Evie

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La noche se pasó lenta, sin dejarme dormir ni descansar un sólo momento. Sólo podía dar vueltas en mi cama sin conciliar el sueño.

Mi mente no lograba pensar nada. Estaba despierta pero aparecía dormida. Todos mis pensamientos no tenían fin y no podía hacer nada.

Me era sumamente molesto el estar así. No podía dormir ni tampoco podía despertar.

El cielo se fue aclarando pero mi cabeza no. La mañana comenzaba a florecer y entrar por mi ventana que ni siquiera pude pensar en cerrar las cortinas.

Era como si quisiera pensar en algo pero no sabia que debía de pensar.

Tocaron a la puerta pero no le preste atención. Tocaron de nuevo, y otra vez, y otra vez.

-¿Hay alguien ahí dentro? -preguntó la chica desde el otro lado de la puerta.

Volvió a golpear la puerta insistente y un poco mas brusca, se notaba que comenzaba a fastidiarse.

La chica afuera intento entrar olvidando todos sus modales. Comenzó a batallar con la chapa pero un impulso me obligó a colocarle un seguro la noche anterior.

-¡Carlos, abreme! Necesito hablar contigo -Volvió a sonar la puerta molesta-. Por favor, debes escucharme.

Seguía insistiendo en la puerta sin saber que no era capaz de abrirla aunque quisiera. Mi mente estaba en otro mundo y no respondería a sus llamados.

Estaba desconectado.

-¡Carlos! En serio, estas asustandome... ¡Abre!

El forcejeo de la perilla era cada vez mayor, parecía que quería romperla, cosa que logró.

Comenzó a lanzar su cuerpo contra la puerta en ausencia del picaporte. Golpeó la puerta hasta romper el cerrojo y destrabarla para poder pasar.

Entró alterada a la habitación y se acercó a mi. Podía verla enfrente mio pero no podía hablarle.

-Carlos... -me habló y esperó por mi respuesta-. Carlos ¿Vas a decirme algo?

Se notaba molesta por ignorarla y estaba consiente de eso. Quería abrazarla, golpearla, gritarle, rogarle... Quería llorar.

La chica se sentó a un lado mío en la cama. Podía oler su perfume de manzanas desde ahí, me recordaba muchas cosas, la mayoría momentos buenos.

Verla de cerca, con todo ese embrollo de emociones, me ocasionó recordar todo lo que habíamos pasado. Sentí emoción de verla, recordaba como ella había sido siempre mas que mi amiga, ni hermana y poco a poco se desvanecía ese odio que sentía por ella.

No siquiera note cuando recupere el control de mi cuerpo, solo lo supe cuando comencé a llorar.

Las lágrimas resbalaban por mi rostro sin control. Pude ver que Evie se alarmó por mi estado pero no encontraba que hacer, y no podía hacer nada mas que verme llorar cuan pequeño cachorro herido que era.

No quise mirar mas. Sentía lastima de mi mismo, no tenía ganas de seguir si con cada paso una espina mas se clavaba en mi. Ya no quería herir a nadie, ni herirme yo mismo.

Sentía como si despertara de un sueño profundo, estaba inconsiente de lo que sucedía y despertaba siendo una bestia que tuvieron que encerrar.

¿Cuando me había transformado en la bestia?

La chica frente a mi me rodeó con sus brazos e intento tranquilizarme al decirme lentamente: ¨Nada es tu culpa¨. Quería creer eso pero no había razón lógica para hacerlo. Si no era mi culpa, era suya y cada suposición que había hecho estaba siendo lentamente destruida.

Abrí los ojos soltando todas las lagrimas que luchaba por contener. Su cabello azul era lo único que podía ver, era lo que necesitaba ver. Realmente era ella, mi amiga, mi hermana quien estaba junto a mi, apoyándome y protegiéndome como siempre lo hizo pero como nunca antes lo necesitaba.

Permanecimos así durante bastante tiempo, lo suficiente para ahogar todas mis penas y secarme por dentro.

No supe cuando ni por qué, quizás el cansancio o la esencia de la princesa del sueño pero caí dormido al poco tiempo.

Desperté lentamente al día siguiente, Evie se había ido ya, y no la culpo para nada, pero había dejado una nota escrita cuidadosamente, con su estilo tan estrafalario y arreglado de escribir sobre el primer pedazo de papel que encontró, y la dejó sobre el escritorio para que la viera.

Me levanté de la cama y caminé hacia la nota. Sentía el cuerpo pesado y acalambrado, lo que me hacía querer regresar a la cama pero necesitaba leer la nota antes que nada. No quería perder el hilo de nuevo.

Tomé la hoja entre mis manos y comencé a leer sin prestarle atención. Seguía adormilado por lo que tuve que leerla varias veces hasta comprender lo que decía.

Carlos,

Espero que me hallas perdonado por mentirte y encerrarte y todo eso.

Si aún no lo has hecho, ven a la rectoría esta tarde. Intentaré llevar a Mal y a Jay. Entre los tres te explicaremos todo, confía en nosotros.

Somos tus amigos, recuerdalo.

Evie Grimhilde.

Dejé la nota en el escritorio y miré la ventana, aún era temprano así que volví a la cama intentando reponer tantas horas de sueño que había perdido en los últimos días.

Consilié el sueño rapidamente y comencé a soñar. Había desarrollado un miedo a soñar después de mis últimas experiencias, mas bien pesadillas. Desde hacía tiempo que no soñaba nada y era mas tranquilo así pero esta siesta no pudo salir peor...

____

Otro cap.

Siento la tardanza, estuve organizando mis ideas y esperó que la historia fluya mas fácil de ahora en adelante.

Gracias a todos los que leen por su apoyo y su paciencia.

D.

Pieles y coronasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora