Culpable -55-

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Realmente no sé qué es peor, la gente “mala” o la “buena” que se mete en tu relación con la intención de ayudar.

 

Le gustas.

 

Las imágenes volvieron a mi mente para recordarme a mi Jos.

Giré el rostro a la derecha y humedecí mi boca aún intacta.

-No hagas esto Alan.

No me contestó y acercó de nuevo su boca a mi rostro, comenzó a rozar mis mejillas con sus labios semicerrados y volví a cerrar mis ojos.

Su respiración se sentía tranquila en comparación de la mía, poco a poco ese roce acortó distancia hacia mis labios, despacio hasta llegar a ellos, los rozó un poco y giré mi cabeza hacia él.

Alan se separó y me miró.

Sus ojos.

No.

 

No eran los de mi Jos, ni su aliento nicotinado, no eran sus labios húmedos ni sus manos ansiosas.

 

No era él.

Me separé confusa y tomé mis libros. Él me detuvo tomándome de mis manos.

-No puedo Alan, no puedo, perdón.

-Perdóname tú a mí, me aproveché de tu tristeza, no debí.

Intentó acercarse de nuevo pero se lo impedí con la palma de mi mano sobre su pecho. El la tomó y la besó.

No dije nada, solo junté mis cosas y terminé de irme.

Llegué a mi carro y me encerré en él.

Estaba hirviendo pero no me importó, ni siquiera bajé los vidrios.

Abrí mi bolsa y revisé mi celular, tenía varias llamadas perdidas, mi Jos, Lukas.

¿Lukas?

 

Lo aventé al asiento trasero sin quitarle el vibrador. No puedo lidiar de pronto con dos pretendientes.

No, Jos tenía razón, yo le gustaba a Alan, tenía razón. Por eso siempre le molestó que se acercara a mi, él veía algo en mi guapo profe afro que yo pasé desapercibido.

Ya en mi cama extendí los libros y me sumergí en avanzar en mi tesis.

No quería pensar en el dolor de haber terminado con mi novio.

Abría un hueco en mi pecho dificultando la respiración. Miré mi mano derecha y acaricié mi anillo con su gran adularia, esas nubes algodonosas me hacían extrañarlo más, mis pensamientos estaban de cabeza, no debí permitir que Alan se me acercara de esa forma, no fui infiel, ¿infiel? Pero ni novio tenía.

No tenía novio.

Qué extraña sensación de vacío, después de varios años, sentir que mi Jos ya no es parte de mi.

Malos EntendidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora