"Mi pasado no era claro, ni mi futuro conocido. En este instante hasta mi presente se volvía difícil de describir y todo se convertía en una nube de humo engañosa."
No tenía idea de donde estaba, ni que fecha era o siquiera por qué estaba ahí, en ese lugar desconocido.
Comencé mi odisea con la cara en el suelo. Tenía el sabor de la tierra en la boca y me sentía tan patético y deplorable como un caballo viejo y sin dueño.
Me levanté del suelo para observar el lugar que me rodeaba. Estaba en la costa. Veía el mar y las olas que se acercaban a mi dirección. Hacía mucho tiempo que no veía el mar y realmente lo extrañaba. Adoraba el fresco aroma del agua salada.
Siempre iba a la playa cuando me encontraba en la isla, era mi metodo de escape. Al entrar en el agua y sentir mis pies mojados por la espuma de mar, cerraba los ojos y me sentía como si estuviese en otro lugar, cualquier lugar sería mejor que la isla de los perdidos.
El sol brillaba sobre el oleaje que había y el viento soplaba con fuerza. El graznido de unas gaviotas me hizo levantar la vista y posarla sobre la parvada de aves costeras que volaban hacia la tierra. Inconsientemente seguí su desplazamiento hasta perderse en el horizonte, delimitado por varios pinos muy familiares.
Pasé la mirada por lo que había en tierra. Solo un viejo faro sobre una quebrada que sobresalía del interminable y frondoso bosque de coníferas. El momento era encantador, en verdad disfrutaba del entorno.
Ya hacía mucho tiempo que no me detenía a sonreír.
El viento se acrecentó pero no me molestaba. Soplaba fuerte, como si una tormenta se avecinara. Como si hubiese invocado la tormenta, el cielo se llenó de nubes oscuras que cubrieron el maravilloso atardecer primaveral que había. El mar se abravó y las olas se hicieron mas grandes y constantes.
El increible escenario playero que estaba viviendo se convirtió en una escena apocalíptica. Había vientos infernales que se aceleraban con cada segundo. El cielo se torno de un gris oscuro que eliminó toda fuente de luz. Ahora me encontraba a oscuras en una playa desconocida con una prominente tormenta. La mejor idea sería encontrar un refugio para pasar la noche.
Atravecé los límites del bosque y las quebradas que definían la playa sin encontrar una buena opción. Me interné entre los pinos para seguir con la busqueda de un refugio para mi.
La tormenta avanzaba y con ella la intensidad del viento subía. Cruzaba por entre los arboles que se doblegaban ante la fuerte ventisca. Hojas secas y tierra volaban por todo el lugar, cayendome en la cara e impidiendome ver bien.
La noche era helada. Hacía demasiado frio para mi gusto. No soportaba tan bajas temperaturas, ni siquiera vestido con toneladas de pieles.
Intentaba sobrellevar el nuevo clima tan inconveniente para un chico en un bosque, sin refugio ni comida o siquiera un arma. No tenía nada.
Una corriente de aire pasó, arrasando con arboles completos, arrancandolos de raíz y helandome hasta los huesos. Mi cuerpo temblaba mientras luchaba por no ser arrastrado por la corriente al igual que los pinos.
El viento se detuvo. Sin explicación alguna, la tormenta acabó sin siquiera una gota de agua. Estaba alegrado de que no lloviera y que el viento cediera.
Antes de poder seguir festejando, la tranquilidad que el bosque había recuperado se quebrantó de nuevo. El ambiente se modificó, se hizo mas seco.
A lo lejos, una docena de aullidos precedieron a un aullido principal, mas fuerte, mas consistente. El alfa. Una manada de lobos se avecinaba.
Cada vez se escuchaban mas cerca de mi. Lo unico que podía hacer era correr y tratar de no ser alcanzado por los colmillos de sus fauses hambrientas.
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Pieles y coronas
FanficLa vida de Carlos nunca ha sido un cuento de hadas. Ahora tiene una nueva oportunidad para rehacerla fuera de la isla. Ser bueno, es la parte difícil. El mundo es muy distinto aquí y si creías que los villanos eran malos, deberías conocer a la reale...