Noche de copas -44-

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Agradable sabor del licor, compañero de aventuras y enemigo de verdades. Ojos cansados y mente abierta. Ten cuidado, si logra seducirte con su aroma, las consecuencias… tus consecuencias… no se harán esperar.

-¿Pensaste alguna vez en seguirlas?

-No.

-¿Por tu Jos?

-Si.

-Supongo que por eso tu mamá no te incluyó en sus planes.

-Piensa que en cualquier momento formalizamos, no lo sé.

-¿Y lo deseas?

-No, hasta terminar al menos mi carrera.

-¿Y la maestría también?

Sonreí  a lo lejos y Ángel siguió mi mirada.

-Buenos días Tania, ¿podrías pasar a mi laboratorio?

-Si.

Sonrió cortésmente para despedirse.

-Espera chaparra, ¿es él verdad?

-Si- Contesté aun sonriendo.

-No está mal tu profe, con razón tu Jos se pone celoso.

-Calla, mejor acompáñame.

Mi profe afro nos sonrió de nuevo mientras entrábamos a mi ya conocido laboratorio.

-¿Ya tienes tema de tesis?

-No.

-Tengo algunos proyectos por si te interesa alguno.

-Claro.

-Bien, entonces te paso la información a tu correo y mañana hablamos.

-Alguien va a molestarse por eso- Ángel cantó la frase cuando salíamos del edificio.

-No, ¿por qué? Si solo será mi asesor de tesis por… tres semestres.

En la noche antes que llegara Jos revisé los proyectos y uno en particular llamó mi atención, Anticuerpos en leche de cabra. Estaba feliz de que ya contaba con proyecto de tesis asegurado, pero qué mejor que con mi profe afro.

***

El semestre llegó a su fin, y ello trajo consigo nuevos comienzos, como sería las materias casi finales de mi carrera, sin mencionar asfixiantes y difíciles; el próximo lanzamiento oficial de las nuevas canciones del grupo de mi Jos, en formato digital, al igual que el primero.

Y la graduación de la facilita de Ángela, lo que significaba que mi Jos tocaría en su fiesta.

Mi novio entendió que no quería ir, además de obvio no ser invitada, y no me insistió. Lo cual quiero pensar que eso es algo bueno.

Adentrarme de nuevo en ese mundo falso, artificial y de silicones, no estaba en mis planes.

Esa noche me relajé con mis amigos en un café. Me encontraba nerviosa, realmente quería que mi celular sonara cada cinco minutos, pero contrario a eso, no tenía mas que un mensaje de hacia dos horas con un sencillo Te voy a extrañar.

Llegué directo a mi casa a dormir para no pensar, desperté y mi celular no daba señal alguna de él. No pude esperar y marqué.

-Hola preciosa.

-No me llamaste ya.

-Perdóname tomé demasiado, voy despertando.

-Oh, veo que te la pasaste muy bien.

-Te extrañé.

-No creo.

-Ven.

-¿Ahorita?

-Si, quiero verte.

Pasé por unos encargos de mi mamá y llegué un poco mas tarde de lo planeado. Al dar vuelta me di cuenta que estaba el carro de Lukas estacionado enfrente. La puerta de la casa estaba semiabierta y escuché voces discutir levemente y entre algunas palabras altisonantes distinguí mi nombre. Entré y al notar mi presencia se quedaron callados.

Lukas, Gael y mi Jos me miraron nerviosos.

 -¿Qué pasa?

-Nada preciosa- Se acercó y me abrazó, mientras ponía sus brazos alrededor de mi cuerpo, sentí como una de ellas hizo un movimiento extraño y voltee, Lukas negaba con la cabeza y Gael volvió a ponerse nervioso, éste se despidió dándome un beso en la mejilla sin mirarme y se fue. En cambio Lukas no dejaba de verme a los ojos y forzó una sonrisa. Me acerqué.

 -¿Qué tienes?

-Nada.

Me abrazó apretándome y también se fue, vi que entre sus manos llevaba algo diminuto, brilloso, pero no le di mucha importancia al detalle.

 -¿Tienes algo qué contarme Jos?

-No.

-¿Por qué discutían?

-No discutíamos- Humedeció un poco su labio inferior. Mala señal.

-¿Qué pasó anoche?

-No lo recuerdo bien…

 Mi pecho se presionó de tal manera que me faltó la respiración.

 -Preciosa… yo.

 Giré y me dirigí hacia la puerta.

 -No, espera Tania, no es nada, solo un par de fotos rondando por la red.

 De pronto esa presión en mi pecho liberó el aire de mis pulmones y comencé a respirar agitada.

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