyo necesarios para superar cualquier obstáculo.
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Me muero de amor🥹

Sigo sin ideas pero se me ha ocurrido una para esta historia, ¿Os gustaría un final alternativo?😁

𝐍𝐎𝐓 𝐄𝐍𝐎𝐔𝐆𝐇-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora