Larga noche -20-

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La confusión, unas palabras mal empleadas, mal momento… Conjuntas logran lastimar a la persona que más amas. ¿Cómo haces para devolver el tiempo y guardar silencio? Simplemente no se puede.

Se abrieron las puertas del elevador y vi el enorme vestíbulo con una gran foto de Ángela en la puerta;  ¿qué se cree quinceañera o qué?- pensé al ver el llamativo signo de bienvenida. Josué rozó mis dedos y yo reaccioné al instante, lo miré y nos quedamos unos segundos así en silencio. Se abrieron unas puertas de vidrio que estaban a nuestra derecha y entró un aire frío el cual nos distrajo del juego de miradas y caminé hacia el salón para buscar rápidamente un baño, el me siguió de nuevo en silencio.

Para mi buena suerte estaban a la entrada, eso me evitaba cruzar todo el salón, ya lleno de gente, en busca de un baño. Entré rápidamente y vi a dos mujeres retocándose el maquillaje en los luminosos espejos, así que entré directo y cerré la puerta, me senté en la taza y me puse a llorar, tomé papel y lo coloqué debajo de mis pestañas inferiores para evitar que el corrector se me corriera. No sé cuanto tiempo estuve ahí, solo esperé que las mujeres terminaran y despejaran el área para salir y borrar todo rastro de llanto en mi rostro. Saqué de mi diminuta bolsa de mano mi estuche negro de polvo y opaqué toda brillantéz producida por el calor que Jos que provocado minutos antes, me puse de nuevo el tenue brillo en mis labios y acomodé mi cabello. Estaba nerviosa, sentía que mi estómago daba vueltas y no solo por el hecho de conocer a los amigos de Jos de la "sociedad", si no porque ahora que dudaba conocerlo como pensaba, no sabia si al salir del baño tendría que vagar por todo el salón hasta encontrarlo; ¿y si la golfa de Ángela ya lo tiene con ella? ¿Y si ya está sentado y no lo veo?.

 

Si no lo encontraba rápido estaba decidida a llamar a un taxi o a mi amigo Ángel y regresarme a mi casa; dudé un momento de esa alternativa puesto que con los previos nervios al evento, había olvidado cargar la pila de mi celular, algo nada común en mí organizada vida. Al salir vi su perfecta silueta a un lado de la puerta, como mi caballeroso y fiel novio seguía esperando por mí; me tranquilicé de inmediato, le sonreí sin pensarlo y el solo me devolvió media sonrisa chueca, sentí una punzada de dolor en mi corazón. Me acerqué y lo tomé de la mano, el no la quitó, solo me miró a los ojos y lo enfrenté.

-¿Por qué estás enojado? ¡porque no quise tener relaciones contigo en un estacionamiento! ¿Porque no quise perder mi virginidad en tu carro?- sentí de nuevo a mis ojos traicionarme.

-No, no es eso- seguía serio.

-Estaba nerviosa- me defendí sin éxito.

-No es por eso, te entiendo, tienes toda la razón, tu virginidad también es importante para mi, por eso es que no te voy a volver a poner en ninguna situación parecida; no me fue difícil parar, pero ya veo que no me conoces lo suficiente, me siento...- alejó su mirada de mi y negó con la cabeza apretando los labios.

-¿Qué?..- realmente quería entender; sus ojos volvieron a encontrarse con los míos, me veía con total decepción y eso me dolió más de lo que puedo explicar con palabras.

-En verdad que no me conoces- repitió apenas abriendo los labios y sin sostenerme la mirada de nuevo.

No sabia que decir, una lágrima traidora finalmente salió y la limpié antes que fuera evidente.

-¿En verdad piensas que te obligaría a estar conmigo?, ¿en verdad sentías que te presioné de esa manera? ¿Crees que no te amo lo suficiente y te respeto más como para parar cuando tu lo decidas?- reclamó y sacó al fin el enojo de su interior.

Malos EntendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora