A la mañana siguiente,antes de que cualquier ser humano que se respete abriera los ojos, Ben apareció en mi puerta tan radiante como siempre.
Vestía su traje normal y lucía tan despierto como si fuera mediodía y no las malditas seis de la mañana.
—Buenos días. Te traje tus medicinas —anunció.
Ben se metió a la habitación y dejó la caja con los medicamentos sobre el escritorio y comenzó a preparar algo.
—¿Qué haces aquí tan temprano? —le reclamé entre bostezos.
—Te lo acabo de decir. Ten, bebelo —el chico me acercó una taza con el potaje Verduzco que tanto odio.
—No, no quiero ni ver esa asquerosidad de nuevo.
—Es por tu bien —Ben se acercó más a mi e intentó hacerme tomar la medicina.
Corrí hasta mi cama y cubrí mi boca con las sábanas para evitar siquiera olerla. Detestaba esa cosa y de ninguna manera me la tomaría nuevamente. Además ya me sentía bien, no entendía por qué debía seguir tomándola.
Ben tomó la dosis que sirvió en un pequeñito vaso y se sentó en la orilla de mi cama como si fuera una madre protectora que busca calmar a su hijo.
—Vamos, es solo un segundo.
Negué con la cabeza sin descubrirme con las sábanas.
—No me iré de aquí hasta que te la tomes —amenazó el rubio.
Miré al rubio discretamente. Parecía que hablaba completamente en serio.
¿No se iría hasta que me tomara esa cosa? ¿En serio?
—¿Que hay de tus deberes de rey? —pregunté intrigado. Ben alzó los hombros.
—No es tan importante como tu salud —dijo con un tono muy convincente. Quizá no bromeaba, quizás es cierto…
—Como sea, no me tomaré esa cosa asquerosa.
Ben suspiró. Se puso a pensar un momento con esa pose de Rey sabio que estaba aprendiendo muy bien a hacer.
—¿Y si después de que te tomes la medicina te llevo a comer chocolate? ¿Que dirías? Es una buena oferta —El rey sonrió de medio lado.
¡Diablos! Mi punto débil. Se estaba aprovechando injustamente de mi debilidad por el chocolate ¿Qué clase de gobernador justo y sabio hace eso?
—Recuerda que estás chantajeando a un DeVil —le dije lo más amenazador que mi pijama de rayas me permitía ser—, pero acepto.
…
—¡¿De nuevo?! —me quejo. No me importa parecer infantil, por nada del mundo me volveré a tomar esa asquerosa medicina.
—Si, de nuevo Carlos. Debes tomarla dos veces al día y ya casi es media noche —dijo vaciando la medicina en una cucharita dosificadora.
Sentí mi estómago revolverse.
—No, no. Ya no me tomaré nada más y no me puedes comprar con más chocolates, ya me comí todos los que tenías —le dije.
El rey puso una cara tierna para intentar convencerme, pero sus argumentos reciclados ni su carita de angel me lograrán convencer.
—Por favor —suplicó Ben—. Si no te la tomas me quedaré aquí toda la noche y tendré que dormir contigo en tu cama.
Ben me lanzó una mirada traviesa que me calentó el rostro ¿Acaso estaba coqueteando conmigo? No, definitivamente eso no pasaría.
—Bien, tú ganas —me rendí.
Ben festejó en su lugar en intentó acercar esa cosa a mi de nuevo. Lo detuve antes de que lo lograra.
—Pero primero tomaré una ducha —Ben se quedó en silencio con los ojos muy abiertos—. Déjala ahí y me la tomaré cuando termine.
—S-si.
Ben devolvió la medicina que ya había servido al frasco y colocó todo sobre el escritorio que le había señalado anteriormente.
Mientras él estaba ocupado con eso, yo aproveché para deshacerme el nudo de la corbata que estaba usando, quitarme los zapatos y la cazadora de rayas que llevaba. Tomé mi toalla y comencé a desabrochar me la camisa blanca. No reparé en que Ben aún seguía ahí hasta que lo escuché ahogarse.
—¿Ben estás bien? —le pregunté. El chico estaba completamente rojo y algo desubicado.
—S-si, si. No pasa nada… es solo que… —Ben sonrió nervioso y elevó la mirada al techo.
Bien, sí decía que no pasaba nada entonces no tenía que preocuparme por nada.
Desabroché el último botón y me quité la camisa lanzándola a algún lugar de la cama. Estaba apunto de quitarme el pantalón cuando Ben volvió a hablar:
—Será mejor que me vaya… Eh, nos vemos mañana.
Rápidamente se escapó del lugar. Seguramente tendría algún pendiente que olvidó hacer, después de todo, él había pasado todo el día sin despegarse de mí y obviamente dejó de lado todos sus deberes reales.
Terminé de desvestirme y me duché. Al salir estaba más fresco, realmente necesitaba ese baño.
Caminé hasta mi armario y me vestí con mi pijama del día. En un descuido lancé la toalla hacia el escritorio para tener ambas manos libres pero no contaba con que el frasco de medicina se cayera y se esparciera toda por el suelo.
Oh, no. Ben me matará.
Aunque…
…si finjo que me la tomé él nunca se enterará y yo no tendría que aguantarme las náuseas de probar una sola gota más de esa repugnante cosa. Es un ganar-ganar.
Es solo una mentira insignificante para un DeVil… ¿O no?
Más tarde me deshice de los restos de vidrio y limpié la habitación para que no quedara ni un solo rastro de lo que había pasado.
Ben nunca lo sabría.
…
A la mañana siguiente, mientras me preparaba para las clases, noto algo extraño en la habitación. Algo ha cambiado, pero no sé qué.
Intento arreglar mi cabello de alguna forma que resulte presentable pero hoy está simplemente rebelde. Me rindo y lanzo el cepillo hacia algún lugar del tocador. Entonces lo veo…
Un rasguño. Hay unas marcas de garras en la superficie del mueble. Y otras más en la pared.
Por la paranoia comienzo a revisar todo. Eso no estaba ahí el día de ayer y dudo que Jay fuera capaz de hacerlas por muy macho que se crea. Definitivamente eran garras de algún animal.
¿Pero cómo habían llegado a ahí?
Esta mañana la habitación luce distinta… pero no es que haya cambiado, sino que hay más cosas hoy que ayer… los rasguños son solamente una parte, también hay ropa extraña, no es la talla mía ni la de Jay; hay marcas de garras por todo el lugar, como si fuera la casa de algún animal salvaje; también hay varios objetos incluido un perrito de madera tallada que estaba en mi buró.
¿Qué diablos estaba pasando?
Nada de eso estaba allí ayer… y esta mañana aparecen misteriosamente…
Lo curioso es que creo reconocer todo. No es del todo nuevo, creo recordar algo.
Alguien…
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Pieles y coronas
FanficLa vida de Carlos nunca ha sido un cuento de hadas. Ahora tiene una nueva oportunidad para rehacerla fuera de la isla. Ser bueno, es la parte difícil. El mundo es muy distinto aquí y si creías que los villanos eran malos, deberías conocer a la reale...