Malos Entendidos

Situaciones cambiantes -34-

Y algunas situaciones cambian con el tiempo, detalles e información
 que tienen que avanzar sin remedio.

Los meses transcurrieron, al igual que la fama, las presentaciones y el éxito.

Bien asimilado el detalle, también algunas cosas cambiaban a mí alrededor.

La jubilación de mi papá se aproximaba, así que organizamos el viaje para acompañarlo.

Las ventajas y desventajas se hicieron presentes.

Las ventajas: ver a mi papá de nuevo, viajar con mi Jos, que se conozcan; las desventajas: una remota y pequeña probabilidad de despertar junto a Josué.

No estaba lista para ello. Aún no.

-Pero no veo el inconveniente chaparra- habló mientras tomaba de su café.

-Ángel, no sé si pueda explicarlo con palabras, es algo que simplemente siento. Mira, creo en que el dormir con la persona que amas, despertar junto a él, pasar toda la noche abrazados, abrir mi ojos y ver los suyos, es la mayor intimidad y prueba de amor que puedo demostrar a esa persona. El día que despierte junto a alguien, será porque pienso hacerlo de por vida. ¿Me entiendes un poquito?-

-¿Entonces me has dado la mayor prueba a mi?- se burló.

-¡No!- reí- dormíamos en cuartos separados.- Dije irónicamente, mientras terminábamos de despedirnos.

Viajamos mi familia y mi Jos ese día.

Pero antes de llegar a nuestro destino, decidimos hacer una parada en Chihuahua; por lo que mi mamá y mis hermanas siguieron su camino adelantándose una hora a nosotros.

¿El motivo?, visitar a Elisa y Meny.

Llegamos a su casa con previo aviso y comenzaron los abrazos, apapachos y con ello las preguntas.

-¿Y ya viven juntos?- comenzó Meny.

-No- contesté con clara incomodidad, reflejada en el voluble color de mi rostro.

-¿Por qué?- dijo inocentemente Elisa.

-Si, ¿viven en la edad de piedra o qué?- se burló Meny, seguido de Jos, Elisa hizo caso omiso y me miró.

Mi Jos no me defendió, ni dijo nada para disminuir mi ya evidente rojez.

-Vente amiga, déjalos-. Me tomó de la mano y me llevó a la cocina, cambió el tema y hablamos un rato, por cierto agradable.

Duramos un momento más en su casa, nos despedimos y nos fuimos.

Tomamos el avión de ida a la casa de mi papá, en el trayecto de una hora silenciosa, Jos me cuestionó.

-Me agrada la propuesta de Meny- me acarició.

-A mi no- contesté secamente.

-¿Por qué no?-

-Porque no, simplemente-. Cambié el tema y el entendió que no era el momento para sacar a flote un pequeño detalle como vivir juntos.

Llegamos y comenzaron las presentaciones, no hubo problema en ello, puesto que mi Jos, por lo regular no me hacía quedar mal.

Mi papá lo aceptó a la perfección, o sencillamente no le quedó de otra.

Nuestros cuartos evidentemente seguían vacíos, mi mamá y mi hermana ocuparon uno y el que quedó mi otra hermana y yo. Jos no tuvo opción más que el cómodo sofá de colores opacos.

Antes de dormir revisé mis redes sociales, las cuales tenían fotos mías y de mi Jos.

Era extraño ver que alguna persona, sin mencionar desconocida, dedicara un minuto en fotografiar a dos personas que ni conoce y otro minuto para subirla y etiquetarlos.

Les di un “me gusta”, y la brinqué, supongo que parte de la culpa es mía, por aceptar a gente que ni conozco.

Luego escribí en mi blog, actualizando que me encontraba en otra ciudad y describí mi breve e incómodo encuentro con los amigos de Jos y sus nuevos deseos de cambiar el rumbo de mi vida en cuestión de segundos, o más bien, en cuestión de “sugerencias”.

El siguiente día empezó con baños de menos de 10 minutos, ceremonias, festejos, comida y terminó con una noticia nueva. Mi papá nos anunció que pensaba vender la casa, darle la mitad del dinero a mi mamá e irse a vivir a Zacatecas. Puesto que de ahí es él y toda su familia sigue en ella.

La despedida fue alegre y aceptamos bien la propuesta de mi papá, ahora nos quedaría mas cerca visitarlo.

De regreso saqué el tema de las bodas, quería saber qué pensaba Jos sobre ello, pero muy sutilmente, sin que supiera que estaba siendo cuestionado.

Creo que no debí hacerlo. O quizá si, no lo sé, pero supe que mi Jos no creía en el matrimonio.

Las horas siguientes, no vale la pena mencionar lo largas que fueron, tratando de sonreír y fingir que todo marchaba bien.

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Gracias x leerme.

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