Mundos diferentes -21-

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La inseguridad paraliza. Esta inseguridad distorsiona la realidad. Pensamos que calladitos nos vemos más bonitos y que si no decimos nada, nuestro orgullo quedará intacto.

El “sentirnos menos” nos lleva a un terrible círculo vicioso: eres inseguro, te sientes “menos” que los demás y supones que las otras personas te ven “menos” y actúas en consecuencia. Tristemente, estas creencias harán que tu vida quede siempre de “segunda” sin la mejor pareja, sin el mejor empleo, sin poder vivir una vida de “primera”, porque no nos sentimos merecedores de ello.

Mientras caminábamos quería detenerme un momento para tratar de aclarar las cosas con Jos, pero no me atrevía. Quería pensar bien las palabras  para disculparme. Llegamos a una mesa donde saludamos a todas las personas; eran solo señores grandes, así que respiré profundo y solo esperé saber cuál de todos ellos eran sus papás.


-Hola mamá, ¿y tu marido?- abrazó y besó a la elegante señora.
-Ahí viene mi amor, siéntense un momento- nos hizo muy amablemente una señal,
-Mira mamá, ella es mi novia Tania.-
-Mucho gusto señora- me quedé impresionada con el parecido a Jos, pero con su mitad de estatura. La saludé dándole un beso y sentándome enseguida de ella. En eso llegó la golfa de Ángela, le sonríe a mi suegra y luego se pone detrás de mi novio tomándolo de lo hombros.


-¿Me lo prestas?- se dirigía a mi con la voz más chiple que una niña de 3 años.
-Claro- ¡¿Claro?!  ¿Qué más puedo decir?, ¡Qué no!  ¡Que te vayas a la ch@##$!, solo porque no diga groserías no significa que no las piense....

Josué me miró para detectar mi más mínima señal de desaprobación, pero yo no iba a mover un solo músculo delante de su mamá ni de las miradas de los demás en la mesa. Le sonreía fingidamente como ya había aprendido en esa noche y el se levantó en un solo movimiento. Me quedé mirándolo a lo lejos mientras veía como la golfa lo exhibía como trofeo con todos. Una delicada mano sobre la mía me hizo girar la cabeza.


-No te preocupes, mujeres como ella, siempre y en todos lados las vamos a encontrar- mi suegra me veía con sus bien maquillados ojos serenos y me sonrió de nuevo antes de que pudiera contestarle.
-El te ama; alguna vez me contó sobre una muchacha muy bonita en la escuela de Lukas y eras tú; siempre que te menciona le sonríe el corazón como hacia muchísimo tiempo no lo veía- agregó sin soltar mi mano.
-Yo también lo amo-  lo dije sin pensarlo,
-Lo sé corazón, lo sé- me dio unas palmaditas sobre mi mano y luego hizo una señal cuando se sentó un señor alto, serio y formal con nosotras.
-El es mi marido- lo tomó del brazo y el me extendió la mano.


Lo saludé y el me estrechó la mano fuerte y firme viéndome a los ojos, su voz era gruesa y formal, no se parecía en nada a mi Jos, excepto el tamaño. Me intimidó y no sabía que agregar para una conversación; para mi buena suerte llego Jos y me salvó, se saludaron y me llevó a otra mesa con él.


Desde lejos sentí las miradas de todos mientras llegamos; eran 2 parejas... y Ángela.
Reconocí a Elvira con su pareja, Pepe era alto y muy delgado, con ojos chiquitos y verdes, igual de malacariento que su novia, luego conocí a su hermano menor Gary y a compañera, él era idéntico a Pepe, excepto que era chaparro y de buen carácter. En cuanto notó mi incomodad me sonrió y se acercó a saludarme con un beso lento, cuando se iba separando de mi me dijo en voz normal.


-Qué rico hueles- me volvió a sonreír y aunque el halago me gustó, no quería verle la cara a su novia y menos al mío que hizo que me sentara lo más lejos posible de Gary.


Las ahora trío de rubias artificiales me veían de arriba hacia abajo; me sentía intimidada y fuera de lugar cuando me senté entre ellos; no podía creer que entre todas las mesas teníamos que estar en la boca del lobo.

Malos EntendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora