Fue el momento, un frenesí de besos, una lujuria de sentimientos.
Fue un instante sin fin, sin tiempo para pensar, razonar. Y luego desperté.¿Haz sentido divididos tus pensamientos?, ¿tus sentimientos? ¿Cómo una lucha interna se contradice y contrapone sobre tus ideas y deseos?. Al final solo una ganará, la balanza no suele estar equilibrada.
No podía separarme, no quería separarme, me gustaba. Se desfajó la camisa y sentí como hervía mi piel al contacto directo con la suya, me besaba despacio y sin pausas, iba de mi boca a mi cuello; se separó un poco para desabrocharse el cinturón y tampoco lo detuve.Tenía su bien esculpido cuerpo en medio de mis piernas, presionando mi abdomen y mi escote, tomé su rostro entre mis manos para verlo a los ojos, quería decirle que se detuviera, pero otra parte de mi, deseaba que nos fuéramos a otro lado, no sé cuál era mas fuerte; me sonrió con esa sonrisa chueca que me derretía y volví a ceder, lo besé de nuevo y lo dejé continuar; su mano rozó delicadamente mi tanga negra, al no ver reacción mía, metió sus dedos entre los encajes de un lado hacia otro, sin moverla de su sitio, solo tanteando el terreno, sus dedos enganchados comenzaron a bajarla poco a poco. Fue ahí cuando supe que debíamos detenernos; le detuve la mano y la tomó poniéndola entre sus piernas, lo toqué pero no lo acaricié, se bajó el cierre y la colocó ahora por dentro del pantalón, mi corazón palpitó mas fuerte y la saqué rápido al mismo tiempo que lo empujaba, me quise levantar y no me dejó, quería seguir besándome.
-No Josué- dije firme y como era de esperarse me libró de su peso sorprendido y me miró a los ojos.
-¿Qué pasa preciosa?- me acarició el cabello haciéndose a un lado, solo para darme el espacio suficiente sin tener que regresar a su asiento.
-No, dije que no- me senté por completo y comencé a acomodarme el vestido. Tenía que parar esto de cualquier manera, no iba a exponernos al ridículo en público, e irnos a otro lado, ahora ya no era una opción; aun así me sentía culpable al verle solo su carita de decepción.
-Pero, ¿por qué no?- suplicó sin moverse mucho.
-Porque no es el momento, mira donde estamos, en un estacionamiento, en tu carro...- señalé a mí alrededor, -discúlpame pero no puedo-, puse mis manos en su rostro para decírselo sinceramente a sus ojos, y nos quedamos viéndonos unos minutos.
-Vámonos a mi casa- volvió a insistir y me quitó las manos de su marcado rostro para besarme las palmas.
-No- se las retiré en un movimiento un poco brusco, y se puso serio.
-Te deseo, te amo demasiado y quiero me sientas, sentirte, conocer cada parte, cada centímetro de tu cuerpo, quiero recorrerlo y reconocerlo solo con tocarte, quiero conocer tu aroma, tu sabor, eres mi novia, ¿qué tiene eso de malo?- reclamó y no contesté.
¿Por qué me sentía culpable como siempre?, ¿por qué me sentía mal?, ¿debería hacerlo? ¿Ceder solo para complacerlo? sabía que si lo hacia me iba a arrepentir. Se acercó para besarme y lo rechacé confundida.
-¡No me puedes obligar!- exclamé sin sentido.
Me miró completamente sorprendido y molesto, tenía fruncido el ceño y sé que no encontró las palabras correctas que decir, abrió un poco los labios pero al final no articuló palabra alguna. Se devolvió a su asiento en silencio, se recargó en él acomodándose el cabello hacia atrás y dejando su brazos en esa posición, detrás de la cabeza con lo dedos entrelazados, cerró los ojos y no se movió en los siguientes minutos.
Quería saber qué pasaba por su mente, qué era lo que pensaba, por qué no me hablaba y de nuevo los sentimientos de culpa me invadieron; estuve a punto de decirle que nos fuéramos a su casa para complacerlo, pero el momento de pasión había terminado; y yo era la culpable de que no fuera en buenos términos.
Terminé de acomodarme el vestido y los rizos que le había hecho a mi cabello los volví a alisar con los dedos para acomodarlos de nuevo a un lado como originalmente era el peinado, rompí el silencio en vista de que realmente lo hice sentir molesto o mal, no sabia bien.
-Perdóname, no es que no esté lista... - titubee sin saber claramente que era lo que quería expresarle, -solo que...-
-¡No me digas! hoy tampoco- reclamó con voz pausada abriendo lo ojos y girando solo la cabeza hacia mi, me hizo sentir un nudo y quise suavizar la situación,
-no es eso Jos, yo...- dije casi sin voz y bajando la mirada,
-está bien, no digas nada- me volvió a interrumpir mientras se fajaba de nuevo y se acomodaba el cinto.
No era justo, o quizá si, no lo sabía bien, me pasaban mil pensamientos al mismo tiempo y la cabeza me quería estallar.
-¿Me llevas a mi casa?- no sé por qué lo dije, era quizá porque quería huir como era mi costumbre de los problemas, no lo sabia, quería llorar pero me contuve.
-¡Qué!, no- contestó firme mientras sacaba del asiento trasero su saco.
-No quiero entrar, ¿me llevas por favor?- supliqué sin esperanzas.
-No- volvió a contestar molesto.
-Pues me voy en un taxi- amenacé.
-No vas a ningún lado y menos sola, vienes conmigo y te vas conmigo- sentía sus palabras arrastradas con enojo y dolor; no comprendía bien que había hecho tan mal como para que se pusiera así. No, no quise tener relaciones esa noche, pero ¿era para que actuara de esa manera?. Tal vez no lo conocía tan bien como pensaba, y eso me atemorizaba un poco.
-Entonces llévame tú- le reclamé.
-No- contestó secamente y se bajó del carro dando un portazo. Me estremecí con el ruido y sentí mis ojos vidriosos. Me abrió la puerta del carro y me bajé dejándolo con la mano estirada, caminé sin tomársela y el no me rogó, solo camino enseguida mío hacia el elevador.
Quería ponerme a llorar pero traté de aguantar lo más posible; no había tiempo para lágrimas ni sollozos, me sentía confundida, triste y vi como la melancolía invadía mi rostro al verme reflejada mientras subíamos en el elevador en silencio.....
Hola, espero que leas el siguiente capitulo, no se te olvide votar! Gracias!
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Malos Entendidos
Roman pour AdolescentsLas mujeres siempre nos enamoramos del chico malo, pero no solemos quedarnos con él... Novela registrada en safe creative código 1304124936009