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El avión vibraba suavemente mientras se dirigía a Formentera. Estábamos en un vuelo tranquilo y la pequeña Gemma dormía apaciblemente en el asiento delante de nosotros. Jana, estaba enfocada en una película con sus auriculares puestos, completamente inmersa en su mundo. Aprovechando que la situación parecía ideal, decidí hablar con mi hermano, que estaba a mi lado.

—Jan, necesito pedirte un favor muy importante —le susurré, inclinándome hacia él.

Jan levantó una ceja, intrigado. Miró a Gemma, que dormía, y luego a Jana, que seguía absorta en su película. Yo respiré hondo antes de continuar.

—Esta noche, cuando lleguemos a la casa que hemos alquilado, necesito que te quedes allí solo con Gemma-Le pedí con el mismo tono de voz.

Jan me miró fijamente, un atisbo de preocupación en sus ojos.

—¿Solo con Gemma? —preguntó.

Asentí, entendiendo su preocupación, pero tenía que asegurarme de que todo saliera perfecto.

—Sí, se que es una gran responsabilidad. Pero confío en ti, Jan. —Levanté una mano para mostrarle un pequeño estuche que había guardado con mucho cuidado. Lo abrí lentamente, revelando un anillo de compromiso que había estado guardando y ahorrando para este momento desde que Gemma nació, hace dos años—. Este anillo es para Jana. Esta noche, quiero llevarla a cenar a un lugar muy especial y luego, en un momento perfecto, le voy a pedir matrimonio.

Jan miró el anillo con atención, sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa y comprensión. Tomó un momento para asimilar lo que acababa de decirle. Luego, lentamente, sonrió.

—Así que esta noche es el gran momento —dijo—. Entiendo lo que estás planeando. Cuenta conmigo. Me encargaré de que Gemma esté bien cuidada y que todo salga según lo planeado.

Suspiré aliviada y agradecida. Jan siempre había sido una de las personas en las que más confiaba, y sabía que podía contar con él para que todo saliera perfecto.

—Gracias, Jan. De verdad significa mucho para mí. —Miré hacia adelante, observando a Jana y a Gemma. Jana seguía viendo su película, ajena a lo que estaba sucediendo a su alrededor—. Quiero que esta noche sea inolvidable para ella. Después de todo, este anillo es el resultado de dos años de sacrificios y ahorro. Quiero que sea una sorpresa que nunca olvide.

Jan asintió, su expresión se suavizó y adoptó un tono más relajado.

—No te preocupes. Gemma y yo pasaremos una noche tranquila y tú podrás concentrarte en hacer que este momento sea perfecto para Jana. —Hizo una pausa antes de añadir—. Estoy seguro de que todo saldrá muy bien.

La conversación terminó con una sensación de complicidad y apoyo mutuo. Mientras volvía a mirar a Jana y a Gemma, me sentí aliviada y emocionada. El plan estaba en marcha, y con la ayuda de Jan, estaba un paso más cerca de hacer de esa noche una ocasión verdaderamente especial.

Jana

Después de instalarnos en la casa de alquiler en Formentera, el plan era claro: disfrutar de un día en la playa. La arena dorada y las olas suaves parecían invitarnos a relajarnos y desconectar. Jan y Gemma se dirigieron inmediatamente hacia la orilla. Jan, con su paciencia habitual, empezó a construir castillos de arena, mientras Gemma reía y salpicaba agua con sus pequeñas manos.

Yo y Ana nos dirigimos a un rincón tranquilo de la playa y extendimos nuestras toallas. Nos tumbamos al sol, sintiendo cómo el calor se adentraba en nuestra piel. La paz y la tranquilidad eran palpables, y pronto me sumí en un estado de calma bajo el sol.

De repente, sentí unas manos suaves acariciando mi espalda. Abrí los ojos para ver a Ana inclinada sobre mí, sus manos moviéndose con delicadeza. La sensación de su toque, combinado con el calor del sol, era increíblemente relajante. Sonreí sin abrir del todo los ojos, disfrutando de esa atención inesperada.

—¿Te apetece algo especial esta noche? —susurró Ana, su voz cálida y cercana.

Me giré ligeramente para mirarla, sintiendo la curiosidad surgir.

—¿Qué tienes en mente? —pregunté, mi voz cargada de intriga.

Ana se sentó a mi lado, y susurró con una sonrisa enigmática.

—Estaba pensando en que podríamos salir a cenar juntas esta noche, solo nosotras dos. Jan se encargará de Gemma. Ya tengo todo planeado. Quiero que pasemos un rato especial, solo nosotras-Dijo acercándose más a mí, haciéndome sentir su aliento cálido cerca de mis labios.

Me sorprendió su propuesta, pero la idea me encantó. Miré hacia la orilla, donde Jan y Gemma seguían inmersos en su juego, y luego volví mi atención a Ana, disfrutando del cálido contacto de sus manos en mi espalda.

—¿De verdad? —pregunté, levantándome un poco sobre el codo—. ¿Dónde planeas llevarme?

Ana sonrió, satisfecha con mi reacción, y me acarició una vez más.

—Es una sorpresa, pero te prometo que será un lugar bonito y especial. Quiero aprovechar este momento para disfrutar de tu compañía y celebrar todo lo que hemos vivido juntas-Dijo con una sonrisa que se me contagió.

Me acomodé de nuevo sobre la toalla, encantada con la idea. Miré a Jan y Gemma, que seguían felices en su propio mundo de arena y agua. Ana me estaba ofreciendo un momento de intimidad y conexión que apreciaba profundamente.

—Me encantaría. Gracias por pensar en esto. Es un detalle muy bonito —dije, sintiéndome tocada por su gesto.

—Es lo mínimo que puedo hacer por tí—respondió Ana, su voz llena de ternura—. Estoy emocionada por esta noche.

Con la promesa de una noche especial, me relajé de nuevo bajo el sol, disfrutando del tiempo que teníamos antes de que la noche nos ofreciera su propia magia. Sabía que esta noche sería algo memorable, gracias a Ana y a su cuidadosa planificación.

Cuando el sol empezó a declinar, Ana y yo comenzamos a prepararnos para nuestra cena especial. La casa que habíamos alquilado estaba en silencio, con Gemma y Jan aún disfrutando de un juego tranquilo en el salón. Nos dirigimos a nuestras habitaciones para arreglarnos, deseando que la noche fuera perfecta.

Me puse un vestido elegante que Ana había elegido con esmero, uno que se adaptaba a mi figura y resaltaba en los tonos que sabía que le gustaban a Ana. Me sentí radiante al mirarme en el espejo, el reflejo era un reflejo de la emoción que sentía por la noche que íbamos a compartir.

Ana salió de su habitación un poco después, también vestida de manera encantadora. Se había puesto un vestido que acentuaba su elegancia y sofisticación, y su cabello pelirrojo estaba cuidadosamente peinado. Ambas estábamos listas para la noche, ansiosas y emocionadas por lo que iba a suceder.

Mientras nos ajustábamos los últimos detalles, Gemma apareció en el umbral de la habitación, con su pequeño rostro iluminado por una sonrisa sincera. Nos miró con admiración, sus ojitos brillando.

—Mamis estáis guapísimas—dijo con un entusiasmo genuino, sus palabras llenas de inocente sinceridad.

Nos miramos y no pudimos evitar sonreír como un par de adolescentes enamoradas. El cumplido de Gemma, simple y directo, nos hizo sentir aún más especiales. Su sinceridad inocente siempre lograba alegrarnos el día.

—Gracias, mi amor —le respondí, acercándome a ella y dándole un pequeño abrazo—. Portate bien

Gemma asintió con una sonrisa, contenta de vernos felices y bien arregladas. Ana se agachó para estar a su altura y le dio un beso en la mejilla.

—Nos veremos después, cariño. Disfruta con Jan y diviértete mucho.-Dijo dejando otro beso, ahora en su frente.

Gemma asintió, su expresión reflejaba una mezcla de entusiasmo y comprensión, aunque con la naturalidad de su corta edad. Se quedó ahí, observándonos mientras nos dirigíamos hacia la puerta, y nos dio un último adiós con la mano.

Nos despedimos de ella con una sonrisa y un último vistazo cariñoso. La noche nos esperaba, y con Gemma en buenas manos y el apoyo de Jan, nos dirigimos hacia nuestra cena especial con la certeza de que sería una velada inolvidable.
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Uyuy que nuestra malota se va arrodillar🥹🥹

Os voy avisando de que os preparéis para el final alternativo 🤷

𝐍𝐎𝐓 𝐄𝐍𝐎𝐔𝐆𝐇-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora