LXXII

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Después de que Gemma hubiera despertado a Jan, el hogar se llenó de la energía típica de un día familiar.

Comenzamos a escuchar risas muy fuertes porvenientes de la habitación de Jan, minutos después apareció en el comedor con Gemma en brazos haciéndole cosquillas.

-¡Tito, para, para!-exclamaba Gemma entre risas, intentando protegerse con las manos mientras se movía.

La risa de Gemma llenó el salón de nuevo, y el ambiente se volvió aún más alegre.

Después de un rato, Jan dejó de hacerle cosquillas a Gemma y se enderezó, sonriendo con satisfacción. Gemma seguía riendo, con el rostro sonrojado por la diversión.

-¿qué tal si ahora desayunamos en paz?- dijo Ana con un tono juguetón.

Pasó un rato y Ana y yo nos dimos cuenta de que Jan se estaba guardando algo, estuvo apunto de hablar varias veces y pasó un rato hasta que lo hizo.

-Tata, voy a salir un rato con unos amigos-anunció, rompiendo la atmósfera de risa y alegría que había llenado la habitación. Ana lo miró, notando que Jan ya estaba vestido para salir.

-Vale, ¿Y dónde vais?-preguntó Ana, tratando de mantener un tono casual aunque notaba una ligera preocupación en su voz.

Jan se encogió de hombros, sin perder su actitud relajada.

-Vamos al skatepark del barrio, dicen que lo han arreglado y queremos ir a ver qué tal-Dijo Jan con algo de nervios.

Ana frunció el ceño ligeramente, recordando las dificultades que habíamos enfrentado en el pasado y los problemas asociados con el antiguo barrio.

-No estoy segura de que sea una buena idea-dijo con preocupación.-¿Estás seguro de que quieres ir allí? Puede ser que no sea el mejor lugar para estar.

Jan se acercó a su hermana y la miró con una mezcla de seguridad y cariño.

-No te preocupes, solo vamos a dar una vuelta y a ver cómo está todo. No vamos a meternos en problemas. Lo prometo-Ana lo miró fijamente por un momento, evaluando sus palabras.

Sabía que, aunque Jan era un adolescente y a veces podía ser impulsivo, también era responsable y tenía buen juicio. Finalmente, decidió confiar en él.

-Está bien- dijo, suspirando.-Solo ten mucho cuidado y no te metas en líos.

Jan le dio una sonrisa tranquilizadora y asintió.

-Lo prometo. No te preocupes. Nos vemos más tarde.-Luego se dirigió hacia la puerta, listo para salir con sus amigos.

Ana lo miró partir con una mezcla de orgullo y preocupación. Mientras Jan se iba, Ana volvió a sentarse en la mesa del comedor, donde Gemma seguía disfrutando de su desayuno.

Jan

Después de un rato, mientras intentaba disfrutar de la compañía de mis amigos y dejar de lado la preocupación inicial, el ambiente del skatepark volvió a estar animado. Las risas y las bromas llenaban el aire, y me esforzaba por mantener una actitud relajada. Sin embargo, el sentimiento de incomodidad no se desvanecía del todo.

De repente, vi a un hombre que entraba en el parque. Su apariencia me resultó vagamente familiar, y conforme se acercaba, me di cuenta de que era Javier. El corazón me dio un vuelco. Recordaba a Javier, desgraciadamente era mi primo, pero lo recordaba también por lo que había hecho en el pasado. Verlo de nuevo me hacía sentir incómodo e inquieto.

Javier se movió hacia nosotros con una actitud amigable y una sonrisa en el rostro.

-¡Jan! Cuanto tiempo sin verte primito- exclamó, mientras se acercaba y me ponía una mano en cada hombro. La calidez en su voz y en su gesto parecía desentonar con mi creciente incomodidad.

𝐍𝐎𝐓 𝐄𝐍𝐎𝐔𝐆𝐇-𝐉𝐚𝐧𝐚 𝐅𝐞𝐫𝐧á𝐧𝐝𝐞𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora