Malos Entendidos

Decepción -65-

No sé qué es peor, que sepas engañarte a ti mismo o que sepas engañar a quien te ama.

-Lo sé, felicidades- me abrazó mientras trataba de procesar los cientos de pensamientos que giraban dentro de mi cerebro, sumergí mi cabeza en su cuello para tratar de calmar mi respiración, la cual me amenazaba seriamente con dejar de meter aire a mis pulmones.

Comenzó a acariciar despacio mi cabello con su mano derecha por lo que reaccioné en ese momento y levanté mi rostro de su cuerpo para separarme.

-¡Pensé que había quedado claro que no ibas a volver a tocar a MI novia!

-Jos, no- No, de nuevo.

Escondí el sobre amarillo detrás de mi espalda.

-La estaba felicitando- Se defendió Alan.

-¿Ah si? ¿Y por qué?

-Porque…

-Porque obtuve un diez en la presentación de ensayo de mi tesis. ¿La presentación en menos de un mes?, ¿frente a toda esa gente?- fingí la voz con ese tono de obviedad.

Mi guapo profe entendió de inmediato que yo aun le ocultaba lo de mi beca, así que con disimulo caminó hacia su escritorio tomando el sobre detrás de mí; el cual insistía en ser descubierto, haciéndose crujir como buen delator frente a mi novio ya enfurecido.

-¿Qué es eso?

-Nada- dije respirando ya por mi boca.

-La carta de liberación del servicio social- dijo Alan despreocupado.

-Enséñame.

Mi profe afro le extendió el gran sobre y Jos lo tomó. Sentí que me mareaba de los nervios y los piquetes comenzaron a taladrar mis sienes, pero aun así no me moví.

-Solo trata de no maltratarla, que solo le faltan unos sellos de dirección- Le advirtió.

Jos lo miró solo por encima, luego lo puso en una mesa de trabajo, se cruzó de brazos con sus cejas fruncidas y prosiguió con el reclamo.

-¿Y la felicitación incluye caricias?

-No, solo estaba nerviosa por la presentación.

-Muy bien, no digas nada, te prometí que me controlaría.

Se dio media vuelta y se fue. Me dirigí hacia la salida y Alan me detuvo de un brazo.

-No vayas, deja que se calme y luego hablas con él.

-No Alan, suéltame por favor.

-No lo sigas.