Malos Entendidos

Pero... ¿y yo? - 42 -

Soy una mancha de tinta en un agujero negro.

-Los locos se visten de dardos- E. trevizo

 

Mi celular no dejaba de sonar mientras regresaba de dejar a Ángel.

Entré directo a mi cuarto y lo aventé a mi cama, me encerré en el baño y tocaron a mi puerta.

Sentí un rápido mariposeo en el estómago y abrí.

-¿Qué pasó mami?

-Sé que estás molesta y supongo que hubo alguna discusión con tu Jos ¿verdad?

Mi mamá es la persona más discreta del mundo, ella jamás se ha metido en mis problemas como pareja, por lo que me extrañó su comentario.

No contesté porque su mirada era extraña. Salí de mi escondite y nos sentamos en mi cama.

-¿Qué tienes mami?

-Acompáñame a comprar algo de comer y platicamos.

Mientras nos surtían la orden para llevar volví a cuestionar a mi mamá.

-El otro año me jubilo, ¿si lo recuerdas?

-Si.

-Pues estuve hablando con tu abuela en Monterrey y quiere que me vaya a vivir con ella; está sola desde que tu abuelo murió y tengo miedo de que un día se accidente o se caiga o…

-¿Te quieres ir a vivir a Monterrey?

-Si, pero no se cómo lo vayan a tomar tus hermanas.

-Pero ¿y yo…?

-Tania, tú ya pronto te gradúas, y luego tienes a Josué, pero tus hermanas están más chicas.

No contesté, me quedé mirando el vacío en la vitrina exterior. Tenía razón, yo ya no era una niña, por quien tenía que preocuparse era por mis hermanas, una en la preparatoria y la otra en secundaria.

Quería llorar, no derramé una sola lágrima por lo de Ángela, pero ahora era distinto, si no las seguía, me quedaría sola.

Jos

 

Busqué en mi bolsa y recordé que mi celular reposaba forzadamente en cualquiera de mis almohadas donde quiera que hubiera caído.

Regresé la mirada con mi mamá y le acaricié su mano.

-Yo te apoyo, lo que sea que decidas yo te ayudo con mis hermanas, no te preocupes por ellas, ¿está bien?

Con solo verle cómo se le transformó su carita de tristeza en alegría sabía que hacia lo correcto. Aunque eso me costara quedarme sin mi familia. Sola.