Demetrio -57-

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Un hijo… el único lazo indestructible con tu pareja.

 

 

Pagué el café y me dirigí a mi salón de clases.

-Preciosa.

Jos me levantó en sus brazos y yo enredé mis piernas en su cuerpo. No lo besé, solo disfruté de su cuello, de su cabello sin peinar y de sus mejillas rasposas y descuidadas.

Desenredé mi piernas y mientras bajaba me besó el cuello.

-Tenía que verte. Te he pedido pocas veces que no entres a clases- Me suplicó con la mirada.

-Solo esta clase.

Sin más me tomó de la mano y nos dirigimos a su mal estacionado carro.

-¡Jos!

-Tenía que interceptarte antes de que entraras al edificio- sus labios curvados hacia la izquierda me hicieron sonreír. -Eres mi novia, ¿verdad?

Mojé mi labio inferior sin contestar.

-¿Verdad?

-Tengo algo que contarte.

-Lo sé, te conozco, por eso vine.

Respiré y miré hacia otro lado. Con sus dedos suavecito me tomó del mentón y regresó mi cara hacia enfrente.

-Mírame, ¿Qué pasa?

Volví a suspirar.

-Alan… mi profe- corregí nerviosa de inmediato.

-Está bien, como quieras llamarlo.

Lo observé unos segundos y parecía sincero. Bajé la mirada de nuevo tratando de acomodar las palabras exactas antes de decirlas.

-Intentó besarme.

Ups, no lo logré.

 

No dijo nada, volví a mirarlo y él se quedó quieto, serio, viendo hacia enfrente, torció un poco sus aún cerrados labios y me miró de nuevo.

-Cuéntame y no te saltes detalles.

Me quedé sorprendida, no levantó la voz, ni movió brazos, ni maldijo, al contrario, se tranquilizó antes de hablar.

Aproveché el momento y le conté absolutamente todo. Escuchó cada detalle sin interrumpirme y sin dejar de analizar mis gestos, mis manos.

-Voy a hablar con él… de nuevo.

-No Jos, por favor, yo lo resuelvo. Por favor- lo acaricié de su brazo y me sonrió.

Malos EntendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora