¿Propuesta? -59-

6K 69 4
                                    

Las propuestas siempre están expuestas con un fin detrás de ellas ¿lo peor que te puede pasar…? que el aceptarlas no esté en tus planes mas próximos.

 

El guardia nos sonrió y dejó pasar al igual que todas las noches.

Mis Jos nos vió llegar y se fue directo hacia mis brazos, luego de una cátedra explícita de besos, saludó a mis acompañantes. Luego se acercaron Ed, Gael y me saludaron, al final llegó Lukas sonriente como siempre y me abrazó.

-Hola bonita, deja pido bebidas para ustedes, ¿vodka?

-¡No!, no puede tomar- mi novio lo dijo de modo tan natural, que no se escuchó raro.

-Todos me miraron extrañados y yo sentí el calor delineando un rojo intenso en mis mejillas.

-Se acaba de tomar unas pastillas para el dolor de cabeza, mejor no tomes chaparra, dicen que es contraproducente - Ángel me cerró un ojo y los demás dejaron de verme, excepto Lukas, que de tonto no tiene un pelo.

Mi Jos me volvió a besar rápido y se subió al escenario a tocar.

Ahora tocaban solo una vez a la semana, aproximadamente  20 minutos, solo como grupo invitado, por agradecimiento con el dueño del antro, puesto que fue la persona que les brindó una oportunidad cuando empezaban hacía unos años.

El dueño del antro era feliz con ellos tocando porque tenía cupo lleno y además el lugar ya era más que conocido.

-Preciosa, esta es para ustedes.

Me quedé boquiabierta con la dedicatoria, Ángel levantó la bebida y le agradeció con ella, luego me sonrió con complicidad. De nuevo me salvaba de las imprudencias tan obvias de mi guapísimo novio.

La canción era nueva, ni las chavas que parecían moscas debajo del escenario lograron opacar el momento, su música fluía a través del aire para terminar por mezclarse en mi.

Al terminar de tocar me levanté a besarlo, aun con la mirada de desaprobación de las moscas aquellas.

-Vámonos a cenar- dijeron todos.

Quedamos en vernos con mis amigos y con los del grupo allá en el restaurante. Mi Jos y yo nos dirigimos a su carro para alcanzarlos.

-¿Cuándo me darás permiso de decirles?

-Jos, aun no sabemos, cuando estemos seguros.

Me abrió la puerta del carro y al sentarme de pronto se subió conmigo cerrando la puerta y quedando apretado en mi asiento, se acercó a mi boca y con un ligero roce me preguntó.

-¿Te gustó la canción?

-¡Claro!, gracias amor.

Sentí como el asiento se reclinaba por completo depositando el cuerpo de mi Jos sobre el mío.

-¿Cuánto les gustó?- seguía musitando cerca de mi boca y oído.

-Mucho- respiré entrecortada- Jos, nos esperan- el hilo de voz apenas se escuchaba opacado por las respiraciones en mi aliento.

-No importa, ya les dije donde vernos.

-Jos, amor, aquí no, ya sabes que me pongo nerviosa- logré pronunciar mientras giraba mi cuello hacia atrás disfrutando de sus besos.

No contestó, solo se acercó a mi escote, pasando su húmeda lengua hasta donde mi blusa ajustada lo dejaba.

-No hay nadie, el estacionamiento está lleno, hasta que no salgamos nosotros el guardia de la entrada no dejará entrar a ningún carro.

Sus dedos inconformes con mi ropa comenzaron a desabrochar mi pantalón, logrando esto, seguía besando mi escote, al final mi blusa cedió espacio suficiente a la boca de mi insaciable novio.

-Te amo preciosa, relájate- me sonrió.

-No puedo, mejor terminando de cenar nos vamos a tu casa.

-A nuestra casa- me corrigió mientras me desprendía de mi diminuta tanga.

Me dejé llevar por su boca que apretaba toda mi piel y su lengua que presionaba las partes más sensibles de mi cuerpo.

Lo detenía por instantes del torso, sintiendo nerviosa que el movimiento de su carro nos delatara, pero él relajaba mis dedos acomodándolos con suavidad en su espalda.

Solo él lograba despertar en mí, esa parte oscura y salvaje que a muchos no nos sale a relucir con mucha facilidad, así que silencié mi lado razonable y solo cerré mis ojos disfrutando del calor que el cuerpo de mi Jos me brindaba.

Me besó con fuerza, callando mis palabras y mis pensamientos. Yo le respondí el beso hundiendo y probando su ávida lengua, absorbiendo el movimiento de su cuerpo que oprimía mi pelvis con suave movimiento y fuerte excitación, tratando de pasar inadvertidos en su carro polarizado.

-Te amo- dijo mientras tocaba la bolsa izquierda de su camisa.

Lo miré y recordé cuando con el mismo movimiento me regaló mi gran adularia, mi fiel acompañante en mi dedo anular derecho.

Terminé de acomodar mi blusa y sentí mi corazón a punto de salirse de mi pecho.

Con su mano derecha sacó despacio un sobre de tela negro, diminuto.

Lo miré a los ojos y sonreí nerviosa. Extendió su brazo y abrió sus dedos para quedar con la mano extendida frente a mí.

-Ábrelo – sonrió sin dejar de sostenerme la mirada.

Sentí un ligero temblor en mis manos, disimulé peinando un poco mi cabello y tomé el elegante sobrecito con mis dedos.

Oh no, ¿ahora?

Por favor, por favor…

No estoy lista...

 

Gracias x todos sus comentarios!

 

Por los votos y por las personas q se toman un minuto para crear una cuenta solo para votarme!!  ;)

Les mando un abrazo a todos!

 

Malos EntendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora